Macron pide a los partidos franceses que consensúen una “mayoría sólida” y “plural”
El presidente francés, debilitado tras las legislativas, rompe el silencio para exponer las condiciones para nombrar un futuro Gobierno. Entre ellas está la defensa de la UE
Emmanuel Macron quiere, para gobernar Francia, una “mayoría sólida, necesariamente plural”, y adscrita a principios como la defensa de la Unión Europea. El presidente francés ha roto este miércoles el silencio en el que se encerró desde las elecciones legislativas del domingo y se ha dirigido a sus compatriotas mediante una Carta a los franceses publicada en varios diarios regionales. En la carta indica que no tiene prisa para nombrar a un primer ministro, y afirma que hay que “dejar un poco de tiempo” a los partidos políticos “para construir estos compromisos con serenidad y respeto de cada uno”.
Macron da a entender que, de esta mayoría, quedaría excluido, además del partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional (RN), La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon. Los euroescépticos y anticapitalistas de LFI son parte integrante del Nuevo Frente Popular (NFP), que reúne también a socialdemócratas, ecologistas y comunistas. Su exclusión de una coalición gubernamental obligaría a romper la izquierda plural, que ha sido la fuerza con más escaños en estas elecciones.
El presidente, debilitado tras perder su partido la mayoría en la Asamblea Nacional y con un margen de maniobra más reducido que nunca, mantiene constitucionalmente el poder de nombrar al primer ministro. La ley fundamental no fija plazos, y podría mantener al primer ministro saliente, Gabriel Attal, y a su Gobierno en funciones, durante los Juegos Olímpicos de París, que se inauguran el 26 de julio y terminan el 11 de agosto.
En la carta, publicada mientras Macron se encontraba en la cumbre de la OTAN en Washington, no figura la expresión “gran coalición”. Pero lo que pide es lo más parecido a una alianza entre partidos distintos para construir una mayoría estable y con capacidad de acción. El presidente defiende trasladar al Gobierno el modelo del frente republicano. Es decir, la unión de la izquierda, el centro y la derecha moderada que en las legislativas sirvió para impedir la victoria de la extrema derecha de Marine Le Pen.
En el texto, Macron pone condiciones para formar un Gobierno. Una es la “orientación europea”. Otra, los “valores republicanos claros y compartidos”. Estas condiciones sugieren a quién dejaría el Elíseo fuera de la coalición. Evidentemente, al RN. Pero también a LFI, o al menos a los sectores más afines a Mélenchon. Se acusa al líder de LFI, desde el macronismo, la derecha e incluso desde sectores de la izquierda moderada, de socavar con su agitación permanente los llamados “valores republicanos”, y se le ha acusado también de ambigüedad ante el antisemitismo.
De las legislativas ha salido una Asamblea partida en tres bloques. La izquierda en cabeza, con 182 escaños. Segundo, el centro macronista con 168. Y tercera, la extrema derecha con 143. La derecha tradicional de Los Republicanos obtiene 46. La mayoría absoluta se encuentra en 289 escaños.
“Ninguna fuerza política obtiene por sí sola una mayoría suficiente y los bloques o coaliciones que salen de estas elecciones son todos minoritarios”, escribe Macron. “Solo las fuerzas republicanas representan una mayoría absoluta”.
El silencio del presidente desde el domingo había causado extrañeza, incluso entre sus partidarios, pues él fue quien decidió adelantar estas elecciones, que han tenido en vilo a Francia y Europa durante un mes. Muchos franceses esperaban explicaciones.
El resultado electoral ha creado una situación inédita. Se abren tres escenarios. El primero es el bloqueo y la imposibilidad de formar Gobierno. La Constitución no permite nuevas legislativas hasta junio de 2025. El segundo es un Ejecutivo en minoría como el que reclama la izquierda al ser la fuerza con más diputados. El tercero, y preferido de Macron, es la coalición.
“Lo que los franceses han elegido en las urnas”, dice, en alusión al frente republicano, “las fuerzas políticas deben concretarlo con sus actos”.
Los primeros movimientos de los partidos tras las elecciones van en otro sentido. La izquierda del NFP cree que puede formar un Gobierno en minoría, aunque quedaría a más de 100 escaños de la mayoría absoluta. El ala derecha del macronismo y LR reclaman lo mismo, pero juntos sumarían como máximo 228 escaños, también lejos de la mayoría. Una gran coalición, tal como se concibe en el Elíseo: todos menos Le Pen y Mélenchon, superaría con creces los 289 escaños de la mayoría absoluta. Pero de momento es un escenario puramente hipotético.
Mélenchon, en un mensaje en la red social X en respuesta a la carta, acusó a Macron de negarse a reconocer la victoria del NFP, y comentó: “Es el retorno del derecho de veto monárquico sobre el sufragio universal.” “Este circo se está volviendo indigno”, reaccionó Le Pen. Y acusó al presidente de contradecirse, al haber apoyado el frente republicano junto a LFI y ahora pretender excluir a LFI del futuro Gobierno.
El argumento del macronismo es que, en la segunda vuelta, los diputados de izquierdas, centro y centroderecha salieron elegidos con votos de ciudadanos de todos los colores a los que unía un objetivo: impedir el acceso de la extrema derecha al poder. El mandato de estos diputados, por tanto, no se limitaría a un partido ni ideología. El mandato consistiría en pactar en vez de velar solo por la propia parroquia partidista. A lo que, desde la izquierda, se responde que, en 2022, Macron derrotó a Le Pen en las presidenciales con los votos de la izquierda, y después no los tuvo en cuenta a la hora de hacer políticas de derechas.
En la carta, Macron argumenta que de estas legislativas se desprende “una demanda clara de cambio y de reparto del poder” que “obliga a construir una amplia unión”. “Por eso”, añade, “pido al conjunto de fuerzas políticas que se reconozcan en las instituciones republicanas, el Estado de derecho, el parlamentarismo, una orientación europea y la defensa de la independencia francesa, que emprendan un diálogo sincero y leal para construir una mayoría sólida, necesariamente plural, para el país”.
Que el mensaje se escuche, está por ver. El centro de gravedad de la política francesa, al perder Macron su mayoría y al no haber ningún partido dominante, pasó el domingo del Elíseo a la Asamblea Nacional.
Hoy el presidente tiene poderes limitados. Uno es nombrar al primer ministro. El otro es ese poder casi místico del líder en conexión directa con el pueblo, propio de la V República fundada por el general De Gaulle.
Macron, reelegido en 2022 y hasta 2027, concluye la carta interpretando que los franceses pidieron el domingo inventar “una nueva cultura política”. “Por ustedes, velaré por ello”, concluye. “En nombre de ustedes, seré el garante”.
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