La borrasca ‘Boris’ se desplaza hacia el oeste y obliga a desalojar a mil personas en el norte de Italia
El temporal, que mantiene a ciudades del centro y este de Europa en máxima alerta, ha causado devastación y al menos 24 muertes de Rumania a Polonia
La arrolladora borrasca Boris se desplaza al oeste de Europa después de su devastador paso por el centro y el este, donde ha causado al menos 24 muertes de Rumania a Polonia y daños todavía por cuantificar. En el norte de Italia ya ha dejado, desde el martes, un muerto y dos desaparecidos, el desalojo de un millar de personas e inundaciones de lluvias torrenciales. Mientras, ciudades del centro y este de Europa, como Breslavia, en Polonia, o Budapest, en Hungría, continúan en máxima alerta ante el desbordamiento de los ríos que las atraviesan. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha prometido 10.000 millones de euros de los Fondos de Cohesión a los países afectados.
En Italia, la región más afectada es Emilia-Romaña, en la misma zona que sufrió graves inundaciones en mayo del año pasado. En 2023, dos tandas de lluvias torrenciales y corrimientos de tierra mataron a 17 personas y causaron daños por valor de 8.500 millones de euros. Según ha explicado la agencia ambiental regional, la borrasca ha ganado fuerza y humedad al llegar al Mediterráneo y está descargando un volumen de agua aún mayor que el año pasado. “Lo que se creía imposible, ahora es frecuente”, ha dicho un responsable.
La región está en máxima alerta por si la situación sigue empeorando: “Ha llovido sin parar durante más de 48 horas, sin parar”, declaró Irene Priolo a la radio pública RAI. Hasta ahora unas 1.000 personas han sido evacuadas de sus hogares durante la noche, una cifra todavía muy inferior a las 45.000 que se vieron obligadas a abandonar por las inundaciones anteriores, que afectaron a una zona más extensa. Varios ríos se han desbordado, principalmente el Senio, en Castel Bolognese, y el Marzeno, en Faenza. También en varias localidades en torno a la capital regional, Bolonia, donde ha habido desalojos en algunos barrios. En Traversara di Bagnacavallo, provincia de Rávena, donde han desaparecido dos personas, se han realizado varios rescates con helicóptero en los tejados de las casas.
El cuerpo nacional de bomberos ha informado de que ha llevado a cabo más de 500 operaciones de rescate. En toda la región no circulan los trenes y en cuatro provincias han cerrado los colegios. En ciudades como Lugo, cerca de Rávena, las autoridades ordenaron la evacuación de todas las viviendas de la planta baja, tras desbordarse el Senio. Las inundaciones y corrimientos de tierra también afectaron a las regiones vecinas de Toscana y Las Marcas.
Estas nuevas inundaciones, un año después, han desatado cruces de acusaciones entre el Gobierno central y el regional, el primero de ultraderecha y el segundo de centro-izquierda, sobre lo que se ha hecho en este tiempo y cómo se ha gastado el dinero destinado a paliar aquellos daños. Son polémicas recurrentes en Italia, con infraestructuras a menudo muy deficientes, cada vez que se repite una catástrofe natural en un mismo lugar.
El ministro de Protección Civil, Nello Musumeci, ha sido muy duro: “Lo que ocurre es fruto de lo que hemos hecho y no hemos hecho. (...) Emilia-Romaña ha recibido del Gobierno casi 600 millones de euros”. La presidenta regional en funciones, Irene Priolo, ha replicado que los fondos se han invertido de forma adecuada, pero “para resistir a eventos de este alcance hacen falta intervenciones estructurales”. En la ciudad de Faenza, por ejemplo, se acaba de inundar este mañana el mismo barrio del año pasado y el alcalde ha lamentado que habían pedido la construcción de un muro, pero no se ha hecho “por dilaciones burocráticas”.
En el municipio de Budrio, el diario La Repubblica ha hablado con vecinos que ya han sido evacuados tres veces, en 2019, en 2023 y ahora. Justo habían acabado de reparar sus casas por los daños del año pasado, de su propio bolsillo, a la espera del reembolso del dinero, aunque algunos de ellos aún aguardan que llegue la indemnización de 2019.
24 muertos en el centro y este de Europa
La borrasca ha dejado un rastro de destrucción por varios países de centro Europa, donde todavía no se encuentran a salvo. Al menos 24 personas han muerto, cinco en Chequia, siete en Rumania, siete en Polonia y cinco en Austria. El diluvio ha esparcido lodo y escombros por las ciudades, ha destruido puentes, ha sumergido coches y ha dejado a las autoridades y a los hogares con una factura por daños que ascenderá a miles de millones de euros.
Breslavia, la tercera ciudad de Polonia, con más de 600.000 habitantes, se prepara para resistir a la crecida del río Óder, aunque los primeros indicios apuntan a que sus defensas están aguantando. La ciudad ha recibido la visita este jueves de la presidenta de la Comisión Europea, que se ha reunido con los jefes de Gobierno de varios países afectados: Donald Tusk, de Polonia, anfitrión de la cita; Karl Nehammer, de Austria; Petr Fiala, de Chequia, y Robert Fico, de Eslovaquia.
Después de un encuentro de 45 minutos, los mandatarios han comparecido juntos. Von der Leyen ha reconocido que el Fondo de Solidaridad se puede utilizar para reconstruir carreteras, autopistas, ferrocarriles y puentes, pero “será insuficiente ante la magnitud de la destrucción”. La presidenta de la Comisión se ha comprometido, por tanto, a destinar también 10.000 millones de euros de los Fondos de Cohesión para los países afectados por las inundaciones, con financiación al 100% de la UE. “Estos tiempos únicos, requieren soluciones únicas”, ha dicho.
Con la gran inundación que sepultó la ciudad en 1997 —y mató a más de 50 personas en el país— todavía en la memoria, el Gobierno ha desplegado todos los medios a su alcance para evitar la catástrofe, incluyendo 16.000 soldados repartidos por la región, junto a policías y miles de voluntarios. “Es demasiado pronto para anunciar que la inundación de Breslavia ha sido superada”, ha afirmado cauto el dirigente de liberal conservador Tusk durante una reunión con un equipo de crisis. “Preferiría que aguantáramos nerviosos e intentáramos adivinar… el aumento del estado de los ríos con la mayor precisión posible”.
En Hungría, las ciudades aguardan la crecida del río Danubio, y el primer ministro, el ultraconservador Viktor Orbán, ha advertido de que se espera que el nivel del agua en Budapest alcance su punto máximo el sábado por la tarde o por la noche, pero que sería inferior a los niveles récord registrados en 2013. “Hungría lo conseguirá, nos defenderemos con éxito de esta inundación también”, declaró a última hora del miércoles.
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