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Zelenski y Zaluzhni, crónica de una ruptura traumática para Ucrania

La desconfianza, las diferencias en la estrategia militar y conflictos de poder minaron la relación entre el presidente y su jefe del Ejército

Zelenski y Zaluzhni
Zelenski entrega una condecoración a Zaluzhni, este viernes.PRESIDENTIAL PRESS SERVICE HANDO (EFE)
Cristian Segura

En la fotografía aparecen sonrientes y dándose la mano. La figura corpulenta de Valeri Zaluzhni se impone a la menor estatura de Volodímir Zelenski; el general parece más relajado, incluso se permite hacer con dos dedos su ya característico símbolo de la victoria. El militar y el presidente escenificaron unidad el pasado jueves, el día en que se consumía la ruptura entre ellos. Zelenski lo destituía como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Ucranias tras dos años de desavenencias. El capítulo final de su relación tenía como objetivo mantener la cohesión del país entre la cúpula política y militar. Pero lo cierto es que diferencias de calado han existido entre ellos desde el inicio de la invasión, en febrero de 2022.

EL PAÍS ha reconstruido la cronología de los hechos que distanciaron al presidente y al general hasta la ruptura. El mandatario justificó que la guerra ha entrado en una nueva fase de dificultades en la que es necesario “no perder la esperanza en la victoria”. Zelenski veía a Zaluzhni como un semejante, ambos son hombres dotados para la comunicación, las relaciones públicas y el contacto humano. Por eso lo eligió, al asumir la presidencia en 2019, para liderar el ejército y su transformación hacia unas fuerzas armadas modernas según los estándares de la OTAN. Pero el presidente tenía objetivos políticos y Zaluzhni, militares. Y sus intereses chocaron desde el principio.

El ejército ucranio y los servicios de inteligencia de los Estados Unidos daban por hecho la invasión rusa ya a finales de 2021. Zelenski escuchaba los informes que le advertían de ello pero hasta el día anterior al inicio de la guerra descartó públicamente que Rusia fuera a atacar. El objetivo era no provocar el pánico entre la ciudadanía, y que el país no viviera un éxodo de millones de personas, hombres y mujeres. El periodista Simon Shuster acaba de publicar The Showman, el mejor libro hasta la fecha sobre cómo afrontó el equipo de Zelenski el primer año y medio de la invasión, pero también Zaluzhni. En el libro, el ahora excomandante en jefe explica que el jefe del Estado Mayor de los Estados Unidos, Mark Milley, le presionaba para que levantaran ya fortificaciones de defensa y trincheras: la respuesta de Zaluzhni fue que no podía porque Zelenski no lo autorizaba, para evitar la inestabilidad social.

El propio Zaluzhni ha admitido que en las semanas previas al inicio de la guerra, justificando ante la presidencia que realizaba maniobras militares, ocultó al presidente que en realidad estaba posicionando a sus unidades para defender Kiev ante un probable asedio. El tiempo le dio la razón.

La popularidad de Zaluzhni entre la población se disparó a partir de 2022 y, como explicaron a este diario un diputado próximo al general y un alto rango del ejército amigo de él, que prefirieron preservar su identidad, la oficina del presidente le exigió que redujera al mínimo sus intervenciones públicas. Zelenski temía un salto a la política del comandante en jefe, posibilidad que el equipo de Zaluzhni admite a Shuster que fue estudiada. Las fuentes consultadas por este diario también coincidían en que el general discutió acaloradamente en los primeros compases de la guerra con el presidente y su mano derecha, Andrii Yermak, para convencerlos de que podía resistirse a las tropas rusas, y que incluso podía conseguir hacerlas retroceder.

Contraofensiva en Járkov

The Showman revela una información hasta ahora desconocida. La contraofensiva relámpago que liberó la provincia de Járkov en septiembre de 2022 fue una orden directa de Zelenski a Oleksander Sirski, que era jefe del Ejército de Tierra y desde esta semana sucesor de Zaluzhni como comandante en jefe. Zaluzhni decidió que antes que Járkov era imprescindible liberar la provincia de Jersón, en el sur, para avanzar hacia Crimea. El presidente puenteó al jefe del ejército y en los actos de celebración por el éxito conseguido se le ninguneó.

