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El Parlamento de Corea del Sur vota a favor de la destitución del presidente por declarar la ley marcial

La iniciativa sale adelante con 204 votos de 300 a favor. Ahora será el Tribunal Constitucional el encargado de decidir sobre su destitución o restitución en el cargo

Manifestantes celebran la aprobación de la moción del Parlamento para destituir al presidente Yoon Suk-yeol por declarar la ley marcial, este sábado en Seúl.Foto: Kim Hong-Ji | Vídeo: EPV
Guillermo Abril

El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, llega al final de su escapada. Tras decretar una ley marcial la semana pasada, que estuvo en vigor seis horas, hizo tambalearse a las instituciones democráticas y ha sumido al país en una de sus mayores crisis en décadas, el dirigente ha perdido este sábado una moción de destitución en la Asamblea Nacional (el Parlamento). La iniciativa para tumbar al jefe del Estado ha sido aprobada con 204 votos a favor, 85 en contra, 3 abstenciones y 8 votos nulos. Ahora será el Tribunal Constitucional el órgano encargado de decidir si reinstaura o destituye a Yoon. De ser ratificada por el tribunal, se convertiría en el segundo jefe del Estado destituido, después de la moción contra la expresidenta Park Geun-hye en 2017. Pero podría llevar tiempo: el tribunal tiene hasta seis meses para deliberar. Hasta entonces, será el primer ministro, Han Duck-soo, segunda autoridad estatal, quien asuma las funciones presidenciales.

Sesión plenaria de moción de destitución del presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, este sábado en la Asamblea Nacional en Seúl.
Sesión plenaria de moción de destitución del presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, este sábado en la Asamblea Nacional en Seúl.Woohae Cho (via REUTERS)

El resultado es un triunfo político de la oposición. En apenas una semana las tornas han girado. Yoon resistió el sábado pasado a una moción planteada en su contra, después de una atropellada sesión que estuvo marcada por el boicot los diputados de su propia formación, el conservador Partido del Poder Popular (PPP): todos menos tres abandonaron en masa el hemiciclo, mientras la Asamblea era rodeada por decenas de miles de ciudadanos que desafiaban al frío para reclamar la caída del presidente. No ocurrió entonces, sí ha ocurrido siete días después.

Es “una victoria de la democracia”, ha asegurado tras la votación Park Chan-dae, portavoz del Partido Democrático (PD), principal fuerza de la oposición, quien ha asegurado que el conflicto iniciado el 3 de diciembre aún no ha concluido. Ha reclamado profundizar la investigación contra los instigadores de la ley marcial y que avance con urgencia el siguiente paso del procedimiento de destitución en el Constitucional.

Park Chan-dae, portavoz del Partido Democrático (PD), durante su intervención.
Park Chan-dae, portavoz del Partido Democrático (PD), durante su intervención.Woohae Cho (Getty Images)

“Nunca me rendiré”, ha dicho el presidente Yoon Suk-yeol inmediatamente después de la votación, a través de un mensaje distribuido por la oficina presidencial recogido por la agencia surcoreana Yonhap. “Haré una pausa por un momento, pero el viaje hacia el futuro que he recorrido con la nación durante los últimos dos años y medio nunca debe detenerse”, ha añadido. “Tendré presentes todas las críticas, los ánimos y el apoyo que se me han dirigido y haré todo lo que pueda por el país hasta el final”.

La iniciativa para destituir al presidente requería del apoyo de dos tercios de la Cámara (200 de los 300 escaños), por lo que el bloque opositor necesitaba recabar la adhesión de al menos ocho votos de la formación de Gobierno. En los últimos días, hasta siete parlamentarios del PPP se habían inclinado de forma pública a favor de poner fin al mandato de un jefe del Estado que era, desde la declaración de la medida extrema, una especie de zombi político, sin poder real, y está cada vez más cercado por una investigación por liderar una insurrección, un delito que podría acarrear incluso la pena de muerte. Al final, 12 diputados conservadores han roto con la disciplina del partido de Yoon.

