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Jordan Bardella relanza con su libro la idea de unir a todas las derechas francesas

El ultraderechista, presidente de Reagrupamiento Nacional, publica una obra autobiográfica inclinada a aunar el espectro ideológico conservador para llegar al poder

Jordan Bardella, presidente de Reagrupamiento Nacional, el 7 de julio en París.
Jordan Bardella, presidente de Reagrupamiento Nacional, el 7 de julio en París.Kevin Coombs (REUTERS)
Daniel Verdú

-¿Tienen el libro de Jordan Bardella?

-Ahí al fondo

-¿Qué tal lo están vendiendo?

-¿Aquí? No demasiado.

La dependienta de la librería del boulevard Saint-Germain pone cara de pocos amigos cuando oye el título y el autor de Ce que je cherche (Fayard, 2024), la autobiografía de Jordan Bardella, delfín de Marine Le Pen y futuro de la ultraderecha en Francia. El rostro de la empleada es parecido al de muchos de los trabajadores de la editorial Fayard, que han empezado a rebuscar entre las ofertas laborales desde que el grupo Vivendi —propietario de un 11,79% de acciones de Prisa, editora de EL PAÍS— la compró y la sumó a la causa de la derecha ideológica y mediática de Francia. Fayard, propiedad de Hachette, tercer grupo editorial del mundo, forma parte ya de un batallón de medios y editoriales (Cnews, Le Journal du dimanche, Canal+, Lagardère…) que dotan a la derecha y a la ultraderecha de un cuerpo cultural y promueven su unión como única forma de consolidar su hegemonía. La obra de Bardella, 316 páginas de autobombo, 25.000 copias despachadas desde el pasado sábado, es el mejor ejemplo. También su presentación este martes por la noche.

Los libros escritos por políticos, sus autobiografías, se han convertido en los últimos tiempos en el artefacto de marketing electoral preferido de sus asesores. Incluso si el protagonista en cuestión tiene 29 años y corre el riesgo de evocar anécdotas irrelevantes de su infancia en el patio del instituto. El ultraderechista Bardella, el rostro que busca confirmar la respetabilidad de ese universo ideológico y su modernización en Francia, ya tiene el suyo. Su publicación, el pasado sábado, es uno de los lanzamientos estrella de Lise Boëll, histórica editora de Éric Zemmour y de Philippe de Villiers (padre político del actual ministro del Interior, Bruno Retailleau) y nueva presidenta y directora general de Fayard. Es la punta de lanza de la derechización de la editorial, o de un cierto cambio de tornas en el panorama mediático. “Que hayan sido los únicos que querían publicar el libro del presidente del partido más votado de Francia solo habla del sectarismo del resto de editoriales”, señala Marine Le Pen a EL PAÍS en un corrillo con periodistas en el cocktail de la presentación.

Bardella presentó el libro en un hotel junto al esplendor de la place Vendôme, en la rive droite parisina, un lugar cada vez más familiar para un RN que busca acercarse a la burguesía conservadora. “Dicen en Libération [periódico de clara inclinación de izquierdas] que es tan nulo que podría haberlo escrito yo”, bromeó nada más empezar. “Confirmo, es obra mía”. Efectivamente, hay pocas dudas de que el volumen lo escribió el propio Bardella durante el pasado verano, aunque cueste creer que sacase tiempo para hacerlo después de la larga resaca de la campaña europea y el caos político organizado con la disolución de las Asamblea Nacional y las elecciones legislativas. “No es un un programa ni es un autobiografía, como dicen algunos”, siguió defendiéndose, seguro ya de las pésimas críticas que seguirá recibiendo en los próximos días. “Hemos leído el libro de Bardella, pero os vamos a aconsejar otro”, titulaba el Huffington Post hace dos días.

