El plácido debut de António Costa al frente del Consejo Europeo
El portugués recibe elogios de sus colegas al lograr que las conclusiones de su primer cónclave de líderes de la UE estén acordadas antes de empezar la cumbre
Un día antes de que empezara la cumbre de líderes europeos, el texto con las conclusiones del Consejo Europeo ya estaba cerrado. La última reunión preparatoria de los embajadores de los Estados miembros las dejó listas. Hubo alegría y aplausos de los diplomáticos ante algo bastante inaudito en la historia de las cumbres europeas, al menos en las últimas décadas. El nuevo presidente del Consejo Europeo, António Costa, debutaba así con muy buen pie. “La mayoría de líderes europeos querían que estas reuniones se dedicaran más a discusiones estratégicas que a la redacción del texto de conclusiones. El presidente lo comprobó en la gira que hizo en semanas anteriores por 25 capitales y ese ha sido el objetivo del gabinete: llegar a la cumbre con el texto lo más cerrado posible”, apunta una fuente europea conocedora de cómo se preparan estas reuniones.
Desde el primer momento, Costa y su equipo dejaron claro que su intención era agilizar estas reuniones y convertirlas en algo más productivo, que no se perdieran horas y horas en discusiones por dónde va una coma o una palabra, y que se redujeran a un solo día. La intención es que siga así. Aunque hay que ser realistas. En esta cita solo se iban a abordar dos temas en profundidad: Ucrania y cómo se posiciona la UE en sus relaciones con el resto del mundo, ahora que Donald Trump vuelve a la Casa Blanca en unas semanas. Se coló Siria por el inesperado derrumbe del régimen de Bachar el Asad, pero sucedió hace casi dos semanas y ha dado tiempo a trabajarlo. Cabe el matiz de que no había que tomar decisiones y tanto Bruselas como la UE están a la espera de lo que haga el nuevo presidente de Estados Unidos.
No será tan fácil en el futuro llegar con todo cocinado. Habrá momentos en que, por mucho que se haya delegado capacidad de decisión en los diplomáticos de Bruselas, tendrán que ser los líderes los que se remanguen y discutan: se puede dar por descontado que eso sucederá cuando se hable de dinero en el próximo marco presupuestario plurianual, de propuestas para profundizar en la unidad de mercado o cuando se abra el melón migratorio en profundidad. Ahí el ex primer ministro portugués tendrá que remangarse y sudar mucho más que esta vez. Las citas no serán tan plácidas.
“Estamos contentos. Se ha consultado a cada líder individualmente y las conclusiones no son largas”, resumen desde una delegación unos argumentos que se escuchan y repiten con fuerza. Algo similar dicen desde otro país, donde alaban la preparación y que el encuentro se haya centrado “en la sustancia”. Este tipo de valoraciones también se han escuchado en la sala de reuniones pronunciadas por alguno de los líderes, entre ellos el socialdemócrata alemán, Olaf Scholz. El canciller y Pedro Sánchez fueron los principales valedores para que Costa fuera elegido para el papel que ahora desempeña.
A partir de este punto, las valoraciones empiezan a deslizarse hacia la comparación con su controvertido predecesor, el belga Charles Michel, quien no ha acudido este jueves pese a estar invitado a la foto conmemorativa de los 50 años del Consejo Europeo, a la que Costa había invitado a sus antecesores: el belga Herman Van Rompuy y el polaco Donald Tusk, quien en todo caso habría acudido igual al ser primer ministro de su país. “Actúa más como moderador [que su antecesor]”, apunta una fuente diplomática. “Las reglas son mucho más claras, incluso el papel del Coreper [nombre en argot de la reunión de los embajadores]. Eso ayuda a todos”, abunda otra.
Queda otra incógnita por despejar para el portugués: ¿cómo se llevará con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen? Es público que entre ella y Michel la relación era pésima: competían por tener más protagonismo, se ponían zancadillas. Los líderes han acabado tan cansados de esta situación que han pedido que Von der Leyen y Costa mantengan una relación fluida por el bien de las instituciones; con ese fin han fijado almuerzos cada 15 días. Por ahora, se ha visto buen ambiente: la comparecencia conjunta que dieron en la noche del miércoles, al acabar la cita con los mandatarios de los países de los Balcanes occidentales, mostró cierta sintonía. La alemana no tuvo empacho en admitir en una respuesta que suscribía “totalmente lo que ha dicho António”. Era difícil escuchar este tipo de afirmaciones hace solo un mes en ruedas de prensa similares.
Para ver si el buen ambiente se mantiene, tendrá que pasar el tiempo, también para saber si los demás Consejos Europeos discurren igual de plácidos o si, por lo menos, los debates y las discusiones se centran en lo sustancial y no en la redacción de las conclusiones. “Por ahora estamos en un periodo de luna de miel”, afirma una fuente diplomática en un mensaje de texto, que acaba con un emoticono sonriendo.
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