Armenia y Azerbaiyán alcanzan un acuerdo de paz para poner fin a más de 30 años de conflicto
Ereván deberá modificar su Constitución para eliminar toda pretensión sobre Nagorno Karabaj, la misión de la UE abandonará la frontera armenio-azerbaiyana y ambos países renunciarán a las demandas en tribunales internacionales


Armenia y Azerbaiyán han concluido con acuerdo las negociaciones sobre un tratado de paz que ponga fin a más de tres décadas de conflictos y permita que los dos países establezcan relaciones diplomáticas y abran sus fronteras, cerradas desde su independencia de la Unión Soviética. “Nos complace informar de la conclusión de las negociaciones en el texto del borrador del Acuerdo paz y establecimiento de relaciones interestatales entre Azerbaiyán y Armenia”, informó el Ministerio de Exteriores azerbaiyano en un comunicado y confirmó poco después su institución homóloga armenia.
Ambos antiguos países soviéticos se han enfrentado por la región de Nagorno Karabaj —un enclave de población mayoritariamente armenia en territorio azerbaiyano— en dos guerras abiertas entre 1991 y 1994 y en 2020, así como en numerosas escaramuzas a lo largo de su frontera común, en un conflicto que se ha cobrado más de 40.000 vidas. Durante todas estas décadas se han probado varias iniciativas para la firma de una paz definitiva sin que ninguna tuviera éxito.
En 2023, Bakú lanzó su ofensiva final sobre Nagorno Karabaj, que provocó el éxodo de sus más de 100.000 habitantes armenios. Tras ello, el Gobierno de Armenia, en clara inferioridad militar frente a Azerbaiyán, propuso la negociación de paz que ahora concluye.
Se desconoce todavía el texto del acuerdo —o cuándo se firmará—, pero el comunicado azerbaiyano subraya que Armenia tiene que “enmendar su Constitución para eliminar toda pretensión territorial” sobre Azerbaiyán. En realidad, la Ley Fundamental armenia no incluye ningún artículo sobre Karabaj, pero es cierto que en su preámbulo menciona como base del texto “las aspiraciones nacionales inscritas en la Declaración de Independencia”, que sí hace referencia a la incorporación de esta región al territorio armenio.
Desde el pasado otoño, el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, habla de la necesidad de una nueva Constitución para su país y esta misma semana reconoció que un nuevo texto tendrá “una gran importancia regional”. La oposición ya ha anunciado que no participará en el proceso de redacción de la nueva Constitución y acusa al Gobierno actual de rendirse ante las exigencias de Azerbaiyán. Sin embargo, Pashinián defiende que “no hay nada antipatriótico” en “querer vivir” y arguye que la única manera de garantizar la soberanía e integridad territorial de Armenia pasa por un acuerdo de paz definitivo con Azerbaiyán.
Otro de los aspectos que incluye el acuerdo, según el jefe de la diplomacia azerbaiyana, Ceyhun Bayramov, es la disolución de “estructuras anticuadas y disfuncionales” como el Grupo de Minsk, copresidido por Rusia, Estados Unidos y Francia y creado por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europea (OSCE) en 1992 para tratar de resolver el conflicto de Karabaj, sin que nunca lograse avances significativos.
Un día antes de que se hiciese pública la consecución del acuerdo, el ministro de Exteriores armenio, Ararat Mirzoyán, apuntó que dos de los temas que se estaban tratando era que ambos países renunciasen a las demandas contra el otro en tribunales internacionales y la “exclusión de fuerzas de terceros países” en la frontera común. Esto último implicaría la retirada de la misión de monitorización de la Unión Europea desplegada en el lado armenio de la frontera, muy criticada por Bakú.
Una fuente diplomática occidental citada por el medio regional OC Media aseguró que el acuerdo incluye “grandes concesiones por parte de Armenia”, pero también que no incluye la exigencia azerbaiyana de un corredor a través del sur de Armenia para comunicar Azerbaiyán con su exclave de Najicheván.
Uno de los aspectos más espinosos de la relación entre ambos países es que Azerbaiyán mantiene detenidos al menos a 23 armenios, entre ellos ocho altos cargos políticos y militares karabajíes. Uno de ellos, el ex primer ministro Ruben Vardanián, ha mantenido una huelga de hambre de 23 días —que concluyó este miércoles— para quejarse por lo que considera un juicio farsa. En una resolución aprobada con una aplastante mayoría, el Parlamento Europeo exigió este jueves a Azerbaiyán la liberación de los presos armenios y el fin de unos juicios que comparó a los de la época estalinista.
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