La obra, realmente, no contiene grandes dosis programáticas ni revelaciones políticas de calado. Tampoco ninguna voluntad literaria que lo amenice. La mayoría de capítulos biográficos eran ya conocidos: los orígenes humildes, la familia de procedencia italiana, su lucha por abrirse paso en una banlieue parisina pese a las dificultades que entrañaba. Es un artefacto, eso sí, perfecto para relanzar la figura de Bardella después de las elecciones que su partido, Reagrupamiento Nacional, ganó (11 millones de votos), pero que el llamado frente republicano, la alianza entre los partidos de izquierdas de y de centro formada para frenar a la ultraderecha, impidió que le permitiesen gobernar.

En primera fila del acto, como no, se encontraba su madrina política y mentora, Marine Le Pen. Pero quizá lo más relevante era la presencia de Éric Ciotti, expresidente de Los Republicanos —la derecha clásica francesa—, que este verano se rebeló contra su formación para impulsar una alianza con la ultraderecha. Ciotti se encerró en la sede del partido negándose a dimitir, pero terminó creando su propia formación. Hoy es uno más de la familia ultraderechista, algo así como el primo moderado con ganas de rock and roll. Y es también el experimento más evidente de esa unión de derechas que Bardella promulga en el libro y que muchos consideran el único camino para que Reagrupamiento Nacional llegue al Elíseo, tal y como hizo Giorgia Meloni en Italia. De hecho, el presidente de RN, que nunca ha ocultado su admiración por Nicolas Sarkozy, tiene algunas palabras amables en la obra para la acción del expresidente de la República (2007-2012).

“Tender la mano”

El libro da buena cuenta de esa idea de alianza que, por otro lado, no termina de convencer a Marine Le Pen y podría costarle algunas fricciones a su cachorro político. “Las victorias futuras pasarán por la unidad del campo patriótico, por una capacidad de aglutinar a los huérfanos de una derecha más orleanista. Quiero ir más allá en esta dirección y tender la mano”. Además, sostiene la “indispensable unión (...) entre la clase popular y una parte de la burguesía conservadora”, en términos similares a los del ultraderechista Éric Zemmour, líder del partido Reconquista, para apelar a la necesidad de unir a todos los actores de la derecha.

El primer tercio de la obra, que la compañía de transportes estatal SNCF no ha permitido publicitar en sus estaciones, repasa la secuencia de las elecciones europeas (9 de junio) y las elecciones legislativas anticipadas (30 de junio y 7 de julio). Bardella apenas cuenta interioridades de esas semanas en las que se preparaba para ser primer ministro; apenas se menciona que planeaba colocar en el Ministerio de las Fuerzas Armadas, precisamente, a su aliado Ciotti, que logró evitar el servicio militar en su juventud. Tampoco figuran ninguna reflexión sobre las contradicciones entre las condiciones de la exitosa integración de sus padres y abuelos italianos y el programa que defiende Bardella hoy al frente de RN.

Jordan Bardella, como Le Monde subrayaba en su reseña del sábado, no logra realmente desentrañar el misterio de su compromiso, que lo llevó de impartir clases de alfabetización a extranjeros a militar para expulsar a esas mismas personas del país. Fue en ese contexto, escribe, donde comprendió la “imposible asimilación” de numerosos inmigrantes, al mismo tiempo que se sentía atraído por Marine Le Pen. Además, retoma de forma algo básica la diferencia entre la “inmigración de antes” y la inmigración actual, y la dificultad de “conciliar universos culturales distantes”. Una idea recurrente de la extrema derecha racialista para decretar la imposible integración de las poblaciones extraeuropeas.

El libro, visto el número de votantes de Bardella en las elecciones europeas y la fidelidad de sus admiradores —la presentación estaba llena de chicos imberbes vestidos con los looks que suele llevar el joven presidente del partido— se convertirá, piense lo que piense la empleada de la librería del boulevard Saint-Germain, en un best seller. “Es todo un éxito. Ya ha vendido cinco veces más de lo que suele hacer un libro político a estas alturas”, se vanagloriaba Le Pen antes de tomarse rápidamente una copa de champán y desaparecer del acto mientras Bardella atendía a una larga cola de admiradores.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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