Blinken alaba los “progresos” con México para el control de la inmigración irregular
La canciller Bárcena reclama, por el lado mexicano, solucionar las causas que motivan el desplazamiento de millones de personas para buscar una vida mejor lejos de su país de origen
Por segunda vez en tres semanas, los responsables de la política migratoria de EE UU y de México han vuelto a reunirse para tratar sobre el control de la frontera. La de este viernes, en Washington, se desarrollaba en circunstancias muy distintas que la del 27 de diciembre en la capital mexicana, cuando Estados Unidos registraba hasta 10.000 entradas irregulares diarias de migrantes. Ahora, con los números mucho más reducidos, el secretario de Estado, Antony Blinken ha saludado los “grandes progresos” desde aquel encuentro y el hito que supone para la colaboración migratoria la investidura en Guatemala del socialdemócrata Bernardo Arévalo.
En una jornada en la que la capital estadounidense se mostraba casi desierta por la segunda gran nevada en apenas tres días, después de dos años sin caer copos, el Departamento de Estado servía de lugar de encuentro para las delegaciones. Del lado mexicano acudían la canciller Alicia Bárcena y los responsables de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez; de Defensa, Luis Cresencio Sandoval; de Marina, Rafael Ojeda; y del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño. Del lado estadounidense participaban, además de Blinken, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y la consejera de Seguridad Interna, Liz Sherwood-Randall.
“Creo que hemos logrado grandes progresos en el espacio de tres semanas desde nuestra reunión (anterior). Y tenemos muchas ganas de repasarlos hoy, así como examinar pasos adicionales que podamos dar juntos para hacer avanzar el objetivo compartido de reducir un flujo de migración irregular sin precedentes”, señalaba el jefe de la diplomacia estadounidense.
Entre esos progresos, Blinken citaba la toma de posesión de Arévalo, que “abre una importante área nueva de cooperación sobre miración entre nuestros tres países. Continuaremos colaborando de manera más amplia para desarrollar soluciones regionales a este desafío histórico que encaramos”.
Por su parte, Bárcena subrayaba que “nosotros, como México, tenemos la intención de ayudar a apoyar en esta gran tarea, esta gran batalla que estamos viendo todos que es la alta movilidad humana. No solo es un problema de nuestra región: el mundo entero atraviesa una crisis de este tipo”.
La canciller insistía, al mismo tiempo, en tratar también las causas que llevan a millones de personas a dejar sus patrias para tratar de emprender una nueva vida lejos de su hogar de origen. “Estamos, creo, muy listos para abordar las causas estructurales de la migración, los factores que contribuyen a la migración irregular y, sobre todo, cómo trabajamos conjuntamente para abordar este tema en beneficio de la gente”, declaraba la responsable de la diplomacia mexicana.
El encuentro llegaba mientras republicanos y demócratas en el Congreso de EE UU tratan de ponerse de acuerdo sobre una reforma migratoria que endurezca el control de la frontera y las condiciones para solicitar asilo. Los republicanos, especialmente su ala dura, condicionan que se aprueben medidas en ese sentido para dar luz verde a la ayuda militar y económica a Ucrania, una de las grandes prioridades en política exterior de la Administración del presidente Joe Biden.
Aunque en ocasiones es difícil percibir los cambios que este tipo de reuniones provocan, las comunidades fronterizas registraron uno inmediato tras el encuentro. El 2 de enero, apenas cinco días después de la reunión, se reanudaron las operaciones en cuatro importantes cruces: Eagle Pass, en Texas; San Ysidro, en California; Lukeville, en Arizona y el peatonal de Morley, en el mismo Estado.
La Oficina del Control de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por las siglas en inglés) cerró las garitas mencionadas al registrarse un fuerte incremento en el número de cruces irregulares hechos por migrantes. Los agentes destacados en estos puntos debieron abandonar sus funciones diarias para sumarse en el procesamiento de quienes cruzaban desde México. Pese a esto, el número de funcionarios fue insuficiente para la cantidad de inmigrantes que arribaban. Muchos de los recién llegados dormían a la intemperie cerca de los puentes internacionales y del muro.
Las cifras preliminares del mes pasado indican que los agentes migratorios detuvieron al menos a 225.000 migrantes en la frontera con México. La cifra rompió el máximo mensual previo, documentado también durante la Administración de Biden, en mayo de 2022 con 224.000 aprehensiones realizadas. En días previos a Navidad, agentes de la CBP llegaron a procesar a 10.000 inmigrantes al día. Una nueva caravana originada en Centroamérica amenazó con empeorar la situación en la frontera, pero esta se disolvió días después. El flujo comenzó a decrecer hacia fin de año, pero los funcionarios estadounidenses temen que este vuelva a aumentar en las próximas semanas.
A mediados de diciembre, López Obrador reconoció que el número de cruces desde su país a Estados Unidos había incrementado un 30% entre noviembre y diciembre. Días después, el mandatario mexicano dio a conocer que trataría el tema en una llamada telefónica con Biden, quien busca evitar que la crisis en la frontera crezca en el año electoral. El 62% de los estadounidenses rechaza la gestión del presidente demócrata del tema migratorio, de acuerdo al promedio de sondeos de Real Clear Politics.
Biden ha intentado desahogar la frontera autorizando una serie de permisos humanitarios que favorecen a migrantes originarios de Nicaragua, Haití, Cuba y Venezuela. Las autoridades estadounidenses permiten la entrada de hasta 30.000 nacionales de estos países, quienes deben realizar el proceso mediante una aplicación móvil y sin comenzar el periplo al norte. El Gobierno de Estados Unidos también ha instalado oficinas en Colombia, Guatemala y Costa Rica, donde los interesados en iniciar el viaje a Estados Unidos pueden comenzar sus procesos y así disminuir la intensa oleada que ha llegado a la frontera con México en las últimas semanas.
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