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El Congreso de EE UU difunde un correo en el que Epstein dice que Trump “pasó horas” con una de las víctimas en la casa del millonario pederasta

En el nuevo material, difundido por los demócratas de la Cámara, el financiero da a entender que el presidente de Estados Unidos estaba al tanto de su conducta criminal

Donald Trump con el financista Jeffrey Epstein en Palm Beach, Florida, en 1997.
Iker Seisdedos

Los demócratas de la Cámara de Representantes difundieron tres nuevos correos electrónicos del millonario pederasta Jeffrey Epstein este miércoles, día en el que el cierre del Gobierno más largo de la historia de Estados Unidos se aproximaba a su fin.

En uno de ellos, Epstein escribe que Trump “pasó horas” en casa del financiero con una de sus víctimas, cuyo nombre aparece tachado para preservar su intimidad. La destinataria de ese mensaje, datado en 2011, es la conseguidora Ghislaine Maxwell, que cumple una condena de 20 años en una prisión de mínima seguridad como cómplice de los delitos de su mejor amigo. Este escribe en ese mail sobre el futuro presidente: “Quiero que te des cuenta de que el perro que aún no ha ladrado es Trump”. El remitente añade que el entonces magnate inmobiliario “no ha mencionado ni una sola vez” su encuentro con esa víctima.

En un segundo mensaje de enero de 2019, Epstein, que murió aquel agosto en una celda de máxima seguridad mientras esperaba juicio acusado de abusar de centenares de menores, da a entender que el ya presidente de Estados Unidos estaba al tanto de su conducta. “Por supuesto que sabía sobre las chicas, dado que le dijo a Ghislaine que parara”, le escribe al periodista Michael Wolff, azote de Trump durante su primera presidencia y destinatario de los otros dos correos, provenientes de los archivos que el Congreso obtuvo mediante orden judicial de la heredad de Epstein.

El tercer intercambio, de nuevo con Wolff, fue en 2015, durante la campaña que llevó al magnate inmobiliario y estrella de la telerrealidad a la Casa Blanca. En él, el periodista avisa de que en un debate de las primarias republicanas de la CNN planeaban preguntar al candidato por la relación entre ambos. Epstein pregunta: “Si tuviéramos que prepararle una respuesta, ¿cuál crees que debería ser?“. Inacción, sugiere Wolff. ”Creo que deberías dejarle que se ahorque solo. Si dice que no ha estado en la casa o que no ha montado en el avión [en referencia a los jets privados en los que traficaba con esas menores rumbo a su isla, también privada], eso te dará una valiosa moneda política", escribe el financiero, que sugiere al escritor que use esa moneda para “colgar” a Trump o para que este le “deba” algo.

Trump ha negado siempre que él tuviera conocimiento de los crímenes de Epstein, al que ha llamado “un bicho raro”. Tampoco ha sido probado que participara de ellos o que fuera cómplice. El presidente de Estados Unidos mantuvo una relación de amistad 15 años con el millonario pederasta, que duró hasta más o menos 2004, cuando dejaron de verse. Las versiones sobre por qué sucedió esa ruptura son contradictorias. Fue, en todo caso, antes de que llegara el primer proceso por abuso de menores en 2006. Mucho antes, también, de que Epstein muriera en 2019 en una celda de Manhattan cuando esperaba juicio por tráfico sexual, y de que Trump se convirtiera en 2017 en presidente de Estados Unidos por primera vez.

En un comunicado, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, identificó este miércoles a la víctima mencionada por Epstein como Virginia Giuffre. Es tal vez la más famosa de todas, entre otros motivos, porque sus acusaciones desembocaron en la caída en desgracia del príncipe Andrés de Inglaterra. Giuffre se suicidó en abril tras ser atropellada por un autobús en Australia, donde vivía, y había declarado que no creía que Trump hubiera participado en los crímenes del millonario pederasta.

“Trump expulsó a Epstein de su club hace décadas por acosar a sus empleadas, incluida a Giuffre”, afirmó Leavitt. “Estas historias no son más que intentos malintencionados de desviar la atención de los logros históricos del presidente Trump, y cualquier estadounidense con sentido común se da cuenta de inmediato de este engaño y de la clara maniobra para impedir la reapertura del Gobierno”.