Miles de personas han celebrado con júbilo la decisión frente a las puertas de la Asamblea, en las calles de Yoeuido, la isla fluvial donde tiene su sede el poder legislativo. Una marea humana se ha ido congregando en la zona a medida que llegaba la hora de la votación (ha arrancado a las 16.00 hora local, las 8.00 de la mañana en la España peninsular). Agitaban carteles reclamando el cese de Yoon y varas luminosas de colores, uno de esos objetos habituales en los conciertos de k-pop. Las protestas en Corea tiene un aire alegre, son congregaciones más festivas que combativas. Los organizadores de la convocatoria estimaban que se podrían reunir este sábado hasta un millón de personas, aunque las cifras policiales rondan las 150.000 personas.

Centenares de personas celebran la destitución del presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, este sábado en Seúl. Foto: Associated Press/LaPresse | Vídeo: EPV

“Yoon Suk-yeol movilizó a los militares para destruir la Constitución. Ha destruido la democracia que se ha desarrollado a través de sangrientas y sudorosas luchas durante las últimas décadas”, afirmaba Kim Min-moon, representante permanente de la Asociación de Mujeres Coreanas Unidas, que ha tomado la palabra como oradora principal en el evento convocado a las puertas de la Asamblea. “La única solución constitucional es la destitución”, ha dicho, según ha recogido la agencia local Yonhap.

La nueva moción fue presentada el jueves por el PD, formación de centroizquierda, y otros cinco partidos minoritarios, argumentando que la declaración de ley marcial de emergencia de Yoon violaba la Constitución y otras leyes.

El presidente surcoreano decretó la medida extrema de forma sorpresiva en la noche del pasado 3 de diciembre, abriendo la caja de los demonios más oscuros del pasado autoritarismo militar en la que hoy es una de las democracias más sólidas de Asia. El mandatario justificó la decisión con un batiburrillo de argumentos contra la oposición, a la que acusó de controlar el Parlamento, ejercer actividades antiestatales y de simpatizar con Corea del Norte.

El anuncio de Yoon se topó inmediatamente con el rechazo mayoritario de políticos opositores y de su propio partido, y la Asamblea logró poner fin a la medida extrema en las siguientes horas gracias a una votación extraordinaria celebrada de madrugada mientras los militares, que cumplían órdenes del jefe del Estado, trataban de acceder al hemiciclo e interrumpir la sesión.

Miles de personas congregados en los alrededores de la Asamblea Nacional, este sábado en Seúl.
Miles de personas congregados en los alrededores de la Asamblea Nacional, este sábado en Seúl.YONHAP (EFE)

Desde entonces, los ciudadanos han tomado las calles con numerosas protestas, vigilias y peregrinaciones a las sedes del poder surcoreano, mientras la oposición trataba de forzar la caída de Yoon, mediante su dimisión o una moción de destitución. Con Yoon sumido en un incómodo silencio los primeros días, el partido del Gobierno ha tratado de controlar los tiempos de su renuncia, pero sin especificar los plazos. La situación se ha ido volviendo insostenible a medida que han avanzado las investigaciones sobre la trama de la ley marcial. Algunos de los mandos militares implicados han revelado cómo Yoon llegó a pedir al ejército que irrumpiera en la Asamblea, pusiera fin a la votación que revirtió la ley marcial y arrestara a líderes políticos. La Policía acudió el miércoles a registrar las dependencias presidenciales, incluida la oficina del jefe del Estado, y las autoridades de la Oficina de Investigación de la Corrupción de Altos Funcionarios, encargada de dirigir las pesquisas, ya baraja la detención del mandatario. La investigación también se ha cobrado algunas piezas de valor, dando lugar a arrestos de figuras destacadas como el exministro de Defensa Kim Yong-hyun, quien el miércoles trató de quitarse la vida en prisión.

A la votación de este sábado se ha llegado con casi un 75% de los surcoreanos a favor de la destitución y con un exiguo 11% de aprobación de Yoon, el nivel más bajo desde que asumió la jefatura del Estado en mayo de 2022, según un sondeo urgente de Gallup elaborado esta semana y publicado el viernes.

El jueves, el aún presidente de Corea del Sur, aferrado al cargo, defendió en una alocución televisada sin preguntas su actuación como un “acto de gobierno”; rechazó los cargos de insurrección y agitó de nuevo el fantasma de la intromisión norcoreana en los asuntos públicos. También aseguró que lucharía hasta el final, fuera cual fuera ese epílogo: la citada investigación que lo coloca como líder de la trama o la nueva moción de destitución presentada contra él. De la segunda, ya conoce el resultado.

