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China condena a cinco años de cárcel a una activista del movimiento Me Too

Sophia Huang Xueqin, detenida desde 2021, ha sido sentenciada junto al también activista Wang Jianbing por “incitar a la subversión del poder del Estado”

Exterior del Tribunal Popular Intermedio de Guangzhou, donde Huang Xueqin y Wang Jianbing han sido condenados este viernes.
Exterior del Tribunal Popular Intermedio de Guangzhou, donde Huang Xueqin y Wang Jianbing han sido condenados este viernes.David Kirton (REUTERS)
Guillermo Abril

Nuevo golpe en China contra la sociedad civil. La periodista y activista del movimiento Me Too Sophia Huang Xueqin ha sido condenada a cinco años de prisión por incitar a la “subversión del poder del Estado”, según la sentencia dictada este viernes por un tribunal de la ciudad de Guanzhou, en el sur del país, y difundida parcialmente en redes sociales por una cuenta de apoyo a su causa. En el mismo caso, el activista laboral Wang Jianbing, también simpatizante del Me Too, ha sido condenado a tres años y medio de cárcel. Organizaciones en defensa de la libertad de prensa y los derechos humanos han denunciado el veredicto y reclamado la liberación de ambos. Huang ya ha anunciado que apelará; Wang aún no se ha pronunciado al respecto.

Ambos llevan detenidos casi 1.000 días —desde el 19 de septiembre de 2021— y se enfrentaron a su primer juicio tras dos años de arresto, en septiembre de 2023, bajo un fuerte dispositivo de seguridad y sin que la vista fuera pública, a pesar de que diplomáticos extranjeros trataron de estar presentes.

Huang, de 36 años, se encuentra en el origen del movimiento Me Too chino, y es uno de sus rostros más prominentes. Lleva una década dedicada al periodismo. En 2018 inició una investigación sobre el acoso sexual de un profesor universitario; la historia removió cimientos y se convirtió en un altavoz de la causa feminista en una sociedad rígidamente patriarcal. En 2019, Huang fue detenida tras haber participado y escrito sobre las protestas prodemocráticas de Hong Kong, aunque fue liberada tres meses después, según el diario hongkonés South China Morning Post.

En 2021, un día antes de que se marchara a estudiar al Reino Unido, fue detenida de nuevo, y esta vez sí ha habido condena. “Desde 2019, la acusada Huang Xueqin ha publicado repetidamente artículos y comentarios en plataformas en línea y medios sociales en el país y en el extranjero que tergiversan y atacan al Gobierno de China, atacan y difaman el sistema político de China y promueven ideas que subvierten el poder del Estado”, aseveraba el escrito de acusación, fechado en agosto de 2022, recogido por la ONG Human Rights in China.

La acusación denunciaba también los lazos de Huang con “grupos de redes extranjeras” y las reuniones organizadas desde 2020 junto a Wang Jianbing, en las que, según el documento, aprovechaban “la oportunidad para discutir temas sociales e incitar a la insatisfacción de los participantes con el poder estatal de China”. Wang, de 41 años, es un activista de perfil bajo que llevaba largo tiempo trabajando para organizaciones que apoyan a grupos vulnerables. Asistentes a esas reuniones citados por el Post aseguran que en ellas se debatían temas sociales, como los derechos de las mujeres y del colectivo LGBT. También veían películas y jugaban juntos a juegos de mesa.

“Los artículos que escribí y las entrevistas que realicé eran fenómenos sociales basados en hechos. No distorsioné los hechos, ni los utilicé para atacar al Gobierno. Todo lo que hago no es para incitar a la subversión del poder del Estado [sino que] espero que las condiciones sociales y las condiciones del país puedan mejorar”, dijo Huang en sus conclusiones al juicio en septiembre del año pasado, según recoge en redes sociales la cuenta Free Huang Xueqin & Wang Jianbing, de apoyo a los activistas condenados. “Como periodista, no puedo permanecer en silencio. Siempre sé que no estoy a salvo y que tarde o temprano me enfrentaré a una situación así, pero estoy dispuesta a asumir las consecuencias políticas”.

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“Mi activismo no pretende subvertir el poder del Estado ni quiero incitar a la subversión del poder del Estado”, dijo Wang en las conclusiones del juicio en 2023. “Lo que me preocupa son las cuestiones sociales relativas a los trabajadores migrantes con enfermedades profesionales”.

Una sentencia muy criticada

La sentencia ha sido criticada duramente por varias organizaciones. “Estas condenas prolongarán su detención, profundamente injusta, y tendrán un nuevo efecto amedrentador sobre los derechos humanos y la defensa social en un país donde los activistas se enfrentan a una represión estatal cada vez mayor”, ha denunciado Sarah Brooks, directora del Programa Regional para China de Amnistía Internacional, a través de un comunicado.

Brooks asegura que los penados no han cometido ningún delito, sino que han sido encausados “por educarse a sí mismos y a otros sobre temas de justicia social como la dignidad de la mujer y los derechos de los trabajadores”. El Me Too, añade, ha servido para “empoderar” a las sobrevivientes de violencia sexual en todo el mundo. “Pero en este caso las autoridades chinas han tratado de hacer exactamente lo contrario, erradicándolo”.

La organización Reporteros Sin Fronteras ha reclamado la liberación “inmediata” de la periodista, además de denunciar la tortura a la que, según el relato de los familiares, ha sido sometida durante su detención. “Huang Xueqin solo servía al interés público arrojando luz sobre cuestiones sociales y nunca debería haber sido detenida, por no hablar de ser torturada o condenada a tan dura pena de prisión”, ha denunciado Cédric Alviani, director de la oficina de RSF en Asia-Pacífico en un comunicado. “Instamos a la comunidad internacional a que ejerza presión sobre las autoridades chinas para conseguir su liberación, junto con la de los otros 118 periodistas y defensores de la libertad de prensa detenidos en el país”.

China ocupa el puesto 172 de 180 en el índice de libertad de prensa que elabora anualmente RSF. En el informe sobre el país, esta organización asegura que se trata del “mayor encarcelador de periodistas del mundo”. El documento asevera que, desde el ascenso al poder de Xi Jinping, en 2012, se ha restaurado una cultura mediática “digna de la época maoísta, en la que acceder libremente a la información se ha convertido en un delito y proporcionar información, en un delito aún mayor”.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.
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