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Miles de manifestantes protestan contra la ultraderechista AfD durante su congreso en Essen

La policía practica varias detenciones durante la cita, rodeada de un enorme operativo de seguridad. Los disturbios por el encuentro de la formación extremista dejan nueve policías heridos, dos de ellos graves

Manifestantes bloquea una de las entradas al palacio de congresos donde se celebra el congreso anual de AfD en Essen
Un grupo de manifestantes bloquea una de las entradas al palacio de congresos donde se celebra el congreso anual de AfD, en Essen (Alemania).FABIAN STRAUCH (EFE)
Elena G. Sevillano

“Nunca había visto tanta policía por todas partes”, dice Mohammed, camarero en una terraza de la calle comercial de Kettwiger, en el centro de Essen. La ciudad de casi 600.000 habitantes está completamente blindada, con calles cortadas, líneas de metro cerradas y un gigantesco dispositivo policial de 4.000 agentes con uniforme antidisturbios, helicópteros y drones. El partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) celebra este fin de semana su congreso anual en esta ciudad del corazón de la antigua región industrial del Ruhr. La primera jornada concluyó con varias detenciones y nueve policías heridos, dos de ellos de gravedad. Se esperaba que acudieran 100.000 manifestantes, entre los que podría haber extremistas de izquierda y activistas violentos, según la Policía, aunque finalmente este sábado aparecieron 50.000, según los organizadores, y 20.000, según las autoridades.

Mohammed, de origen argelino, sonríe cómplice cuando se le pregunta qué le parece tanto despliegue: “En lugar de proteger a AfD, quizá tendrían que protegernos a nosotros de ellos”. Las autoridades se centran en garantizar la seguridad del acto político, que se organiza apenas tres semanas después de las elecciones europeas que auparon a la formación ultraderechista al segundo puesto, con el 15,9% de los votos. En los últimos meses, ha protagonizado diversos escándalos que han provocado la respuesta de la ciudadanía, como una reunión secreta con conocidos neonazis en la que se habló de deportar a millones de personas de origen inmigrante o unas declaraciones de su candidato europeo, Maximilian Krah, en las que blanqueaba a las SS nazis.

La policía bloquea una de las calles que llevan al palacio de congresos de Essen donde AfD celebra su congreso anual.
La policía bloquea una de las calles que llevan al palacio de congresos de Essen donde AfD celebra su congreso anual. Hesham Elsherif (Getty Images)

El inicio del congreso se ha saldado con nueve policías heridos y varios detenidos cuando intentaban bloquear la entrada de los 600 delegados al Grugahalle, el palacio de congresos a las afueras de la ciudad donde se celebra el evento. A primera hora de la mañana un grupo de personas intentó romper uno de los cordones policiales y los agentes respondieron a porrazos y con gas pimienta. La Policía de Essen informó a última hora de la tarde de que dos de los agentes antidisturbios heridos lo están “de gravedad” y han sido hospitalizados después de que un grupo de desconocidos les pateara en la cabeza cuando escoltaban a un político. Los autores desaparecieron entre la multitud y la Policía está analizando imágenes de vídeo para identificarles. Salvo por esos disturbios a primera hora, los actos de protesta pacíficos se suceden por la ciudad desde el viernes por la tarde.

La marcha más numerosa, de varios miles de personas, transcurrió este mediodía entre la estación central y el palacio de congresos. En la pancarta que se leía: “Contra el odio y la agitación”. Los manifestantes coreaban lemas como “Todo Essen odia a AfD”, “Nazis fuera” y “Somos todos antifascistas”. “No podemos quedarnos callados ante personas que nos enfrentan entre nosotros”, decía Lena Koch, estudiante de 19 años. Uno de sus amigos llevaba una pancarta casera en la que se leía “Höcke es un nazi”, en referencia al líder de la formación en Turingia, Björn Höcke, recientemente condenado por usar un conocido eslogan nazi en un discurso.

Por toda la ciudad hay montados “campamentos” de protesta y sentadas, se han celebrado pequeños conciertos, y a todas horas varios centenares de personas abuchean y pitan a los delegados desde la barrera policial. Desde dentro del recinto, a varios centenares de metros, no se les oye. La organización del congreso de AfD supone un desafío mayúsculo para los encargados de la seguridad, porque además coincide con el partido Alemania-Dinamarca en la Eurocopa este sábado, que se celebraba a pocos kilómetros de Essen, en Dortmund.