Al final de la mañana, los republicanos en el Congreso difundieron, por su parte, 23.000 documentos de la familia de Epstein obtenidos por una citación judicial de agosto por James Comer, el presidente del Comité de Supervisión de la Cámara, que es el que está recibiendo por partes los materiales del millonario pederasta. La maniobra parece obedecer a un precario equilibrio en el que los republicanos llevan instalados meses: necesitan mostrar mano dura con crímenes tan terribles como los de Epstein y al mismo tiempo proteger a Trump de los ataques de los rivales por este asunto.

Entre ese ingente material, hay un correo en el que el financiero define al entonces presidente como alguien “al borde de la locura”. A falta de un examen a fondo, ese mensaje destaca en un océano de papeles en los que Trump sale varias veces mencionado, pero que carecen de mayor interés.

La sombra de los delitos de Epstein ha perseguido a Trump desde la muerte del financiero pederasta. El recuerdo de esa vieja amistad ha resucitado en los primeros meses de su segunda presidencia hasta causarle la mayor crisis con su hinchada MAGA (Make America Great Again), algunos de cuyos más destacados miembros llevan años elucubrando sobre el caso, una horrible trama de abusos sexuales con centenares de víctimas. Un grupo de estas fue recientemente al Congreso a pedir justicia.

Maxwell maniobra para un indulto

Esta semana se ha sabido también que Maxwell está maniobrando para lograr que Trump la indulte desde la cárcel a la que el Departamento de Justicia la trasladó en verano, donde, según dijo un confidente al Congreso, recibe un trato preferente, “como si estuviera en un hotel”.

A principios de julio, un comunicado conjunto del FBI y el Departamento de Justicia anunció que las autoridades estadounidenses no tenían prevista, en contra de lo que habían venido prometiendo durante los meses previos, la publicación de nuevos documentos sobre el pederasta. Tampoco, de la lista Epstein, que supuestamente incluye los nombres de amigos ricos y famosos que participaron en la red de tráfico sexual de menores del millonario.

Los militantes en las teorías de la conspiración sospechan que existe y que no se hace pública para protegerlos. Aquel comunicado conjunto también confirmaba lo que el forense ya había concluido: que Epstein se suicidó en su celda, pese a las teorías sobre su asesinato que circulan en torno a la muerte, alentadas por sus extrañas circunstancias, dado que el reo pasó sin vigilancia más horas de las previstas por los protocolos de seguridad.

“Estos últimos correos electrónicos plantean preguntas evidentes sobre qué más está ocultando la Casa Blanca y la naturaleza de la relación entre Epstein y el presidente”, afirmó este martes el representante Robert Garcia (demócrata de California) en un comunicado de prensa. Garcia pertenece al Comité de Supervisión de la Cámara, que es el que ha recibido los materiales del millonario pederasta.

La Cámara de Representantes lleva en receso desde antes del comienzo del cierre del Gobierno, que empezó el pasado 1 de octubre, y está a punto de terminar, más de 43 días después, lo que lo convierte en el más largo de la historia de Estados Unidos. Está previsto que este miércoles, la Cámara baja vote para reabrir el grifo de la financiación del gasto público, como hizo el lunes el Senado. El fin del cerrojazo tendrá como consecuencia también la vuelta a la actividad de la Cámara de Representantes, y la jura del cargo de la congresista Adelita Grijalva.

Grijalva fue elegida el 23 de septiembre en una elección especial para sustituir a su padre, Raúl Grijalva, cuya muerte dejó vacante su escaño por el Estado de Arizona. Mike Johnson, líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, se ha negado a permitir que tomara posesión de su cargo, pese a que estaba en su mano hacerlo.

Según Johnson, ha sido para no privar a Grijalva de una ceremonia con todos los honores, dado que el Gobierno estaba cerrado. A casi nadie en Washington se le escapa la verdadera razón: cuando esta jure, los demócratas, que están en minoría, tendrán, junto a un puñado de republicanos, los votos suficientes para ordenar la difusión de los papeles de Epstein. Tal vez entonces quede claro cuántas veces y en qué contexto sale el nombre de Trump en esos documentos.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal jefe de EL PAÍS en EE UU. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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