Los Verdes contemplan una coalición con la derecha moderada para seguir gobernando en Alemania
El partido consagra como candidato a las elecciones de febrero al cuestionado ministro de Economía, el “superpragmático” Habeck
Los Verdes alemanes se preparan para una posible alianza con la derecha democristiana después de las elecciones anticipadas del 23 de febrero. En el congreso celebrado este fin de semana en la ciudad de Wiesdaden, un 96,5% de delegados aprobaron que el actual ministro de Economía en el agonizante Gobierno en Berlín, el cuestionado Robert Habeck, sea el candidato a la cancillería. La unanimidad en torno a este político “superpragmático”, como lo definió la actual titular de Exteriores, Annalena Baerbock, fue casi completa.
De los discursos y las conversaciones con delegados y veteranos militantes, se desprendió otra certeza: que el objetivo de Habeck y de la mayoría de los 800 delegados es continuar gobernando. Si los números les alcanzan, este partido de larga tradición asamblearia, ecologista y pacifista se aliaría sin problema con los democristianos de Friedrich Merz, favorito para ser el próximo canciller. Y esto sería una novedad.
Alianza 90-Los Verdes —el nombre completo de la formación que irrumpió en la política alemana en los años ochenta, y la transformó— ya gobierna en varios estados federados con los democristianos. Pero nunca han formado una coalición gubernamental a escala nacional, una experimento que, al menos en Wiesbaden, no asustaba a nadie, y contaba con un apoyo amplio.
“¡Ningún problema! Mis padres votaban a la democracia cristiana. Y mi mujer quiere votar al Partido Socialdemócrata”, decía Wolf-Christian Bleek, médico de profesión y miembro de la delegación bávara en Wiesbaden. La familia como microcosmos del consenso alemán. “Espero”, añade, “que obtengamos suficientes votos para que podamos hacer una coalición”.
Y este es, exactamente, el problema. Porque los sondeos dan a Alianza 90-Los Verdes alrededor del 10% de los votos. Un resultado que les situaría en cuarta posición, por detrás de la Unión Democristiana-Unión Socialcristiana (CDU-CSU), de la extrema derecha de Alianza para Alemania (AfD) y del Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz. Se complicaría así su continuidad en el poder en Berlín, donde han sido, desde 2021, una de las tres patas de la coalición tripartita que se rompió el 6 de noviembre al destituir Scholz a tres ministros liberales.
El partido de Habeck y Baerbock —la candidata en 2021 y responsable del mejor resultado de Los Verdes (un 14,8%)— ha salido tocado de la experiencia del impopular tripartito. Políticas fallidas, como la supresión de las calderas de gas, carbón y gasóleo, alimentaron la imagen del ecologismo como un movimiento elitista y urbano que castiga a las clases medias y trabajadoras. En septiembre, tras encajar varias derrotas en elecciones regionales, dimitieron por sorpresa los copresidentes del Partido, Ricarda Lang y Omid Nouripour. En Wiesbaden salieron elegidos sus sucesores: Franziska Brantner, miembro como Habeck del ala realista —hoy dominante ante los izquierdistas— y Felix Banaszak. Todos se conjuraron contra la hipótesis del batacazo electoral.
Y en los pasillos, un viejo lobo de la política, del ecologismo, del europeísmo y otros ismos exponía su apuesta optimista: “Robert Habeck llevará a Los Verdes a un resultado de entre el 15 y el 18%”. Daniel Cohn-Bendit, residente en la vecina Fráncfort, piensa que “lo peor” sería repetir una coalición de tres partidos como la que acaba de caer, por la dificultad en gestionar los equilibrios. Preferible sería, para él, una coalición entre dos. Y, puesto que el SPD difícilmente será el partido más votado, queda la CDU. ¿Una anomalía?
“Todo partido democrático debe ser capaz, de acuerdo con los resultados electorales, de entrar en coalición con otro partido democrático”, argumenta Cohn-Bendit. “Es sencillo. Si la única mayoría posible es la democracia cristiana con Los Verdes, ¿por qué rechazarlo? La fuerza de Los Verdes consiste en no excluir nada”. Dany el Rojo, como se le conocía cuando lideró la revuelta de Mayo del 68, añade: “Se dijo que no funcionaría [la coalición con los democristianos] a escala regional, y funcionó. Llegar a compromisos entre dos es más fácil que entre tres. Lo lograrán. Vista la situación mundial y en Estados Unidos, Alemania no puede permitirse no tener un Gobierno tras las elecciones”.
En su discurso de una hora ante un pabellón con miles de personas —entre delegados, invitados y periodistas—, el candidato Habeck se presentó como un político humano, y un hombre que duda y que hace unos meses incluso se planteó dejar la política. Alguien capaz de asumir errores, como el de las calderas. Pero también de cargar otros en los demás.
Aunque lleva tres años como ministro de Economía, responsabiliza de la crisis económica a la política energética —y hacia Rusia— de la gran coalición de democristianos y socialdemócratas en los años de Angela Merkel. La gran coalición, añadió, “es el motivo del estancamiento”. Por eso defendió que no debía repetirse. No lo dijo así, pero se entendió: una coalición ecologista-conservadora sería preferible. Y en Wiesbaden apenas se escucharon las voces disidentes, quizá porque con tres meses para las elecciones es el momento del cierre de filas.
Pero el democristiano Merz es una figura antipática para muchos en la izquierda, demasiado conservador y liberal, demasiado hostil en sus declaraciones a Los Verdes. ¿Un obstáculo para la hipotética coalición?
“Las cosas solo se pueden cambiar desde el Gobierno, pero la pregunta es si podría cambiarse muchas cosas con Merz”, dice Peter Kallusek, delegado del land de Renania-Palatinado. “Hay muchos que creen que con Merz funcionaría. Yo soy de otra opinión”. Un punto de encuentro entre la CDU y Los Verdes es el apoyo militar a Ucrania: los tiempos del pacifismo a ultranza de los orígenes quedaron enterrados con las guerras de la década de los noventa en los Balcanes. Pero en políticas económicas o en inmigración podrían saltar chispas.
Cuando se le pregunta al francoalemán Cohn-Bendit si Los Verdes alemanes son todavía un partido de izquierdas, replica: “¿Qué es la izquierda? ¿Es de izquierdas o es de derechas apoyar Ucrania? Defender la transición ecológica ante el cambio climático, ¿es de izquierda o de derecha? Y le diré una cosa: respecto a la transición ecológica, hay que encontrar un compromiso con el centro de la sociedad. No se puede hacer contra la mayoría”.
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