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La ciudad de Essen intentó impedir el congreso de AfD hace meses, cuando salió a la luz una reunión secreta en la que se habló de la “reemigración” de millones de inmigrantes y que se ha comparado con la Conferencia de Wannsee de 1942 en la que se decidió la llamada Solución Final. Como principal accionista del recinto ferial, el alcalde (de la conservadora CDU) trató de anular el contrato de alquiler. Argumentó que pretendía evitar la comisión de delitos como la difusión de eslóganes nazis en su interior. El partido llevó el caso a los tribunales y ganó. El alcalde, Thomas Kufen, afirmó en un comunicado que no compartía la decisión de los jueces: “Pero en última instancia hay que aceptarlo”, aseguró.

Los 600 delegados debaten durante el fin de semana cuestiones como la postura del partido sobre la Unión Europea o el apoyo de Alemania a Ucrania. AfD está en contra de la política de sanciones contra Rusia y rechaza frontalmente el envío de armas a Kiev. Esta última cuestión es una de las “líneas rojas” que, según un alto cargo del partido, impiden negociar la entrada de AfD en el grupo europeo de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.

El grupo Identidad y Democracia (ID), liderado por Marine Le Pen, expulsó a Alternativa para Alemania a finales de mayo a raíz de las polémicas declaraciones de Krah. Desde entonces, el partido ultra ha intentado congraciarse de nuevo con la francesa, sin éxito de momento. En paralelo, AfD está intentando formar su propio grupo, que sería el tercero de derecha populista en la Eurocámara. AfD, copresidenta de la formación, dijo este sábado que las negociaciones con otros partidos ―se necesitan 23 eurodiputados de siete países― van por buen camino.

En el congreso se tratan también cuestiones organizativas, como la renovación de su cúpula. Se daba por hecho que los actuales colíderes, Tino Chrupalla y Alice Weidel, serían reelegidos, y así ha sido. El 82,7% de los delegados han votado a Chrupalla, mientras que Weidel ha obtenido el 79,9% de aprobación. Durante la cita se debate asimismo la creación del puesto de secretario general a partir de 2025 y la eliminación del coliderazgo para dejar únicamente un presidente o presidenta ―se especula con que Weidel es la mejor posicionada― en la cúspide. Este sábado se presentó la nueva junta federal del partido, con una sola mujer (Weidel) entre sus 14 miembros.

Oficialmente, el resultado de las elecciones europeas ha sido un éxito arrollador, pero entre altos cargos del partido asoman críticas a la gestión de la campaña y a la elección de los candidatos. “Las encuestas llegaron a darnos un 23%; la dirección tiene que preguntarse por qué al final nos hemos quedado en un decepcionante 16%”, desliza una persona con responsabilidades en la formación. Las críticas se centran en Maximilian Krah, al que el partido tuvo que esconder en la recta final de la campaña y al que acabó echando tras la votación. “Ya se sabía qué tipo de persona es; ¿por qué dejamos que liderara la campaña europea?”, se pregunta la misma fuente.

En sus discursos, los colíderes de AfD pidieron al Gobierno de coalición de Olaf Scholz nuevas elecciones e insistieron en los mensajes antinmigración que protagonizaron las semanas previas a la votación. Weidel pidió un giro de 180 grados en política migratoria. “Necesitamos deportar inmediatamente a 300.000 personas que tienen que abandonar el país”, dijo en referencia a los solicitantes a los que se ha denegado el asilo, pero que siguen residiendo en Alemania. La copresidenta de AfD aseguró también que “Alemania necesita vallas fronterizas” y que deberían pararse inmediatamente las naturalizaciones.

La formación está vigilada por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, los servicios secretos internos alemanes, como presunta organización de extrema derecha. Weidel calificó a la oficina de “enemiga de la Constitución” y dijo que “debería ser abolida en su forma actual”, lo que provocó los aplausos entusiastas de los delegados. “Nos dejaremos intimidar”, aseguró: “Estamos aquí y vamos a seguir aquí”.

Las encuestas pronostican que AfD será la formación más votada en las elecciones que se celebran en Turingia, Sajonia y Brandeburgo en septiembre, lo que probablemente complicará la formación de gobierno, ya que el resto de partidos se niegan a formar una coalición con los ultras.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.
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