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Donald Trump será acusado de “incitación a la insurrección” en el ‘impeachment’

Los demócratas introducen el artículo en la Cámara de Representantes con la previsión de votar a mediados de semana si el vicepresidente Pence no accede a destituir al presidente saliente

Amanda Mars
Impeachment Donald Trump
La líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en el Capitolio.ANDREW CABALLERO-REYNOLDS (AFP)

Los demócratas dieron el lunes el primer paso para lanzar el cuarto impeachment de la historia de Estados Unidos, el segundo contra Donald Trump, con la presentación del documento de acusación en la Cámara de Representantes. La resolución imputa al presidente un delito de “incitación a la insurrección” por su papel en el asalto violento al Congreso llevado a cabo el 6 de enero por una turba de sus seguidores con el fin de impedir la confirmación de Joe Biden como ganador de las elecciones. La revuelta, que costó la vida a cinco personas, ha sumido al país en una crisis sin precedentes en la historia reciente a apenas 10 días del cambio de Gobierno.

La era Trump termina teñida de sangre, con el país aún tiritando por las imágenes vistas hace unos días y un nuevo juicio político para la destitución del presidente a punto de comenzar. La presidenta de la Cámara de Representantes, la veterana demócrata Nancy Pelosi, anunció el procedimiento que iban a seguir en una carta solemne y dura enviada a sus compañeros de partido el domingo por la noche. Con el fin de proteger nuestra Constitución y nuestra democracia, actuaremos con urgencia, ya que este presidente representa un riesgo inminente para ambos”, avanzó.

Donald Trump regresa a la Casa Blanca el pasado día 5 procedente de Dalton (Georgia).Vídeo: ANDREW HARNIK (AP) | REUTERS

Aunque Trump dejará el cargo el 20 de enero, día de la toma de posesión de Biden, Pelosi explica en la carta que el mandatario saliente es un peligro aún activo y, por tanto, no puede seguir en la Casa Blanca durante estos días: “El horror del vigente asalto a nuestra democracia por parte de este presidente se ha intensificado y, por tanto, también la necesidad de acción”. Antes de votar la resolución con el llamado artículo del impeachment —es decir, el cargo del que se le acusa, la incitación a la insurrección—, los demócratas conceden al vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, y el equipo de Gobierno un plazo de 24 horas para destituir a Trump por incapacidad, invocando la 25ª Enmienda de la Constitución.

Este llamamiento fue planteado en una resolución paralela presentada también el lunes. Como los republicanos la objetaron y no pudo ser aprobada por consenso, se votará este martes.

Pence no ha respondido de forma pública u oficial, pero no se espera que proceda a la destitución del presidente, con lo que es previsible que se agoten esas 24 horas de plazo, y la Cámara baja vote sobre la resolución para activar el procedimiento a mediados de semana.

El impeachment es un mecanismo extraordinario contemplado en el Artículo II, sección 4 de la Constitución de Estados Unidos para poder juzgar y cesar a un mandatario en caso de traición, soborno o delitos y faltas graves. Solo se ha llevado a cabo tres veces. La primera, al presidente demócrata Andrew Johnson (1868); la segunda, al también demócrata Bill Clinton, en 1998, y la tercera, al propio Trump, hace solo un año a raíz del escándalo de Ucrania [Trump pidió al presidente de ese país que ayudase a investigar al hijo de Biden]. La fase previa del procedimiento, es decir, la investigación en la Cámara de Representantes, comenzó contra Richard Nixon por el caso Watergate, pero el presidente republicano dimitió presionado por su propio partido, con lo que no se le llegó a juzgar en el Capitolio.

Es un intento de golpe a la voluntad democrática de los estadounidenses lo que esta vez pone a un presidente ante el procedimiento más grave que contempla la Constitución. Trump ha pasado semanas tratando de anular su derrota electoral del pasado 3 de noviembre lanzando un arsenal de teorías conspirativas sobre supuestas irregularidades en masa que los tribunales han desestimado, también, en masa. Aun así, no ha dejado de denunciar que los comicios habían sido “robados” por los demócratas, acusación que repitió incluso en medio de la violencia la fatídica tarde del 6 de enero. La mayor parte de sus votantes afirma creerlo así también, según todos los sondeos hasta la fecha.

La resolución del impeachment detalla esas acusaciones infundadas, además de la presión de Trump sobre los funcionarios del Estado de Georgia para “encontrar” el número exacto de votos que le hacían falta con el fin de revertir la victoria de Biden en dicho territorio. También evoca el incendiario discurso que el republicano pronunció junto a la Casa Blanca solo unas horas antes de que el Congreso se reuniese en una sesión conjunta para certificar el triunfo electoral del candidato demócrata, lo que habitualmente era una mera formalidad. Esa mañana, Trump animó a miles de seguidores llegados de todo el país a “pelear como el demonio” y marchar hacia el Capitolio para protestar.

Conforme avanzan las investigaciones, queda cada vez más claro que los atacantes podrían haber causado un daño aún mayor, pues disponían de armas, de artefactos caseros e incluso bridas para la posible toma de rehenes. Las fuerzas de seguridad han abierto al menos 25 casos de terrorismo nacional y el Pentágono analiza nuevas amenazas terroristas para la víspera y el día de la inauguración presidencial de Biden.

El actual proceso de impeachment tiene el camino relativamente despejado en la Cámara de Representantes, pues tiene mayoría demócrata con 222 de los 435 miembros y esperan ganar para la causa a algún congresista republicano. La resolución presentada el lunes con el cargo cuenta con la firma de al menos 210 congresistas del partido.

Sin embargo, las cosas se complican en el Senado, que acoge la segunda fase de este proceso, el juicio político en sí mismo. En la Cámara alta, republicanos y demócratas están empatados numéricamente (50-50) y, aunque la próxima vicepresidenta, Kamala Harris, vota y dirime en caso de empate, un veredicto requiere el apoyo de dos tercios de los senadores. De momento, solo dos republicanos, Lisa Murkowski, de Alaska; y Pat Toomey, de Pensilvania, han manifestado que el presidente republicano debe abandonar el poder de forma inmediata.

Dado que Trump no planea dimitir, ni su equipo de Gobierno ha dado muestras de disposición a destituirlo, los demócratas no ven otra salida que impeachment para asegurar que las acciones del republicano no quedan impunes. El proceso impacta de forma directa en la nueva Administración de Biden, que empieza a echar el 20 de enero y puede ver su agenda política lastrada por un procedimiento como el impeachment, que copa la actividad del Capitolio durante semanas o meses. También afecta a ese llamamiento a la reconciliación y unidad de la que ha hecho bandera el presidente electo, pues la mayor parte de votantes republicanos (casi la mitad del país) no cree que haya que juzgar a Trump por la tragedia del 6 de enero, según los sondeos del fin de semana.

En esta línea, el congresista demócrata James E. Clyburn, tercero del partido con más responsabilidad en la institución, avanzó este fin de semana que podrían aprobar el impeachment en la Cámara de Representantes, pero aplazar el traslado del asunto al Senado, semanas o incluso meses, con el fin de dar margen a la nueva Administración demócrata. “Demos al presidente electo Biden los 100 días que necesita para que pueda poner en marcha su agenda”, dijo Clyburn. Esta tenía en el centro la promesa de “curar heridas”. La congresista progresista Alexandria Ocasio-Cortez, señaló el domingo, en un resumen de lo que plantean los demócratas estos días, que “el proceso de cura requiere de rendición de cuentas, sin ello, esto pasará de nuevo”.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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