La coalición de Merz resiste en las elecciones locales pese al ascenso de la extrema derecha
AfD triplica sus resultados, pero aún está lejos del poder, mientras la CDU y el SPD limitan las pérdidas

Podría haber sido peor, se consuelan los democristianos del canciller Friedrich Merz y sus socios socialdemócratas. La extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) triplicó el domingo sus resultados en las elecciones locales de Renania del Norte-Westfalia, y demostró que se consolida en este land o estado federado occidental, el más poblado del país. Un éxito indudable. Pero este partido nacionalista y contrario a la inmigración quedó tercero, con el 14,5% de los votos, y lo tendrá muy difícil para hacerse con ninguna alcaldía significativa. Merz, impopular y con la coalición dividida, quiere impulsar este otoño un programa de reformas económicas.
El resultado de las elecciones del 14 de septiembre, pendiente de una segunda vuelta en dos semanas, da un respiro a la Unión Democristiana (CDU) y al Partido Socialdemócrata (SPD), que desde mayo gobiernan juntos en Berlín. El voto en Renania del Norte-Westfalia, con 18 millones de habitantes, tenía una evidente carga local, pero también era el primer examen en las urnas para una coalición que ha empezado con titubeos. Las querellas internas, los malos datos económicos y el ascenso de AfD, que en algunos sondeos ya es primer partido alemán, han marcado los primeros meses del Gobierno alemán.
La CDU fue en Renania del Norte-Westfalia la fuerza más votada en la primera vuelta, con un 33,3% de votos, un punto menos que en 2020. Teniendo en cuenta el malestar con la coalición de Merz, no es un mal resultado, aunque la victoria pueda atribuirse en gran parte a Hendrik Wüst, el dinámico primer ministro del land, también democristiano y rival interno del canciller. En segunda posición quedó el SPD, con un 22,1%. Es un mal resultado, teniendo en cuenta que este Estado federado, y en particular la cuenca industrial del Ruhr, fue durante décadas el bastión socialdemócrata. Pero el partido aguanta el tirón: pierde 2,2 puntos.
Las miradas estaban todas centradas en AfD. Este partido tiene su feudo en el Este, en los territorios de la antigua República Democrática Alemana (RDA). Ahí es la primera fuerza y cree que tiene posibilidades de gobernar por primera vez un estado federado, el de Sajonia-Anhalt, que celebra elecciones en 2026. Su objetivo, mientras tanto, es implantarse en el Oeste, un paso necesario para ser la fuerza más votada en Alemania. La occidental Renania del Norte-Westfalia era un termómetro después de las elecciones generales de febrero, en las que fueron la segunda fuerza más votada, con un 20,8% de votos y 152 diputados, y se convirtieron en el primer partido de oposición en el Bundestag.
El resultado, un 14,5%, es ambivalente. La extrema derecha ha cosechado casi tres veces más de votos que hace cinco años. Ya no es una anécdota en el Oeste, ni un mero partido identitario de la antigua RDA, ni un movimiento de protesta. Y elección tras elección avanza el proceso de sustitución del SPD entre el electorado obrero, como demuestra el buen resultado en feudos como Gelsenkirchen. Al mismo tiempo, el ascenso es más lento de lo que este partido esperaba y sus rivales temían. No ha habido un “seísmo azul”, escribe Moritz Döbler, director del diario regional Rheinische Post. El azul es el color de AfD. Y resulta que AfD incluso ha perdido terreno respecto a las generales de febrero, cuando este partido obtuvo en Renania del Norte-Westfalia un 16,8% de votos. Es más, en ninguna de las tres ciudades donde es la segunda fuerza más votada (Duisburgo, Gelsenkirchen y Hagen) se le atribuyen posibilidades de victoria. Previsiblemente, el cordón sanitario funcionará.
El riesgo para los grandes partidos es que, al haber obtenido un resultado menos malo de lo esperado, se duerman en los laureles y aplacen el llamado "otoño de reformas" que Merz lleva semanas prometiendo y que provoca continuas peleas con el SPD. “Los partidos de la coalición berlinesa, la CDU y el SPD, deberían evitar dejarse engañar por un resultado que supuestamente indica que todo está en orden, puesto esto podría distorsionar la percepción de la realidad y atizar la crisis”, escribe Sebastian Fischer en Der Spiegel. Un auténtico “seísmo azul” en Renania del Norte Westfalia habría disparado las alarmas y la coalición se habría visto forzada a aparcar las divisiones y actuar ante la economía en recesión y un malestar social. Lo que estas elecciones demuestran es que AfD aún está lejos del poder, pero también que ya hace tiempo que dejó de ser un fenómeno pasajero y regional en el Este. Está aquí para quedarse.
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