Joe Biden: “Tenemos una difícil tarea por delante”
El ganador de las elecciones agradece el apoyo de los votantes y asegura que será el presidente de todos, le hayan votado o no, mientras sus vecinos celebran la victoria en Wilmington
El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, ha agradecido el apoyo de sus votantes y asegurado que no defraudará la confianza de quienes lo llevarán a la Casa Blanca el próximo 20 de enero. “Me siento honrado y humilde ante la confianza que habéis depositado en mí y en la vicepresidenta electa, Kamala Harris”, dijo el veterano político demócrata mediante un comunicado de su equipo de campaña, en parecidos términos a los de un mensaje en la red social Twitter.
“Frente a obstáculos sin precedentes, un número récord de estadounidenses ha votado, demostrando una vez más que la democracia late con fuerza en el corazón de América. Una vez terminada la campaña [electoral], es tiempo de dejar atrás el enfado y la dura retórica y de unirnos como nación. Es hora de que América se una, de que América sane. Somos los Estados Unidos de América, y no hay nada que no seamos capaces de hacer, si lo hacemos unidos”, añadió el comunicado oficial. El texto del tándem Biden-Harris reitera algunas de las ideas que el presidente electo desgranó en un discurso pronunciado en la noche de este viernes, cuando subrayó “somos oponentes, no enemigos”, en referencia a Donald Trump y su mal perder.
En el mensaje difundido en su cuenta de Twitter, Biden abundó en otra idea que repite desde el miércoles, cuando el escrutinio le resultaba aún contrario en algunos Estados que hoy le han dado la victoria: “Seré el presidente de todos los estadounidenses, independientemente de que me hayan votado o no”. Su victoria, con 74 millones de votos —el mayor apoyo recibido nunca por un presidente en la historia de EEUU—, frente a los 70 millones cosechados por Donald Trump, demuestra la extrema polarización del país tras cuatro años del republicano en la Casa Blanca.
En un vídeo publicado en su cuenta de Twitter, la nueva número dos de la Casa Blanca mostró la llamada de felicitación a Biden, tras el anuncio de su victoria por los principales medios norteamericanos. “¡Lo hemos conseguido, lo hemos conseguido, Joe! ¡Serás el próximo presidente de Estados Unidos!”, proclama por teléfono una Harris muy sonriente y vestida con ropa deportiva.
We did it, @JoeBiden. pic.twitter.com/oCgeylsjB4
— Kamala Harris (@KamalaHarris) November 7, 2020
Mientras, en Wilmington, apenas transcurrió un minuto entre la aceptación de Joe Biden de su victoria, vía Twitter, y la algarabía que se escuchó en el centro de la ciudad, un clamor de cláxones y vítores. Los habitantes de Delaware donde reside el presidente electo de EEUU, sus vecinos, muchos de ellos conocidos suyos, han dado rienda suelta a su alegría incluso en mitad de un casco urbano huraño, concebido para pasar de largo en coche. Joseph R. Biden Jr, el hijo de un vendedor de automóviles de Scranton (Pensilvania), radicado en Wilmington desde su infancia, acababa de declararse en un tuit “honrado de haber sido elegido para dirigir nuestro gran país”, y los suyos no podían permanecer ajenos a la historia. Una inyección de orgullo, alegría y alivio a partes iguales sacudió Wilmington.
También los alrededores del centro de congresos de Wilmington donde está previsto que Biden celebre, por fin, su victoria a las ocho de la tarde de este sábado (seis horas más en la Península) atrajeron como un imán a cientos de personas con banderas nacionales y banderolas del tándem Biden-Harris; muchas familias con niños, jubilados con sillas plegables y grupos de jóvenes alborozados, en escenas de pícnic improvisadas por las prisas. A Kevin Morgan, un informático afroamericano que la víspera había aguardado en el mismo lugar durante horas, en vano, para escuchar a Biden cantar victoria, el anuncio de su elección le cogió por sorpresa, de visita con sus hijos en el Museo Infantil de la ciudad, a escasos 800 metros de la explanada de la fiesta. “¡Cómo no voy a volver aquí otra vez? ¡Le conozco, y ahora es mi presidente!”, contaba excitado por teléfono, “le he saludado varias veces en el centro comunitario de mi barrio, aunque ahora supongo que será más difícil chocar los cinco con él. ¿Cómo es? Cercano, amable, implicado en la vida de la comunidad, cálido… muy familiar. Y por mi comunidad ha hecho mucho, eso siempre se lo agradeceremos”.
