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Muere en un atentado con bomba en Moscú el jefe de las fuerzas de defensa química y biológica de Rusia

Fuentes del Servicio de Seguridad de Ucrania se atribuyen la autoría del ataque a Ígor Kiríllov, fallecido junto a su asistente al estallar un artefacto oculto en un patinete eléctrico

Investigadores trabajan en el lugar donde el teniente general Ígor Kiríllov, jefe de las Fuerzas de Defensa Nuclear, Biológica y Química de Rusia y su asistente Ilya Polikarpov fueron asesinados.Foto: Reuters | Vídeo: EPV

Un atentado con bomba en Moscú ha matado este martes a las seis de la mañana —dos horas menos en la España peninsular— al jefe de las fuerzas de defensa radiológica, química y biológica del ejército ruso, Ígor Kiríllov, y su asistente. Fuentes del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), que un día antes presentó cargos contra Kiríllov por el empleo de armas químicas contra tropas ucranias, se han atribuido la autoría del ataque, según agencias de noticias internacionales y la prensa local. Se trata del asesinato del militar de mayor rango perpetrado hasta ahora en Moscú.

Un explosivo equivalente a un kilogramo de TNT oculto en un patinete eléctrico, según la última versión ofrecida por las fuerzas de seguridad a la agencia de noticias Tass, estalló cuando los militares se dirigían de madrugada a su coche oficial. La acción fue filmada desde un coche de alquiler estacionado frente al portal y, según han revelado fuentes policiales al canal ruso Shot, la persona que arrendó el vehículo ha sido identificada.

Las autoridades rusas no han informado sobre la posible autoría del atentado, pero fuentes de la agencia de inteligencia ucrania han asegurado a Reuters que el ataque ha sido una operación especial llevada a cabo contra lo que consideran “un objetivo absolutamente legítimo” como “criminal de guerra”.

El patinete eléctrico cuya explosión causó la muerte del general ruso Igor Kiríllov, y su asistente, este martes en Moscú.
El patinete eléctrico cuya explosión causó la muerte del general ruso Igor Kiríllov, y su asistente, este martes en Moscú. YURI KOCHETKOV (EFE)

Este es el segundo atentado en menos de una semana tras el asesinato a tiros en la capital rusa de Mijaíl Shatski, el diseñador de los misiles de crucero Kh-59 y Kh-69, y que medios como el Kyiv Independent atribuyen también a los servicios secretos ucranios. En septiembre, Ucrania mató también en la ciudad de Kolomna (región de Moscú) a Alexéi Kolomeitsev, un coronel ruso que formaba a especialistas en el uso de drones de ataque, según informó la inteligencia militar ucrania (GUR) y recoge el mismo diario. Y en noviembre, un coche bomba mató al capitán de primer rango y comandante de la 41ª brigada de barcos de misiles de la Flota del Mar Negro, Valeri Trankovski, en la ciudad de Sebastopol, anexionada ilegalmente junto al resto de la península de Crimea en 2014.

Este lunes, el SBU, que tiene funciones de Fiscalía, presentó cargos contra el general, en ausencia, por el uso de armas químicas prohibidas en el campo de batalla. El SBU difundió un comunicado recogido por la prensa local donde sostiene que Rusia ha empleado este armamento en más de 4.800 casos desde el inicio de la invasión a gran escala. El coronel ucranio Artem Vlasiuk asegura que más de 2.000 soldados ucranios han tenido que ser tratados por intoxicación química y tres han muerto.

El atentado contra Kiríllov se produjo en el número 2 de la avenida Riazanski de la capital. La onda expansiva rompió los cristales desde el primer al cuarto piso del edificio y arrancó la puerta de entrada, según informa el canal de noticias Baza. Tres coches cercanos también resultaron dañados. Los investigadores creen que el autor del atentado debía encontrarse cerca y activó el dispositivo mediante una señal de radio o una llamada telefónica.

Vista del lugar de la explosión este martes en Moscú.
Vista del lugar de la explosión este martes en Moscú.YURI KOCHETKOV (EFE)

Investigación en Moscú

El Comité de Investigación ruso investiga los delitos de “acto terrorista, asesinato y tráfico ilegal de armas”, y de momento no ha mencionado ninguna de sus sospechas sobre la autoría del atentado. Sin embargo, Dmitri Medvédev, vicepresidente de Comité de Seguridad ruso y expresidente del país, ha señalado a Kiev y ha prometido venganza. “Las fuerzas del orden deben encontrar a los asesinos en Rusia y hacer todo lo posible para destruir a los instigadores en Kiev. Son conocidos: son el liderazgo político-militar de Ucrania”, ha manifestado Medvédev.

