Biden estudia conceder indultos preventivos a posibles objetivos de la persecución de Trump

El Gobierno de Joe Biden estudia la polémica medida de blindar con indultos preventivos a algunas personas que teme que sean objeto de una persecución injusta por parte de Donald Trump. El indulto concedido por el presidente a su hijo, Hunter Biden, ya cubría no solo los delitos por los que estaba esperando sentencia, sino también todos los que hubiera podido cometer desde 2014. Siguiendo ese modelo, Biden podría conceder indultos preventivos a personalidades que se han enfrentado especialmente a Trump, como la excongresista republicana Liz Cheney; el exjefe de Gabinete de Trump Mark Milley, que tildó de “fascista” al expresidente; el senador demócrata electo Adam Schiff, que lideró el primer proceso político (impeachment) contra el republicano, o el médico Anthny Fauci, que coordinó la respuesta de Estados Unidos a la pandemia de la covid.

El planteamiento fue adelantado por el medio digital Politico y luego confirmado por otras fuentes. Hasta ahora, las deliberaciones se han producido en gran medida a nivel de los abogados de la Casa Blanca. Pero el propio Biden ha discutido el tema con algunos asesores de alto nivel, según dos fuentes familiarizadas con el asunto citadas por la agencia Associated Press que hablaron bajo condición de anonimato. Por ahora no se ha tomado ninguna decisión; y es posible que Biden opte por no aprobar esos indultos preventivos.

La decisión sentaría un precedente peligroso. Ya se han concedido otros indultos con carácter preventivo, es decir, contra personas que no estaban imputadas, pero por motivos concretos. Gerald Ford indultó a Richard Nixon para que no fuera imputado en relación con el escándalo Watergate. Jimmy Carter, por su lado, perdonó a quienes habían esquivado ilegalmente participar en la guerra de Vietnam, tanto si habían sido señalados por la justicia como si no.

Sin embargo, conceder un blindaje genérico frente a cualquier tipo de imputación penal implicaría llevar al límite las facultades constitucionales de clemencia atribuidas al presidente. Además, abriría una caja de Pandora de imprevisibles consecuencias. Trump podría tomar el testigo de forma aún más drástica, lo que en la práctica podría implicar conceder impunidad a sus altos cargos para saltarse la ley.

Durante la campaña electoral, Trump prometió venganza y represalias contra los que considera sus enemigos políticos. Ha elegido a Pam Bondi y Kash Patel, dos personas que parecen comulgar con esa idea, para estar al frente del Departamento de Justicia y de la Oficina Federal de Investigación (FBI), respectivamente. Los demócratas temen que Trump y sus aliados, que han presumido de tener listas de enemigos, puedan poner en marcha investigaciones que supondrían un coste reputacional y financiero para sus víctimas, incluso si no acaban en imputaciones, procesamientos ni condenas.

Aunque el objetivo fuera evitar persecuciones injustas, los indultos también podría interpretarse por los republicanos y sus medios afines como el reconocimiento implícito de que las personas beneficiadas habían cometido delitos y necesitaban el perdón presidencial. Numerosos demócratas han criticado con dureza la decisión de Biden de indultar a su hijo, un paso que les quita argumentos frente a la alegación de Trump de que él mismo fue perseguido por razones políticas.

El presidente electo habló de “enemigos internos” y difundió durante la campaña mensajes en las redes sociales en los que pedía el encarcelamiento de Biden; la vicepresidenta, Kamala Harris; el exvicepresidente Mike Pence, el senador republicano Mitch McConnell y el demócrata Chuck Schumer. También ha señalado con frecuencia a la republicana Liz Cheney, que fue una de las protagonistas de la comisión de investigación de la Cámara de Representantes sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.