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Matteo Renzi: “Draghi sería un buen presidente del Consejo Europeo o de la Comisión”

El ex primer ministro italiano, ahora senador centrista, critica duramente a Von der Leyen y pide a los liberales desmarcarse de ese apoyo y apostar por alguien como el expresidente del BCE

Matteo Renzi
Matteo Renzi, el 12 de marzo en el palacio Giustiniani de Roma.Antonio Masiello (Antonio Masiello/EL PAIS)
Daniel Verdú

Hace exactamente 10 años, un atrevido, verborreico y joven talento para la política aterrizó en el palacio Chigi. Era florentino y gastaba un cierto retorcimiento y gusto para la estrategia política propio de la escuela machiaveliana. Matteo Renzi (Florencia, 49 años) fue la mayor explosión renovadora de la política italiana, pero su talento, entonces puesto al servicio de la socialdemocracia, era proporcional a su capacidad de buscarse enemigos: su obra terminó descarrilando en 2017. Hoy el ex primer ministro es senador y líder de Italia Viva, un partido residual electoralmente desde el que reivindica la construcción de un espacio de centro. Pero también es un instrumento para seguir participando en los cambios de Italia en Europa. Hace tres años un movimiento suyo logró derrocar al entonces primer ministro, Giuseppe Conte, y colocar en su lugar a su admirado Mario Draghi. Ahora, desde una posición mucho menos influyente, sueña con algo parecido en Bruselas.

Renzi, que recibe a EL PAÍS a mediados de marzo en su despacho en el renacentista palacio Giustiniani, una de las sedes del Senado, sorprendió a todos atacando duramente a la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, y pidiendo que no sea reelegida en el cargo tras las elecciones europeas. ¿Por qué? “Ha fracasado. En el tema del medio ambiente, el Pacto Verde ha sido demasiado ideológico y no ha producido resultados. Además, había que hacer una reforma institucional que implicase la elección directa del presidente de la Comisión Europea, superar el derecho de veto, llegar a un ejército único… ¿Qué ha hecho?”.

La diplomacia europea no existe. No tocamos la bola.

Ni siquiera le parece que en el apartado de la guerra en Ucrania la política alemana pueda presumir de ningún éxito. “Impecable en el posicionamiento… pero tienes que tener fuerza para hacer algo juntos. La defensa no se hace en Twitter, se hace en el terreno, y eso es vencer la resistencia de los Estados miembros para un ejército común. Por otro lado, la diplomacia europea no existe. Y lo digo con todo el respeto por [el alto representante de Asuntos Exteriores de la UE] Josep Borrell y sus enviados, pero no tocamos la bola. Si reelegimos a una persona que durante cinco años ha hecho las cosas de una manera ordinaria y burocrática, ya podemos cerrar el negocio”, asegura el líder de Italia Viva.

En el entorno de Renzi llevan días agitando esta bandera. Creen que esta opinión podría ser compartida en Francia y, muy especialmente, en Renew, el grupo de Emmanuel Macron en el Parlamento Europeo. A principios de marzo, el comisario para el Mercado Interno, Thierry Breton, criticó a la presidenta de la Comisión en la red social X. “A pesar de sus cualidades, Von der Leyen ha quedado en minoría en su propio partido. El Partido Popular Europeo (PPE) no parecer que crea en su candidato”, señaló. Muchos vieron en esas palabras una señal de que algo se movía en el seno de los liberales. Pero desde el palacio del Elíseo llegó un contundente desmentido de su secretario general, Alexis Kohler, algunas horas después. “No soy el portavoz de Macron y veo que ha tomado distancia de Breton, como es lógico que haga. Pero lo cierto es que dentro de Renew Europe, dentro de los socialistas y dentro del PP crece la sensación de que Von der Leyen es solo una buena burócrata, no una buena política”, apunta Renzi.

Renzi, durante la entrevista.
Renzi, durante la entrevista.Antonio Masiello (Antonio Masiello/EL PAIS)
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El líder de Italia Viva, si quiere traducir sus ideas en influencia real, deberá primero lograr que su partido obtenga al menos el 4% de votos en las elecciones europeas de junio para entrar en el Europarlamento. Sin embargo, ha comenzado a lanzar mensajes acompasados con algunas de las afinidades mostradas por Macron en los últimos meses. Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo (BCE) y del Consejo de Ministros de Italia, sería un buen candidato para la presidencia de la Comisión, opina Renzi. Pero, todavía más, para el Consejo Europeo. “Permítame una broma italiana. Draghi va bien con todo, es como el parmesano reggiano: de altísima calidad y se puede poner sobre todos los tipos de pasta. Fue un óptimo presidente del BCE, salvó el euro, fue un gran primer ministro… y podría tranquilamente ser un buen presidente del Consejo Europeo y de la Comisión Europea. Pero la mejor manera para defender su candidatura es no hablar de ella. Hasta que no haya un mecanismo de elección directa que yo sueño, gana quien tiene menos vetos. Así que cuanto menos hablemos de él, mejor. Yo no juego este partido en nombre de nadie, tampoco de Draghi”, apunta.

Renzi asegura que habla periódicamente con Draghi. “Pero solo de fútbol”, ironiza. “La última vez fue un día que habían jugado la Fiorentina y la Roma. Y Draghi es un gran aficionado”. El expresidente del BCE tiene ahora 76 años y, tras ver truncado su deseo de ser presidente de la República de Italia, muchos creen que vería con buenos ojos prestar su último servicio en las instituciones europeas en un momento que puede suponer un punto de inflexión. Especialmente teniendo en cuenta los acercamientos del PPE a la derecha radical. “Italia es siempre un laboratorio para estas cosas. Cuando [la primera ministra Girogia] Meloni llegó a palacio Chigi teorizó sobre esa posibilidad. Y esperaba que sus amigos españoles [Vox] y polacos [PiS] pudieran en algún modo llegar al Gobierno. Así que no sé qué continuidad tendrá esa opción. Lo que está claro es que Von der Leyen les ha guiñado demasiado el ojo”.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.
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