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Fuerzas iraníes abordan un barco vinculado a un empresario israelí en el estrecho de Ormuz

El navío lleva 25 tripulantes, en su mayoría indios. La diplomacia de Israel exhorta a la UE a “declarar de inmediato organización terrorista” a la Guardia Revolucionaria, responsable de la anunciada represalia contra Israel por asesinar a varios de sus mandos en un edificio consular en Siria

Captura de vídeo que muestra el abordaje del barco desde un helicóptero, este sábado en el estrecho de Ormuz. Foto: REUTERS | Vídeo: EPV

Miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán han abordado este sábado en el estrecho de Ormuz desde un helicóptero el MSC Aries, un barco de bandera portuguesa con 25 tripulantes y propiedad de una filial de Zodiac Maritime, una de las principales compañías marítimas internacionales, según ha anunciado la agencia de noticias estatal iraní Irna. La empresa es parcialmente propiedad de Eyal Ofer, un empresario israelí cuyos barcos han sido atacados en el pasado. Las fuerzas iraníes han conducido la embarcación a su país, en un medido y quizás solo primer paso de Teherán en su anunciada venganza contra Israel por asesinar a 13 personas (entre ellas varios altos mandos de la Guardia Revolucionaria) en un bombardeo contra un edificio consular en Siria. Se trata de una acción comedida que, sin causar heridos ni atacar directamente territorio israelí, muestra la capacidad de infligir daño económico en una importante vía de paso marítima entre Irán, Omán y Emiratos Árabes Unidos, a la vez que deja la duda de si será solo un primer paso. La diplomacia israelí ha reaccionado exhortando a la UE a “declarar de inmediato organización terrorista a la Guardia Revolucionaria y sancionar a Irán”, porque la embarcación tenía bandera de uno de sus Estados miembros.

Un vídeo difundido por la cadena de televisión saudí Al Arabiya muestra a personas bajando sobre el barco con una cuerda desde un helicóptero. Poco antes, la Marina británica había señalado que una embarcación en el estrecho de Ormuz había sido incautada “por autoridades regionales”, sin especificar, al noreste de la ciudad portuaria de Fujairah, en Emiratos Árabes Unidos. Este martes, el máximo responsable de la fuerza naval de la Guardia Revolucionaria, Alireza Tangsiri, ya había advertido de que podrían cerrar el estrecho de Ormuz y de que veían como una amenaza la presencia de Israel en Emiratos Árabes Unidos. Ambos países normalizaron relaciones en 2020, junto con Marruecos y Baréin, en el marco de los Acuerdos de Abraham.

La empresa Zodiac Maritime ha difundido un comunicado en el que señala que el barco pertenece a una de sus filiales, Gortal Shipping Incas, que lo tenía “alquilado a largo plazo” a Mediterranean Shipping Company, la mayor empresa de transporte de contenedores y que estaba a cargo de “todas las actividades, incluido las operaciones de transporte de mercancías y el mantenimiento” del navío. Mediterranean Shipping Company ha señalado que el barco tiene 25 tripulantes a bordo. Diecisiete de ellos son indios, han precisado las autoridades del país.

Israel Katz, ministro de Exteriores de Israel, ha subrayado que el MSC Aries “pertenece a un país miembro de la Unión Europea”, Portugal, y pedido a la UE y al resto del “mundo libre declarar de inmediato organización terrorista a la Guardia Revolucionaria y sancionar a Irán”. “El régimen ayatolá de [el líder supremo, Ali] Jamenei es un régimen criminal que apoya los crímenes de Hamás y efectúa ahora una operación pirata en violación del derecho internacional”. Justo tras conocerse las primeras noticias del carguero, el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, emitió un comunicado en el que advierte a Irán de que “cargará con las consecuencias de elegir escalar más esta situación”.

“Ganar tiempo”

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La principal duda ahora es si la incautación del barco es solo el principio. Rouzbeh Parsi, jefe del programa de Oriente Medio y Norte de África del centro de análisis Instituto Sueco de Asuntos Internacionales, considera que, para Irán, “es una forma de hacer algo que no sea lo bastante grave como para legitimar una represalia israelí que provoque a su vez una escalada”. “Mi pronóstico es que, con este acto de alcance limitado, Irán pretende evitar esa represalia israelí, pero es impredecible saber si ello disuadirá o no a Israel de responder. Dudo de que sea todo lo que vaya a hacer Irán, pero sí le sirve para ganar tiempo”, explica.

Tras el asalto a la embarcación, Vali Nasr, profesor de Estudios de Oriente Próximo y Relaciones Internacionales en la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, recordaba en la red social X que Teherán “ya ha obtenido varias victorias” solo con las amenazas de represalias. Primero, porque al obligar a Europa y a los países del Golfo a pedirle moderación, les impone asimismo “la responsabilidad de frenar también la respuesta de Israel a la respuesta iraní”, lo que “contribuye en gran medida a lograr el objetivo de Irán de establecer un sistema de disuasión con Israel”. Es, justo, lo que Teherán viene señalando: no quiere una guerra, pero tampoco dejar pasar por completo un ataque tan provocador como el que lanzó Israel.

