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Sueldos, créditos y puestos a medida: las brigadas del ejército ucranio compiten para reclutar soldados

Decenas de unidades militares apuestan por campañas de publicidad en las calles y en las redes sociales para captar a ciudadanos dispuestos a alistarse sin esperar a ser obligados por ley

Guerra de Rusia en Ucrania
Cartel publicitario de reclutamiento de la Brigada Azov, el martes en Kiev.Cristian Segura
Cristian Segura (Enviado especial)

Cuatro militares deambulaban el martes con carpetas en la mano por las inmediaciones del Palacio de Deportes de Kiev. Era una patrulla de reclutamiento, uno de los trabajos más impopulares en Ucrania. Su función es identificar a hombres que no han cumplido con la obligación de registrarse en las oficinas militares de la ciudad o que han ignorado la convocatoria del ejército para incorporarse a filas. Frente al Palacio de Deportes hay una enorme pantalla que proyecta publicidad. En uno de los anuncios aparecían imágenes de soldados que se intercalaban con lemas escritos y un número de teléfono: “Lucha y no huyas, súmate a la 5ª Brigada Separada de Asalto”.

Kiev, como el resto de Ucrania, está copada de anuncios dirigidos a adultos mayores de 18 años dispuestos a alistarse. Cada brigada, incluso los batallones de estas brigadas, pueden contratar a soldados de manera autónoma. EL PAÍS encontró carteles en la vía pública de ocho unidades militares diferentes en un recorrido de dos horas por el distrito de Pechersk, en el centro de la capital. Los mensajes coinciden en mostrar el emblema de la unidad, un código QR para consultar las ofertas de servicio o un número de teléfono para pedir información “de manera anónima”, como subraya en sus anuncios la Brigada Jartia de la Guardia Nacional, para asegurar a los ciudadanos que evitan la ley de reclutamiento que no serán denunciados.

Anuncio de reclutamiento de la 3ª Brigada de Asalto ucrania, el 26 de marzo en Kiev.
Un cartel de reclutamiento en una calle de Kiev.Cristian Segura

Publicidad de este tipo existe desde el principio de la invasión, en febrero de 2022, pero la cantidad se ha disparado coincidiendo con la creciente presión de las oficinas de reclutamiento. El ejército necesita con urgencia hasta 500.000 nuevos soldados, según indicó en enero el excomandante en jefe de las Fuerzas Armadas Ucranias Valerii Zaluzhni. Rotar a las tropas es primordial tras más de dos años de conflicto —casi 900.000 personas han servido en la defensa del país—, y el Parlamento ucranio ultima una nueva ley que endurecerá los métodos para acelerar la movilización. La lógica que sigue la publicidad de estas unidades militares es que si te presentas voluntario, tienes más opciones de elegir dónde servirás y con qué función. “Ser voluntario significa ser libre porque eliges tu destino, es un honor y no esperas a que el Estado decida por ti”, dice el batallón Aquiles, de la 92ª Brigada de Asalto.

El Gobierno insiste en este sentido para convencer a los reclutas: cuanto antes se presente una persona ante su responsabilidad con la patria, más opciones tiene de elegir las funciones que desempeñará. Decenas de batallones necesitados de reemplazos están compitiendo para atraer a nuevo personal en posiciones que pueden ser de artillero, mecánico, operador de drones, zapador, cocinero, médico o experto en telecomunicaciones. Las unidades con mejor armamento y preparación destacan esta condición en sus ofertas, garantizando dos meses de instrucción, en algunos casos en países de la OTAN. No es una cuestión menor, se han producido múltiples críticas durante la guerra sobre la escasa formación con la que, en algunos casos, los soldados son enviados al frente. “La seguridad de los nuestros es la prioridad”, informa el Batallón Lobos de Da Vinci, una famosa unidad de la 67ª Brigada Mecanizada. “Ninguno de nuestros soldados entra en servicio hasta que no esté al 100% preparado para su función. Todo el mundo pasa por una formación reconocida por los mejores instructores, también extranjeros, de ejércitos punteros”.

Los Lobos de Da Vinci también resaltan que cuentan con atractivos paquetes de beneficios sociales: “Salario, vacaciones, seguro médico, etcétera. Además, cada combatiente recibe la equipación necesaria”. Son reiteradas las quejas generalizadas de que la tropa, sea en la unidad que sea, no cuenta con suficientes permisos de descanso y que buena parte de su material lo deben sufragar de su bolsillo.

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Beneficios sociales

Lobby X es una plataforma en internet de ofertas de trabajo en las Fuerzas Armadas Ucranias. Su campaña de publicidad es la más destacada actualmente en el país y en su base de datos hay cientos de posiciones específicas de brigadas, fuerzas especiales y cuerpos de seguridad del Estado. Los anuncios clasificados son precisos en los requerimientos y en las ventajas de cada puesto. Los salarios oscilan entre los 500 y los 3.200 euros mensuales, dependiendo de la complejidad del trabajo —los mejores sueldos son en las fuerzas especiales— y, sobre todo, de la localización: cuanto más cerca del frente, más dinero. Las ventajas, más allá del salario, también marcan la diferencia. La 128ª Brigada de Asalto de Montaña ofrece un crédito del Estado para la compra de vivienda para militares. En un anuncio de esta brigada para cubrir la posición de bombero se incluye un seguro médico, financiación anual para programas de rehabilitación en caso de ser herido, formación en Ucrania y en el extranjero, además de aportar todo el material necesario para sus funciones.

La publicidad militar para el reclutamiento se basa en un marketing optimista. La razón de ello es que la gran mayoría de los civiles no quiere incorporarse a filas. Cientos de miles de hombres se esconden de la obligación legal de presentarse en las oficinas del ejército. El 12 de marzo se conoció una cifra reveladora, aportada por el Centro para la Estrategia Económica: el número de varones ucranios en el extranjero se ha duplicado y si en noviembre de 2022 los hombres adultos representaban el 17% de los refugiados, ahora son el 35%. La mayoría supuestamente ha salido del país de forma ilegal.

El problema es que los ucranios no ven que se pueda ganar la guerra, ni que el conflicto vaya a terminar en años. “¿Por qué cuesta tanto convencer a los civiles para ser movilizados?”, se preguntaba de manera retórica el 22 de marzo en el Foro de Seguridad de Kiev Mikola Bielieskov, analista del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos (organismo dependiente de la presidencia ucrania). Su respuesta era pesimista: “Porque ven que no hay recursos para combatir, y si no hay ganas de luchar, habrá menos suministros [de armamento y ayuda por parte de los aliados de Ucrania]”.

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Sobre la firma

Cristian Segura (Enviado especial)
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.
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