Erdogan pide a Olaf Scholz que apoye un alto el fuego humanitario en Gaza en una visita de alto voltaje a Berlín
El líder turco modera ante el mandatario alemán sus incendiarias declaraciones en defensa de Hamás pero reitera que no puede callar ante el asesinato de miles de palestinos
La visita del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, es sin duda la más incómoda que ha recibido el canciller alemán, Olaf Scholz, en los últimos meses en Berlín. De ahí que la agenda del viaje haya quedado reducida a una cena y a una comparecencia conjunta ante la prensa en la Cancillería. Inicialmente, se especuló con que ambos podrían coincidir en el palco del Estadio Olímpico el sábado, cuando las selecciones de Alemania y Turquía celebran un partido amistoso, pero las incendiarias declaraciones de Erdogan los últimos días lo han hecho inviable. Las imágenes de ambos juntos en un entorno informal y distendido no se habrían entendido en Alemania, uno de los principales apoyos de Israel, donde no pocas voces han criticado la visita misma del líder turco.
Erdogan llegaba pues este viernes a su cita de alto voltaje en Berlín precedido por sus comentarios escandalosos —al menos desde el punto de vista alemán— sobre la guerra en Gaza. Israel, dijo esta semana, es “un Estado terrorista” al que acusa de un “genocidio” que se está llevando a cabo con el apoyo “ilimitado” de Occidente. Hamás, por su parte, no es una organización terrorista, como la consideran Estados Unidos y la Unión Europea, sino “un grupo de liberación”, ha sostenido el líder turco.
La inquietud era máxima por si repetía esas frases de pie junto a Scholz en Berlín, pero el mandatario turco optó por la moderación y por un tono bastante más conciliador que el empleado en la última semana. Y ello pese a que una de las dos únicas preguntas que se permitieron a los periodistas le invitaba precisamente a justificar sus polémicas afirmaciones.
“Pausas humanitarias”
Lo que sí hizo Erdogan fue lamentar “los miles de palestinos que han sido asesinados” por Israel, incluidos niños, mujeres y ancianos, y pedir a Alemania que se sume a la petición de “un alto el fuego humanitario”. Hasta ahora, Berlín solo ha accedido a apoyar, junto con el resto de capitales de los 27, las “pausas humanitarias”. El líder turco recordó que Israel está atacando hospitales y lugares de culto en Gaza. “A mí, como musulmán, esto me perturba. Como líderes cristianos, no entiendo que no respondáis ante esto”, añadió. Y aseguró que él siempre ha alzado la voz en contra del antisemitismo.
Erdogan reivindicó ante Scholz el papel de mediación de Turquía en la guerra en Ucrania y recordó que su intervención fue clave para asegurar el acuerdo que permitió sacar el grano por el mar Negro. En esta crisis, Ankara también se ve capaz de “hablar con las dos partes”. “Podemos ayudar en la negociación de la liberación de los rehenes”, aseguró el líder turco, que mencionó que también en Israel hay rehenes palestinos, en este caso encarcelados.
“Turquía y Alemania deben trabajar para garantizar un alto el fuego humanitario en Gaza. Es la única manera de evitar que la crisis se extienda por la región”, afirmó, e insistió en que el alto el fuego debe ser una prioridad para permitir la entrega sin trabas de la ayuda humanitaria. La solución a medio y largo plazo al conflicto es la de los dos Estados, añadió Erdogan, “con las fronteras de 1967″.
Psicología de la culpa
El líder turco dijo entender la postura de Berlín —de apoyo incondicional y acrítico a Israel— por la historia del país. Aseguró que mientras Alemania está en deuda con los judíos por el Holocausto, e influida por la “psicología de la culpa”, Turquía no tiene ese problema, no les debe nada y puede expresar críticas sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas por Israel. “Nosotros podemos hablar con claridad”, subrayó.
Si Erdogan evitó poner en aprietos a su anfitrión al no repetir sus palabras más polémicas, también Scholz moderó sus declaraciones anteriores, en las que tachaba de “absurdas” las críticas a Israel. “Señor presidente, no es ningún secreto que tenemos perspectivas muy diferentes sobre el conflicto”, dijo el canciller. “Por eso son importantes nuestras conversaciones; es especialmente en los momentos difíciles cuando necesitamos hablarnos directamente”. Scholz reiteró ante Erdogan el derecho de Israel a defenderse —”esto no puede cuestionarse”, dijo— y subrayó la importancia de reducir el número de víctimas civiles. La población de Gaza “es rehén de Hamás, que la usa como escudos humanos”, subrayó.
Pese a lo delicado de la visita, Scholz ve a Erdogan como un interlocutor importante en distintas cuestiones que ambos líderes trataron a puerta cerrada durante la cena. En primer lugar, el control de la inmigración a Europa, pero también la exportación de armamento o la liberalización de los visados. Otro de los temas destacados de la reunión es el acceso de Turquía a la Unión Europea. Alemania acoge además a la diáspora más numerosa, con alrededor de tres millones de personas de raíces turcas viviendo en el país, de los que millón y medio son ciudadanos del país euroasiático y votan en sus elecciones.
Erdogan no visitaba Berlín, donde se ha extremado la seguridad con cerca de 3.000 policías, desde hace tres años, entonces invitado por Angela Merkel. Aunque la relación entre ambos países ha tenido momentos muy tensos, como el encarcelamiento de ciudadanos alemanes en Turquía o las comparaciones nazis que empleó en época de Merkel, son dos socios estrechos que además comparten la pertenencia a la OTAN.
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