Este contexto es el que ha llevado el petróleo a máximos en meses, con cada vez más países occidentales elevando el nivel de alerta de los viajes a Israel y más aerolíneas evitando sobrevolar Oriente Próximo. KLM, la división del país del grupo Air France-KLM, ha anunciado este sábado que dejará de sobrevolar Israel e Irán “por precaución”, aunque mantendrá la ruta al aeropuerto de Ben Gurión, cerca de Tel Aviv, que apenas conlleva adentrarse en territorio israelí y sigue considerando segura. Lufthansa y su filial Austrian Airlines, las dos únicas compañías occidentales con rutas a Teherán, han dejado estos días de sobrevolar Irán. El Ministerio de Exteriores de Países Bajos ha anunciado el cierre de su embajada en Teherán desde este domingo.

Calibrar hasta dónde puede llegar la respuesta al bombardeo de Damasco era este sábado la pregunta del millón, especialmente por parte de Teherán, que, a pesar de la tradicional hostilidad retórica ―EE UU sigue siendo el Gran Satán para la vieja guardia del régimen de los ayatolás―, ha medido milimétricamente sus fuerzas ante la maquinaria militar estadounidense. En los primeros meses de la guerra entre Israel y Hamás, las milicias respaldadas por Irán atacaron regularmente a las tropas estadounidenses en Irak, Siria y Jordania. Un ataque con dron mató a tres estadounidenses en Jordania en enero, y tras la represalia de EE UU en Irak y Siria, Teherán hizo cesar los ataques de sus apoderados por temor a una respuesta más contundente del Pentágono. Recíprocamente, la Administración demócrata también ha dejado claro que quiere evitar una guerra total.

El creciente enfado de la Administración de Joe Biden con Israel por la guerra en Gaza se ha difuminado en las últimas horas, a medida que cobraba fuerza la perspectiva de ataque a su más estrecho aliado en Oriente Próximo. La interceptación del barco en el estrecho parece haber devuelto la relación bilateral, cuestionada en las filas demócratas por el alto coste en vidas civiles en la Franja, a su mejor momento. Ya lo avisó el presidente Biden el viernes: por muchas críticas que pueda haber hecho al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu ―hace tres días calificó de “error” su gestión de la guerra―, en lo relativo a la defensa de Israel se cierran todas las filas.

“Nos debemos a la defensa de Israel”, subrayó Biden el viernes en un acto en la Casa Blanca, no sin advertir de la necesaria cautela para no revelar información clasificada en manos de los servicios de inteligencia y los militares, ni los planes de contingencia ante ese golpe, que esperaba “más pronto que tarde”. En una respuesta sucinta, Biden envío un mensaje a Teherán: “No lo hagan”. Este sábado, el presidente ha interrumpido su habitual descanso de fin de semana en su casa de la playa de Rehoboth (Delaware) para regresar a primera hora de la tarde a la Casa Blanca, donde se reunirá con el equipo de seguridad nacional para analizar los últimos acontecimientos en Oriente Próximo.

En Washington, mientras el secretario de Defensa, Lloyd Austin, contactaba telefónicamente con su homólogo israelí, Yoav Gallant, una portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Adrienne Watson, instaba a Irán a liberar inmediatamente el buque y su tripulación. “Apoderarse de un buque civil sin provocación alguna es una flagrante violación del derecho internacional y un acto de piratería por parte del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, una organización terrorista extranjera”, ha dicho en un comunicado. El cuerpo de élite iraní aparece en el listado de organizaciones terroristas extranjeras de EE UU desde abril de 2019, frente a Hezbolá, su apoderado en el Líbano, uno de los primeros grupos que integró la lista, en 1997. “Debe ser condenado inequívocamente, y trabajaremos con nuestros socios para que Irán rinda cuentas por sus acciones”.

El respaldo sin condiciones a Israel si fuera atacado por Irán se sustancia en el envío de más buques de guerra y aviones por el Pentágono, según ha informado el diario The Washington Post, lo que también contribuye a alimentar la tensión. “Estamos trasladando activos adicionales a la región para reforzar los esfuerzos regionales de disuasión y aumentar la protección de las fuerzas estadounidenses”, dijo un funcionario de defensa, amparado en el anonimato. Los movimientos incluyen el reposicionamiento de dos destructores, uno de los cuales ya estaba en la región y otro que fue redirigido allí, según fuentes estadounidenses. Al menos uno de los buques cuenta con el sistema de defensa antimisiles Aegis.

La escalada del conflicto si Irán vuelve a mover ficha es el escenario que Washington intenta evitar a toda costa, en este año electoral en Estado Unidos, desde que empezó la guerra el 7 de octubre. Al igual que advierten de la posibilidad de una represalia iraní a múltiples objetivos dentro de Israel en los próximos días, funcionarios de EE UU amparados en el anonimato afirmaron el viernes que no se contempla un ataque directo a su país ni a sus fuerzas militares en la región. También lo han descartado fuentes de la Administración de Teherán bajo condición de anonimato.

Estados Unidos y otros países occidentales están inmersos en una frenética campaña diplomática desde el 1 de abril, cuando fue bombardeada la sede consular, para tratar de impedir una respuesta de Irán que podría desembocar en una guerra más amplia, con claras repercusiones regionales por la presencia y la actividad de grupos financiados por Tehéran tanto en Gaza como en Líbano, Yemen o Irak. De la capacidad militar de algunos de estos apoderados (proxies, en la terminología técnica) da prueba el hecho de que Hezbolá, que ha lanzado decenas de cohetes sobre el norte de Israel, supere la capacidad del propio Ejército regular del Líbano.

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