Muere Dick Cheney, exvicepresidente de EE UU y arquitecto de la invasión ilegal de Irak tras el 11-S
El político y empresario se convirtió en los últimos años en una de las voces del bando republicano más críticas con Trump

El exvicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney (2001-2009), considerado el arquitecto de la guerra contra el terrorismo que lanzó su país tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, ha fallecido a los 84 años, según ha informado la familia en un comunicado difundido este martes. La muerte ocurrió el lunes por la noche, a causa de una neumonía y complicaciones en las enfermedades cardíacas y vasculares que arrastraba desde hace décadas.
Con su muerte, desaparece el halcón de los halcones al frente de Estados Unidos en aquella etapa en la que el país exigía venganza tras los peores atentados de su historia: fue el principal promotor de la catastrófica guerra en Irak ordenada por el presidente George W. Bush. El Partido Republicano dice adiós a uno de los grandes símbolos de su era neoconservadora, a la que el actual presidente, Donald Trump, ha encerrado en los baúles de la historia al forzar un drástico viraje de la formación hacia la derecha.
El vicepresidente con más poder de los últimos tiempos en Estados Unidos, y uno de los grandes impulsores de la tendencia de las últimas décadas a reforzar la autoridad de la Casa Blanca en detrimento del Congreso, se había convertido, precisamente, en uno de los grandes críticos del actual mandatario. Calificaba a Trump de “cobarde” y de “la mayor amenaza que ha conocido la República”. El año pasado anunció que iba a votar por la demócrata Kamala Harris, y no por el republicano, en las elecciones presidenciales.
En el momento de fallecer, Cheney estaba rodeado de su familia: su esposa, Lynne, y sus hijas, Liz y Mary. “Fue un buen y gran hombre que enseñó a sus hijos y nietos a querer a su país y a vivir vidas de valentía, honor, amor, amabilidad y pesca”, indica el comunicado familiar.
Con Cheney en la vicepresidencia durante los dos mandatos de George W. Bush, Estados Unidos invadió dos países como respuesta a la muerte de más de 3.000 personas en los atentados del grupo terrorista Al Qaeda aquel 11-S. Primero Afganistán, el 7 de octubre de 2001; dos años después, Irak, el 20 de marzo de 2003.
Su nombre estará ligado para siempre, sobre todo, a la guerra en Irak. Cheney, que antes de que Bush le propusiera como su número dos había presidido el gigante petrolero Halliburton, fue uno de los grandes promotores de las acusaciones falsas que denunciaban la existencia de vastos arsenales de armas de destrucción masiva en el país árabe y exigían la caída del líder de ese país, Sadam Husein. Unas acusaciones que la prensa de entonces no llegó a poner seriamente en duda hasta bien avanzada la invasión.
Apodado por sus críticos “Darth Vader”, en alusión al personaje amo de la fuerza oscura en La Guerra de las Galaxias, y líder informal de un grupo de halcones que incluía a los entonces secretario de Defensa Donald Rumsfeld y embajador ante la ONU John Bolton, chocó en varias ocasiones con los representantes del ala más moderada en aquella Administración, especialmente los secretarios de Estado Colin Powell y Condoleezza Rice.
Técnicas de tortura
Cheney fue uno de los grandes defensores del recurso a las llamadas técnicas de interrogatorio “reforzadas” para forzar a hablar a sospechosos de terrorismo. Esas técnicas incluían el tristemente famoso waterboarding o la privación del sueño. El Comité Selecto de Inteligencia del Senado de Estados Unidos y el relator especial de la ONU sobre la lucha contra el terrorismo y los derechos humanos, calificaron estas técnicas de “tortura”.
En el terreno interno, Cheney promovió la concentración de poder en la presidencia. Antiguo alto cargo durante el mandato de Richard Nixon, consideraba que desde el escándalo Watergate el poder del Ejecutivo se había ido erosionando. Las administraciones siguientes, tanto las demócratas de Barack Obama y Joseph Biden, como las republicanas de Donald Trump, tomaron la antorcha del vicepresidente, en un camino que Trump ha ampliado hasta extremos poco imaginables en la era Bush.
Dentro de la Casa Blanca, Cheney también expandió la influencia del despacho vicepresidencial. Su equipo de seguridad nacional funcionó a menudo como un centro de poder independiente dentro del Gobierno.
Nacido en 1941 en Lincoln, en el Estado de Nebraska, Cheney desarrolló una extensa carrera pública. Antes de llegar a puestos de gobierno, fue congresista por el Estado de Wyoming y, posteriormente, jefe de gabinete de la Casa Blanca con el presidente Gerald Ford.

Durante cuatro años, de 1989 a 1993, fue secretario de Defensa con George H. W. Bush, padre del presidente del país durante el 11-S. Como jefe del Pentágono dirigió la intervención militar estadounidense en la guerra del Golfo Pérsico desencadenada en 1991 tras la invasión iraquí del emirato de Kuwait, el 2 de agosto de 1990.
Su hija Liz Cheney también se convirtió en una influyente legisladora republicana. Fue elegida como congresista en la Cámara de Representantes, pero su carrera política se truncó con el ascenso de Donald Trump. Ella votó a favor de la destitución del actual presidente a raíz del asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 perpetrado por una horda que pretendía mantenerlo en el poder pese a haber perdido las elecciones de 2020. También formó parte de la comisión bipartidista que investigó aquellos hechos. Su protagonismo contra Trump la enfrentó con las bases del partido e hizo que perdiera su escaño en las elecciones del año pasado.
Aunque halcón en política exterior, Dick Cheney mantuvo posiciones más moderadas en cuestiones sociales. Su hija menor, Mary, recaudadora de fondos republicana, es lesbiana. El vicepresidente se pronunció a favor de las relaciones entre personas del mismo sexo en una era en la que no existía el matrimonio igualitario en Estados Unidos y en la que declararse homosexual conllevaba ser expulsado de las Fuerzas Armadas. Las opiniones de Cheney lo enfrentaron a la presión del Gobierno de Bush para lograr una enmienda constitucional contra el matrimonio igualitario. Aquel intento de enmienda finalmente fracasó.
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