La Casa Blanca acusa al estudiante palestino detenido de “alinearse con los terroristas de Hamás”
Un juez decidirá este miércoles si procede la deportación de Mahmud Khalil, contra el que no se han presentado cargos concretos


Un día después de que el presidente Donald Trump asegurase que la detención del estudiante palestino Mahmud Khalil será “la primera de muchas”, la Casa Blanca ha arremetido este martes contra el joven, de 30 años, arrestado el sábado por la noche en la Universidad de Columbia (Nueva York) por supuestamente liderar las protestas contra la guerra de Gaza que sacudieron el campus el año pasado, durante la mayor movilización estudiantil en EE UU desde la guerra de Vietnam. A la espera de que este miércoles un juez federal de Manhattan determine si procede su deportación o, al contrario, da por bueno el recurso de la defensa, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, no ha desaprovechado la oportunidad en su rueda de prensa diaria de condenar categóricamente al hombre, de 30 años, residente legal en el país y casado con una estadounidense. “Tenemos una política de tolerancia cero con los terroristas y punto”, resumió Leavitt el caso, sin aportar pruebas.
“El secretario [de Estado, Marco] Rubio se reserva el derecho de revocar el visado (sic) de Mahmud Khalil”, ha asegurado Leavitt, aunque Khalil no es titular de ninguno, y sí de una tarjeta de residencia permanente (la llamada tarjeta verde), porque “según la Ley de Inmigración y Nacionalidad, el secretario de Estado tiene derecho a revocar una tarjeta verde o un visado a individuos que sean contrarios a la política exterior y los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos de América”. El razonamiento de la Casa Blanca es que las protestas que Khalil organizó eran antisemitas, y eso va contra la política de lucha contra el antisemitismo de Washington (tanto de la Administración republicana como de la anterior, demócrata), en alianza con Israel. Argumentos políticos y sospechas, pero ningún delito concreto.

La ley citada por Leavitt considera sujeto de deportación a cualquier “extranjero cuya presencia o actividades en EE UU el secretario de Estado tenga motivos razonables para creer que podrían tener consecuencias adversas graves para la política exterior de EE UU”. No obstante, en teoría, sólo un juez de inmigración podría revocar su estatus. Los abogados de Khalil presentaron una petición de habeas corpus ante un tribunal federal de Nueva York impugnando su detención, que se resolverá este miércoles, y solicitaron que el hombre regrese desde Luisiana, donde permanece retenido, para no privarle de acceso a sus abogados y a su familia. El lunes por la tarde, más de 3.000 personas se manifestaron ante la sede del tribunal para pedir su liberación.
Los defensores de la Primera Enmienda, que consagra la libertad de expresión, sospechan que su detención es inconstitucional, mientras sigue sin conocerse el fundamento legal de la misma. Ello no ha impedido que la secretaria de prensa le haya acusado hoy de “aprovechar el privilegio de venir a este país a estudiar en una de sus mejores universidades para ponerse del lado de terroristas, los terroristas de Hamás”. Según dijo Leavitt a los periodistas, Khalil no sólo organizó protestas masivas que interrumpieron las clases y acosaron a estudiantes judíos “y les hicieron sentirse inseguros en su propio campus”, sino en las que también “se distribuyeron octavillas a favor de Hamás y con el logo de Hamás. Esa es la actividad de este individuo”, denunció. Leavitt aseguró que tiene algunos de esos panfletos en su despacho, “proporcionados por el Departamento de Seguridad Nacional”; unas octavillas que, dijo, pensó llevar a la rueda de prensa de hoy, “pero creí que la dignidad de esta sala no merecía traer esta propaganda pro-Hamás”.

“Esta Administración no va tolerar que individuos que tienen el privilegio de estudiar en nuestro país se pongan del lado de organizaciones terroristas que han matado a estadounidenses [algunas de las víctimas y rehenes de Hamás]. Tenemos una política de tolerancia cero con los terroristas y punto”, concluyó la portavoz. A falta de cargos concretos que justifiquen la detención y su eventual deportación, los abogados de Khalil sostienen que está siendo utilizado como cabeza de turco por la Administración republicana para sofocar cualquier intento de protesta, lo que violaría la Primera Enmienda, que consagra la libertad de expresión. Los campus, de hecho, impiden cualquier tipo de concentración desde que terminara la movilización estudiantil, en la mayor parte de los casos tras un desalojo policial.
El juez federal del Distrito Sur de Nueva York encargado del caso, Jesse Furman, es judío y fue nombrado por el presidente demócrata Barack Obama. Fiel observante del sabat y las festividades del calendario religioso, que en ocasiones le han obligado a reprogramar vistas, ha sido sin embargo la primera, y de momento única, garantía legal para Khalil en un caso aparentemente privado de ellas. El lunes emitió una orden que bloqueaba su deportación a la espera de un fallo sobre su petición de impugnación de la detención del ICE (siglas en inglés de Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, al que pertenecen los agentes que detuvieron al joven). Según el semanario Politico, Furman emitió la orden para conservar la jurisdicción sobre el caso: “Para preservar la jurisdicción del Tribunal en espera de un fallo sobre la petición, el peticionario [Khalil] no será expulsado de Estados Unidos a menos y hasta que el Tribunal ordene lo contrario”.
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