Aquel septiembre fue saboteado el gasoducto Nordstream, la principal fuente de gas natural procedente de Rusia hacia la Unión Europea. La justicia alemana y la danesa investigan la posible autoría, pero los servicios de inteligencia estadounidenses han dado por hecho que fue obra de una unidad militar ucrania bajo las órdenes de Zaluzhni, según informó The Washington Post. El Pentágono asegura que Zelenski no estaba informado de este posible ataque ucranio a una infraestructura clave en la Unión Europea.

Zelenski volvió a tomar las riendas militares en febrero y marzo de 2023. Bajmut, ciudad de Donetsk, en el frente oriental, estaba ya condenada a caer en manos rusas tras más de seis meses de asedio. Zaluzhni era partidario de retroceder xcon unas semanas de antelación para reservar recursos. Ucrania había centrado buena parte de su poderío militar en la defensa mientras las tropas del Kremlin aprovechaban para fortificar el frente. Zelenski dio la orden de resistir hasta el último metro, y fue Sirski quien asumió el control. El presidente estadounidense, Joe Biden, visitó precisamente Kiev en febrero de 2023. Según fuentes políticas próximas a Zaluzhni consultadas por EL PAÍS, Washington planteó un encuentro de Biden con Zaluzhni, pero la oficina de Zelenski lo rechazó temiendo su protagonismo.

Enfrentamiento abierto

En noviembre de 2023 se desataron las hostilidades entre ambos, sin posibilidad de retorno. En una entrevista en The Sun, el presidente advirtió a Zaluzhni de sus posibles ambiciones políticas. “Hay fuerzas políticas que están empujando a militares a hacer política”, dijo el mandatario en referencia velada a los mensajes de apoyo al general por parte del principal partido de la oposición, Solidaridad Europea. “Si estás conduciendo la guerra mientras piensas que en el futuro harás política, entonces tus palabras y tu acción en el frente son las de un político y no un militar, y esto es un grave error”. Zelenski, ese noviembre, despidió sin informar a Zaluzhni a uno de sus hombres de mayor confianza, Víktor Khorenko, comandante de las fuerzas especiales del ejército. Tanto Khorenko como Zaluzhni mostraron su malestar por la decisión.

Lo que más afectó a Zelenski aquel noviembre es un ensayo y entrevista que concedió el por entonces comandante en jefe en la revista The Economist. Zaluzhni confirmó que el frente estaba estancado y que no contemplaba que sus tropas pudieran avanzar hasta por lo menos 2025, ante la pérdida de apoyo armamentístico de Occidente. El presidente lo desacreditó en público, afirmando que su visión era incorrecta. Ígor Zhovka, subdirector de la oficina del presidente, acusó a Zaluzhni de dar aliento a Rusia y de dividir a los aliados de Ucrania.

El futuro de Zaluzhni ya parecía sentenciado a partir de ese momento. Zaluzhni no retrocedió y en diciembre criticó al presidente por no haber hecho lo necesario para reforzar al ejército con una mayor movilización militar de civiles. Un mes más tarde, el 29 de enero, Zelenski ofreció al general que dimitiera, pero este se negó. Políticos y periodistas cercanos a él filtraron la noticia, que causó un terremoto en la opinión pública. El 1 de febrero, Zaluzhni insistía en más críticas al presidente, esta vez a través de la CNN. Además de insistir en que ya no eran posibles grandes avances, Zaluzhni cargó contra el Gobierno por no haber sabido gestionar mejor el suministro y la producción de armamento, y volvió a incidir en que el proceso de movilización ha resultado un fracaso porque se ha evitado hacerlo con “medidas impopulares”.

El 8 de febrero llegó el relevo oficial de Zaluzhni con un mensaje suyo y del presidente llamando a la unidad. Este viernes, ambos se abrazaron durante la entrega al general de la medalla de Héroe de Ucrania. Queda por saber qué hará Zaluzhni. Puede aceptar la oferta de Zelenski de ocupar otro cargo en el ejército pero también puede seguir los cantos de sirena de la política. Tarde o temprano habrá elecciones presidenciales y legislativas, que ya han sido pospuestas por la guerra, y sobre todo habrá unas futuras negociaciones con Rusia para poner fin al conflicto.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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