Según el diario Kommersant, la clasificación inicial del delito apunta a que se juzgará el caso como el asesinato de un civil y no de un objetivo militar. Además, las fuentes del periódico declaran que también se contempla juzgar por traición al asesino y sus hipotéticos cómplices.

Kiríllov era conocido por ser la voz del Kremlin en las acusaciones contra Estados Unidos por la presencia, nunca demostrada, de “biolaboratorios” en Ucrania que supuestamente preparaban armas biológicas con aves migratorias y drones portadores de mosquitos para su diseminación.

El pasado mes de octubre el Reino Unido sancionó al general y su unidad por el uso de armas químicas en Ucrania. El ministro de Exteriores, David Lammy, afirmó que su país no se quedaría “de brazos cruzados mientras [el presidente, Vladímir] Putin y su Estado mafioso pisotean el derecho internacional, incluida la Convención sobre Armas Químicas”. En un comunicado, le acusó también de ser “un importante portavoz de la desinformación del Kremlin, difundiendo mentiras para enmascarar el vergonzoso y peligroso comportamiento de Rusia”.

Kiríllov, de 54 años, era responsable del departamento de defensa radiológica, química y biológica desde 2017. Asimismo, había participado en la creación del lanzador de cohetes termobáricos TOS-2, aunque la fama le llegó al inicio de la invasión de Ucrania, en febrero de 2022, al encabezar las acusaciones del Kremlin contra Washington por la supuesta existencia de laboratorios de armas biológicas en Ucrania.

Investigadores trabajan en el lugar donde yace el cuerpo del general ruso Igor Kirillov este 17 de diciembre de 2024.
Investigadores trabajan en el lugar donde yace el cuerpo del general ruso Igor Kirillov este 17 de diciembre de 2024. AP

Moscú llegó a presentar una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre esta presunta amenaza. Según Kiríllov, Estados Unidos contaba con tres decenas de laboratorios en Ucrania y preparaba mosquitos, murciélagos y algunas aves migratorias para expandir la fiebre amarilla, el dengue y el zika entre sus rivales. Además, Moscú también acusaba a Washington de diseñar agentes patógenos que distinguían por etnias para atacar solo a la población eslava —lo cual, de ser cierto, hubiera sido igual de peligroso para Ucrania—. El Kremlin, que también justificó su invasión con la “desnazificación” del Gobierno de Volodímir Zelenski, nunca demostró sus acusaciones y la resolución fracasó al contar solo con los votos de Rusia y China.

Las denuncias de Moscú fueron desmentidas tanto por agencias especializadas en noticias falsas como por Washington. El Departamento de Estado estadounidense declaró en marzo de 2023: “Tras el colapso de la Unión Soviética, Estados Unidos ha estado trabajando con aliados, socios y organizaciones internacionales para reducir las amenazas heredadas de las armas nucleares, químicas y biológicas en los antiguos Estados soviéticos, incluidos Ucrania y Rusia […] El Kremlin no menciona en su desinformación que Rusia participó activamente en estos programas hasta que cesó unilateralmente su cooperación en 2014”.

La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, ha destacado en redes sociales que Kiríllov “trabajó sin miedo”. “Durante muchos años, sistemáticamente, con los hechos en la mano, expuso los crímenes de los anglosajones”, ha manifestado la alto cargo antes de atribuir a Washington supuestos ataques químicos en Siria y el intento de asesinato en Inglaterra del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), vinculada a la ONU, confirmó la versión de Londres por la que el exagente doble, intercambiado por Moscú una década antes, fue envenenado con el agente químico de origen soviético Novichok.

Desde que comenzó la invasión de Ucrania, varias figuras públicas rusas han sido asesinadas en territorio ruso y en las regiones ocupadas con artefactos bomba atribuidos a Ucrania. La hija del filósofo ultranacionalista ruso Alexánder Dugin, Daria Dugina, murió tras la explosión de su coche al abandonar un festival en el que participaba su padre, en verano de 2022. Según la inteligencia estadounidense, tras su muerte estuvo el espionaje ucranio. Un año después, una bomba oculta en una estatuilla mató al bloguero proguerra Vadim Tatarski durante un acto en un café y otro explosivo hirió al escritor y paramilitar ruso Zajar Pripelin.

Este martes, los servicios de inteligencia ucranios han informado también del desmantelamiento de la “mayor red de espías” rusos desplegada en el país. El SUB ha asegurado en Telegram que ha detenido a 12 agentes que espiaban para Moscú en varios puntos del país donde se encuentran aviones de combate F-16 y sistemas de defensa aérea.

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