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El holandés Mark Rutte avanza en la carrera hacia la OTAN pese a los recelos de Hungría, Rumania y Eslovaquia

El primer ministro de Países Bajos tiene 29 de los 32 apoyos necesarios para ser secretario general de la Alianza Atlántica en sustitución de Stoltenberg

Mark Rutte
El primer ministro en funciones de Países Bajos, Mark Rutte (i), asiste al debate en la Cámara de Representantes en La Haya, Países Bajos, el 29 de mayo de 2024.Robin Utrecht (EFE)
María R. Sahuquillo

El holandés Mark Rutte acumula apoyos para encabezar la OTAN como secretario general. El primer ministro en funciones de Países Bajos, que aspira a sustituir al noruego Jens Stoltenberg, cuenta con el respaldo de 29 de los 32 aliados de la organización militar, según fuentes de la Alianza. Rutte, un veterano político liberal, está avanzando así en su objetivo tras garantizarse el apoyo de Turquía, que había mostrado sus recelos. Sin embargo, Rumania, que respalda a su propio candidato, el presidente del país, Klaus Iohannis; Eslovaquia y Hungría, no le han dado su respaldo. Y el nombramiento se hace por unanimidad. La mayoría de aliados creen que Rutte es la persona idónea y esperan que Iohannis retire su candidatura tras las elecciones europeas del 9 de junio y secunde a Rutte, pero también miran con ansiedad el posible bloqueo de Eslovaquia y de la siempre díscola Hungría.

Rutte, que ha encabezado el Gobierno de Países Bajos durante 13 años, ha comentado que es “optimista” sobre su futuro en la OTAN y que no hará presión a los aliados. “No voy a llamar a la gente y decirles ‘voten por mí”, dijo en una reciente entrevista a un medio holandés.

Stoltenberg ha encabezado la OTAN durante una década y ha ido ampliando su mandato varias veces, pero el que parece el último termina este septiembre. Estados Unidos pidió al noruego el verano pasado que siguiese un año más debido a la guerra de Rusia contra Ucrania, ante la falta de otro candidato de consenso. Washington había puesto sobre la mesa el nombre de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que fue ministra de Defensa en su país, Alemania, pero su propio Gobierno, el del canciller Olaf Scholz, la vetó para el cargo antes incluso de que se llegara a debatir.

Ahora, aunque Rutte es el favorito, la candidatura del rumano Iohannis está haciendo que se dilate la decisión, que la Alianza había querido llevar más que apalabrada a la cumbre de Washington, en julio. Además, la maquinaria se había activado para separar esa elección de los nombramientos para los grandes puestos de la Comisión Europea, de forma que el de secretario general de la OTAN no entrase en la rueda de reparto por países tras las elecciones europeas del 6 al 9 de junio. No está claro ya que sea así, explican fuentes aliadas. De hecho, algunas fuentes creen que Iohannis, al que ya se le termina el mandato en Rumania, busca en realidad un puesto como comisario en la Unión Europea.

Muchas voces dentro de la Alianza Atlántica —a la que pertenece España desde 1982— han reclamado que el próximo secretario general se elija de entre uno de los aliados que cumplen el compromiso de invertir el 2% de su PIB en defensa. Ni Países Bajos (1,63%) ni Rumania (1,60%) han llegado a esa cifra. Tampoco España, el tercer aliado por la cola, que invierte un 1,23% de su PIB; el presidente español, Pedro Sánchez, se ha marcado llegar al 2% en 2029. Desde 2014, con la invasión rusa de la península ucrania de Crimea, la posterior llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2017, quien insistió mucho en aumentar el gasto, y sobre todo tras la invasión rusa de Ucrania, la gran mayoría ha aumentado mucho la inversión en defensa.

Sin embargo, con la perspectiva de un hipotético regreso al poder de Trump, que ya ha vuelto a incidir en que no defendería a un aliado que no cumpla ese 2% de gasto en defensa, aumentan también las voces que piden cuantificar mejor las aportaciones a misiones de la OTAN en otros países, y en investigación y desarrollo.

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Si finalmente llega al cargo de secretario general este otoño, Rutte, que proviene de uno de los llamados países frugales y que siempre ha puesto el foco en el control del presupuesto, tendrá que lidiar con todo eso. También con una complicada situación en Ucrania y con lo que pueda pasar en Estados Unidos. Hay mucha inquietud en Europa en torno a la posible victoria de Trump en las presidenciales estadounidenses de noviembre y sobre la posibilidad de que EE UU retire su paraguas de seguridad o deje de implicarse en el apoyo a Ucrania.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.
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