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Un año de cautiverio del expresidente de Níger: Tolstói, Voltaire, bicicleta estática y malaria

Tras la retirada de su inmunidad, Mohamed Bazoum, derrocado por un golpe de Estado en julio de 2023, se enfrenta a la pena capital por complot y traición

Mohamed Bazoum
Mohamed Bazoum, ex presidente de la República de Níger, durante la entrevista realizada para El País en la residencia presidencial en Niamey, el 26 de junio de 2021.Juan Luis Rod
José Naranjo

Lee mucho: Ana Karenina, de León Tolstói; Cándido, de Voltaire: La vida ante sí y Las raíces del cielo, de Romain Gary; Balzac. Junto a su esposa, Hadiza, camina a diario por un largo pasillo y hace ejercicio en una bicicleta estática. Apenas ve la luz del día por unas estrechas ventanas y ambos han sufrido malaria. No tienen teléfonos y solo una televisión para ver películas. Su único contacto con el exterior es su médico, quien les lleva comida dos veces por semana. Mohamed Bazoum, ex presidente de Níger derrocado por un golpe de Estado el 26 de julio de 2023, lleva un año encerrado en dos habitaciones con baño y cocina del palacio presidencial bajo vigilancia militar. Se niega a dimitir y ahora quieren juzgarlo por complot y traición. Su gran temor: que el mundo les olvide.

“Hasta octubre hablábamos todas las semanas con él”, asegura el abogado estadounidense Reed Brody, miembro del colectivo internacional de juristas que defiende su causa, “pero después de que le acusaran de intentar escapar le retiraron el teléfono y no tenemos ningún contacto directo. Hasta entonces, siempre defendió que era el presidente, que había sido elegido y que no había cometido ningún crimen. Por tanto, que no iba a firmar su renuncia”. Socialista, profesor de Filosofía, ex sindicalista y miembro de la minoría árabe, Bazoum estaba convencido de que la educación, sobre todo de las niñas, era la mejor arma para cambiar las cosas en Níger.

El 26 de julio de 2023, el general Abdourahamane Tiani, responsable de la Guardia Presidencial y por tanto de la seguridad de Bazoum, se alzó contra él. Tras unas horas de incertidumbre, el resto de unidades del Ejército se unieron a los golpistas y el régimen democrático quedaba liquidado con la constitución de una junta militar. Al presidente, quien solo había estado dos años en el cargo, lo acusaron de ser el responsable del deterioro de la seguridad en el país, bajo amenaza yihadista, y del “mal gobierno económico y social”. En realidad, Tiani obró por supervivencia: Bazoum tenía previsto destituirle dentro de un ambicioso plan de reforma de las instituciones militares.

Durante semanas, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) planeó una intervención militar para derrocar a los militares y devolver el poder a los civiles. Las juntas castrenses de Malí y Burkina Faso cerraron filas con sus compañeros nigerinos y el riesgo de un conflicto regional se hizo patente. Finalmente, la opción bélica se desvaneció y los nuevos dirigentes de Níger acabaron expulsando a los soldados y al embajador francés de su territorio, a quienes acusaban de apoyar a la Cedeao, para intensificar su colaboración militar con Rusia, al igual que ocurriera en sus países vecinos. En sus planes de asentarse en el poder solo quedaba un obstáculo: un presidente elegido en las urnas y ahora en detención domiciliaria que se negaba a dimitir.

El 19 de octubre, la junta militar anuncia que, horas antes, el presidente Bazoum había intentado presuntamente escaparse junto a su mujer y su hijo (entonces retenido con ellos). El plan, revelado por los militares parecía de lo más arriesgado: con la complicidad de dos guardias, debían realizar un trayecto en coche de diez kilómetros por la capital hasta un punto donde le aguardaban dos helicópteros “de una potencia extranjera”. Una vez a bordo estos debían transportarlos, en un vuelo que dura una hora, hasta el norte de Nigeria. El entorno de Bazoum asegura que todo fue “una farsa, un burdo montaje”, pero, a partir de ese momento, la junta militar incomunica al presidente, a quien hasta ahora había permitido mantener sus teléfonos, y endurece sus condiciones de cautiverio.

El pasado mes de junio, el Tribunal de Estado, una corte especial creada en noviembre por los golpistas, da el paso definitivo y retira la inmunidad a Bazoum para poder juzgarle por los delitos de “complot, atentado contra la seguridad del Estado y traición”. En particular, le reprochan haber hablado por teléfono en las horas posteriores al golpe con el presidente francés, Emmanuel Macron, y con el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, para que apoyaran una intervención armada en Níger. “Ni siquiera fuimos notificados”, asegura Brody, “aun así, presentamos nuestros argumentos que no fueron tomados en cuenta”.

El colectivo internacional de abogados, integrado por el propio Brody y otros cuatro destacados juristas de Mauritania, Costa de Marfil, Senegal y Níger, teme que sea llevado a juicio de manera inminente. “La situación es muy grave. Está abierta la puerta para que la junta militar juzgue y condene al presidente Bazoum a la pena capital”, dijo Moussa Coulibaly, expresidente del colegio de abogados de Níger y miembro de la defensa de Bazoum, en un reciente comunicado, “esto es una realidad porque sin duda va a ser juzgado por militares, los mismos que lo derrocaron”. Mientras llega el momento de su inculpación, han lanzado, en coordinación con la familia de Bazoum, una campaña internacional para exigir su liberación, hasta ahora sin éxito.

El tribunal de la Cedeao ha apoyado esta causa y en la reciente cumbre de este organismo regional, celebrada el 7 de julio, los jefes de Estado incluyeron la demanda de la liberación de Bazoum en sus conclusiones tras un intenso debate en el que el presidente ghanés, Nana Akufo-Addo, se mostró especialmente combativo. Asimismo, los presidentes designaron al nuevo jefe de Estado senegalés, Bassioru Diomaye Faye, como mediador ante Malí, Níger y Burkina Faso, que anunciaron su salida de la Cedeao el pasado mes de enero, y este ha nombrado al prestigioso diplomático Abdoulaye Bathily como su enviado especial para el Sahel. El futuro de Bazoum podría estar en sus manos.

Mientras tanto, el colectivo de abogados es consciente de las dificultades a las que se enfrenta: trabajan activamente en su defensa, pero, llegado el caso, tampoco van a participar en una farsa judicial. Su caso ha sido presentado ante el grupo de trabajo de detención arbitraria de Naciones Unidas y se trabaja también en otras instancias, como la Unión Africana. Muchos países se mueven con precaución en este dossier porque, pese a todo, quieren mantener las vías de contacto abiertas con las nuevas autoridades de Níger. “Es un hombre íntegro, honesto. El mundo no lo puede olvidar así”, concluye Brody.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).
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