Israel mata al menos a 88 personas al bombardear cinco viviendas en Gaza
El 80% de la Franja es ya “zona de alto riesgo”, según el máximo responsable de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos
En las últimas 48 horas, el ejército de Israel ha bombardeado los suburbios de Beirut y ordenado nuevas evacuaciones en la histórica ciudad de Tiro, ha causado la mayor masacre en Siria en un año (68 muertos, según el balance actualizado este jueves) y ha matado a nueve palestinos (todos milicianos, según la portavocía castrense) en una redada en la ciudad cisjordana de Yenín. Pero, como en los últimos 13 meses, el rastro más sangriento está en Gaza, con cinco bombardeos contra viviendas llenas de gente que han dejado al menos 88 muertos, sin ambulancias para transportar a los heridos a los hospitales y con un número indeterminado bajo los escombros, según las autoridades sanitarias. El 80% de la Franja es ya “zona de alto riesgo”, con la gente “obligada a huir en busca de lo básico”, principalmente salvar la vida, ha señalado el máximo responsable de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini.
El norte de Gaza, sometido desde hace 40 días a un brutal cerco, ha sido el escenario de la mayor matanza. Es la zona en la que el ejército israelí avanza demoliendo cientos de casas, previsiblemente para formar una zona tampón bajo su control. En Beit Lahiya, al menos 66 personas han perdido la vida por el impacto de madrugada de un misil contra un edificio residencial, según el Ministerio de Sanidad del Gobierno de Hamás.
Hussam Abu Safia, director de Kamal Adwan (uno de los tres hospitales que aún funcionan a duras penas en el norte del enclave), ha asegurado que las víctimas están siendo tratadas en el lugar, por la falta de ambulancias para transportarlas a los centros médicos. La suerte de quienes llegan al hospital no es mucho mejor, dada la falta de material médico y de cirujanos especializados. Las Fuerzas Armadas de Israel han detenido a la mayoría del personal.
Según Abu Safia, la mayoría murió mientras dormía. En el distrito bombardeado vivían 200 personas y hay aún muchos desaparecidos. La masacre ha elevado por encima de las 44.000 el total de víctimas mortales palestinas de la guerra.
Ataque de Hezbolá al sur de Israel
En plena extensión del conflicto en Oriente Próximo, Hezbolá ha anunciado su primer ataque con misiles contra el sur de Israel desde el inicio del fuego cruzado (convertido en guerra desde septiembre). Ha ido dirigido contra la base aérea de Hatzor, a unos 150 kilómetros de la frontera entre los dos países, en respuesta a la voluntad que expresó el anterior líder del partido-milicia chií, Hasan Nasralá, antes de ser asesinado en Dahiye, al sur de Beirut. El ejército israelí no lo ha confirmado. Un misil ha matado además a un joven en la ciudad costera israelí de Nahariya.
Todo esto ocurre mientras el enviado de Estados Unidos, Amos Hochstein, se dispone a reunirse con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para intentar sacar adelante un alto el fuego en Líbano sobre el que ha lanzado mensajes de optimismo en sus dos jornadas de entrevistas en Beirut. Esta posibilidad está, según ha dicho, “al alcance de la mano”.
El paso de las horas también ha puesto aún más de relieve la excepcionalidad del bombardeo israelí del miércoles contra la ciudad siria de Palmira, al noreste de Damasco. Es, con 68 muertos y más de 40 heridos, el más letal desde el inicio de la guerra en Gaza, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con informadores en el terreno. Se enmarca en la expansión del Gobierno de Netanyahu de las operaciones en Siria contra objetivos de Irán y sus milicias aliadas. Es el caso de 64 de los muertos, que eran combatientes de milicias aliadas de Irán, tanto sirias como iraquíes o libanesas, según el Observatorio.
Tomada por el Estado Islámico en 2015 y recuperada por las tropas del régimen casi un año más tarde, Palmira alberga unas ruinas declaradas por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Los ataques israelíes en Siria son ya casi diarios, ante la inacción del régimen de Bachar el Asad, pese a ser en su territorio nacional y a haber matado también a decenas de soldados.
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