Yoon, que de momento seguirá viviendo en la residencia presidencial, aunque despojado de sus funciones, ha tenido que hacer frente a un mandato convulso y con el Parlamento en contra. Nacido en Seúl en 1960, protagonizó en 2022 uno de los triunfos más ajustados en la historia política de Corea del Sur, derrotando a su rival con menos de un punto porcentual de ventaja, la victoria más reñida desde 1987. La victoria se interpretó más bien como un rechazo al hasta entonces gobernante Partido Democrático, más que como una acogida al Partido del Poder Popular de Yoon. Este ha sido el primer líder surcoreano que no ha contado con el control de la Asamblea Nacional ―el PD es la formación mayoritaria― en ningún momento de su mandato. Hasta enero de este año, solamente se habían aprobado el 29,2% de los proyectos presentados al Parlamento por su Gabinete, según datos del Center for Strategic and International Studies (CSIS).

Yoon llegó al poder después de una extensa carrera como fiscal, durante la cual se ganó fama de implacable en la lucha contra la corrupción. De joven quería ser pastor protestante, pero fue su padre, un respetado profesor de Economía, quien le convenció para dejar ese camino y estudiar Derecho. Tras 25 años como fiscal en Seúl, en 2019, el entonces presidente surcoreano, el liberal Moon Jae-in, lo promovió a fiscal general de Corea del Sur. Su implacable cruzada anticorrupción contribuyó a llevar a los expresidentes Park Geun-hye y Lee Myung-bak a la cárcel, así como al líder de facto del conglomerado Samsung, Lee Jae-in, por un gran escándalo de sobornos y coacciones.

En su discurso de investidura, en 2022, Yoon prometió que “reconstruiría esta gran nación” para convertirla en una “que realmente perteneciera al pueblo”. Sus dos años al frente del país, sin embargo, han estado marcados por una drástica caída en su popularidad, un Gobierno disfuncional y un bloqueo legislativo constante.

El aura de incorruptible también ha ido desapareciendo a la misma velocidad que caía su popularidad entre la ciudadanía. Algunas de las grandes controversias de su mandato las ha protagonizado la primera dama, Kim Keon-hee. A finales del año pasado salieron a la luz unas imágenes en las que se la veía aceptando como regalo un bolso de Christian Dior valorado en 2.200 dólares. El obsequio viola las leyes surcoreanas que prohíben tanto a funcionarios públicos como a sus cónyuges aceptar objetos valorados en más de 750 dólares. El presidente Yoon calificó el vídeo, que fue grabado con una cámara oculta, como una “maquinación política”. Previamente, Kim había sido acusada de falsificar su currículum ―lo que la llevó a pedir perdón públicamente―, de plagio académico y de manipulación de acciones bursátiles.

El primer ministro, Han Duck-soo, habla con los medios de comunicación este sábado en Seúl.
El primer ministro, Han Duck-soo, habla con los medios de comunicación este sábado en Seúl. YONHAP (EFE)

El primer ministro, Han Duck-soo, nuevo presidente interino, asume ahora el liderazgo de un país en medio de la tormenta. Tras la votación, Han ha asegurado que se esforzará al máximo para devolver la calma. “Daré toda mi fuerza y esfuerzos para estabilizar el Gobierno”, ha contado en una comparecencia, según Reuters. Han, que fue colocado en el cargo por Yoon, es un tecnócrata respetado más allá de las alineaciones partidistas y los constantes enfrentamientos. Ha ejercido, entre otros cargos, como embajador en Estados Unidos, ministro de Finanzas y de Comercio. Tiene 75 años y, además de luchar por la estabilidad, deberá hacer frente al siempre complejo conflicto con Corea del Norte, avivado por el apoyo de Pyongyang con militares y municiones a Rusia en la guerra de Ucrania, y a una economía tocada cuya presión sobre la población se ha convertido en un problema. Su gestión podría verse también afectada por su eventual papel en la declaración de la ley marcial.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.
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