Donald Trump, multado con 9.000 dólares por desacato en el juicio del ‘caso Stormy Daniels’
El candidato republicano violó al menos en 10 ocasiones la prohibición de criticar a testigos y funcionarios judiciales durante la primera semana del proceso
El juez que supervisa el juicio penal de Donald Trump, el primero de los cuatro que afronta el expresidente de EE UU, ha impuesto este martes en Nueva York una multa por desacato de 9.000 dólares al acusado por nueve comentarios en redes sociales que, a su juicio, violaban una orden de silencio, u orden mordaza —para impedir que critique a testigos y funcionarios judiciales— y le ha amenazado con una pena de prisión si sigue violándola. También dio a Trump, que deberá pagar la multa antes de que acabe la semana, unas horas de plazo para borrar los “post ofensivos”, siete en su plataforma, Truth Social, y dos en la web de su campaña.
En una orden escrita, el juez Juan Merchan ha dicho ser “muy consciente de los derechos de la primera enmienda [que consagra la libertad de expresión] del demandado y [que] los protegía”. Pero, no obstante, ha advertido que no toleraría continuas violaciones de sus órdenes y que “impondría una pena de prisión” si fuera necesario. Merchan impuso la orden a Trump en marzo y la amplió el pasado 1 de abril, dos semanas antes de que empezase el juicio. El expresidente ha sido obligado a guardar silencio en otros juicios y multado en dos ocasiones por hacer caso omiso de la orden.
Solo en la primera semana del juicio, que se celebra en el tribunal penal de Manhattan, Trump violó según los fiscales en diez ocasiones la orden impuesta por Merchan para evitar que la incontinencia verbal del presumible candidato republicano a la reelección alcanzase a testigos y miembros del jurado, así como a familiares del juez y del fiscal que instruyó el caso, Alvin Bragg. Solo quedan fuera de la orden Merchan y Bragg, a los que Trump podrá criticar libremente, como viene haciendo casi a diario.
En la tercera semana del juicio, la orden del juez Juan Merchán se ha conocido minutos antes de que prestara testimonio un banquero familiarizado con las cuentas de Trump y supuesto conocedor del asiento contable del pago de un soborno de 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels para comprar su silencio acerca de una aventura extramatrimonial. El propósito del pago fue evitar que el escándalo sexual saliera a la luz en el último tramo de la campaña electoral de 2016, comprometiendo sus posibilidades en las urnas. Trump fue elegido entonces presidente de EE UU y la fiscalía considera que el soborno fue ulteriormente una violación de las leyes de financiación electoral. En definición de uno de los fiscales durante la presentación de argumentos, se trató de toda “una trama criminal para adulterar” las elecciones de 2016.
El histórico juicio penal es el primero a un expresidente de Estados Unidos y comenzó el 22 de abril, después de una semana dedicada a la selección y constitución del jurado. Este martes, una veintena de partidarios suyos se han concentrado antes el tribunal, coreando su nombre y ondeando pancartas en las que se leía “TRUMP 2024″. Habían sido convocados por una organización republicana local —los republicanos son franca minoría en Nueva York, bastión demócrata— después de que el expresidente se quejara abiertamente de las escasas protestas contra el juicio.
Además del banquero Garry Farro, que no está acusado de ningún delito y ya testificó el viernes sobre los registros financieros presentados por el exabogado y componedor de Trump Michael Cohen, brazo ejecutor del pago a Daniels, el principal testimonio hasta la fecha ha sido el de David Pecker, editor del National Enquirer, un tabloide sensacionalista. Pecker, amigo personal de Trump, orquestó en 2015 cuando Trump se disponía a dar el salto a la política un sistema para comprar y meter en un cajón todas las noticias que pudieran perjudicarle en su carrera hacia la Casa Blanca. No solo su encuentro con Daniels en 2006, que el republicano siempre ha negado; también otras relaciones con modelos.
Cada día del juicio, de lunes a viernes salvo los miércoles, Trump se queja de que debería estar haciendo campaña en vez de verse obligado a estar sentado durante horas, de 9.30 a 16.30, para no perder oportunidades en su revancha contra el presidente Joe Biden en las elecciones del 5 de noviembre. Como viene siendo habitual desde que empezaron sus problemas legales, también se queja de estar sometido a una persecución política orquestada por sus rivales demócratas. La causa penal de Nueva York es una de las cuatro pendientes contra Trump, pero podría ser la única que llegue a juicio y concluya con un veredicto antes de noviembre.
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