Morgan aseguraba deber buena parte de su formación a un programa de becas que Biden impulsó cuando era senador por Delaware, enlazando mandatos durante 36 años. En su última aparición pública el martes, cuando aún no se habían cerrado las urnas, el candidato demócrata visitó precisamente un centro juvenil afroamericano muy parecido al que vio crecer a Morgan, “venía a encestar con nosotros, nos preguntaba por los estudios, se interesaba por nuestras familias…”.
Morgan es un ejemplo representativo de los principales apoyos que han llevado en volandas hasta la Casa Blanca a Biden: afroamericanos, mujeres, urbanitas, población blanca con estudios. Como Matthew, dueño de un gimnasio en una flamante zona residencial junto al río, a escasos 500 metros del recinto que los demócratas han convertido en su cuartel general, “una zona baldía, un descampado hasta hace unos años, cuando gracias al impulso de Biden, entre otros líderes locales, se convirtió en nuevo polo de desarrollo de la ciudad, con edificios de viviendas y oficinas, y también en una animada zona de ocio nocturno. Mira cuántas terrazas, parece España”, bromeaba este viernes, perfectamente embozado en una mascarilla -como el 99% de los simpatizantes de Biden- y deseoso de que finalizara el recuento. Matthew, cosmopolita, viajado, atento al mundo, tiene previsto hoy cerrar su negocio varias horas antes para sumarse, de nuevo, a la celebración de un día histórico para Wilmington.
A las manifestaciones de alborozo no se sustrajo ni un solo habitante de la ciudad: los pizzeros de Gianni’s, un local muy frecuentado por los Biden; el dueño y los camareros de la cafetería Angelo’s, uno de esos diner que parecen sacados del metraje de una película de Hollywood, el patrón de Claymont Steak Shop, una cadena de carnicerías donde los Biden han comprado durante años. En presencia o en espíritu, hasta el último vecino de la localidad estaba este sábado con su presidente. “¿Cómo no vamos a estar aquí? Es fácil de entender, el 99,9% de la gente le conoce, a él o a algún miembro de su familia”, recordaba por teléfono Christina, que dirige una ONG de apoyo a la investigación del cáncer de mama. “Tenemos mucho trato con [su esposa] Jill, que está muy implicada en nuestra iniciativa y cuya defensa nos han dicho que asumirá como primera dama, junto con otras causas. Conocíamos mucho a Beau [el fallecido hijo de Biden], tuvimos mucho contacto durante su época como fiscal general de Delaware, y a la pequeña, Ashley, que trabaja en una ONG contra la pena de muerte, la hemos visto crecer. Es uno de los nuestros, estamos tremendamente orgullosos de verle en la Casa Blanca y de que lleve el nombre de Wilmington y Delaware por el mundo. ¡Nos van a conocer en todas partes!”.
Por primera vez en tres días, desde la jornada de la votación, el número de simpatizantes de Biden superaba este viernes al de periodistas y unidades móviles de televisión. Pero solo los concentrados al mediodía de este sábado, ya con la seguridad de saberle presidente, duplicaban a los asistentes de la víspera; una concentración pequeñita, empero, en comparación con las que se han producido en otras ciudades del país, pero Wilmington tiene solo 70.000 habitantes. Ninguno de los congregados tenía permiso para acceder al recinto reservado ante el estrado, rodeado de medidas de seguridad presidenciales, y acotado para los directos de las teles, pero a nadie parecía importarle. “Como si no le tuviéramos ya muy visto”, bromeaba Christina; “además, a partir de ahora le veremos a diario por televisión. No importa que no podamos pasar, estamos emocionados, se nos saltan las lágrimas de la alegría de pensar que va a ser el presidente de los Estados Unidos”. ¿Y si Trump impugna el resultado, o torpedea el relevo de poder? “Será como intentar tapar el sol con un dedo, porque el país ha votado cambio y ha votado decencia, todo lo que representa Joe. Ha dado buena prueba de ello aquí, a diario, por eso América no puede estar en mejores manos”, decía, recordando su llamamiento a la unidad y la concordia, a sanar las heridas de la división del odio, el viernes por la noche.
Aupado casi como un santo patrón en andas, arropado por el fervor de sus fieles, el veterano Biden se preparaba este sábado para dar el paso al frente, el definitivo, sin vuelta atrás como en ocasiones anteriores, cuando se presentó y fracasó, hacia la Casa Blanca.
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