EE UU y China rivalizan en cortejar a sus socios en Asia y América Latina tras dar por relanzada su relación
Xi y Biden agendan reuniones paralelas con el presidente mexicano y el primer ministro japonés, en la cumbre de la APEC en San Francisco
Apenas un día después de haber dado por relanzada su relación bilateral en la cumbre entre sus presidentes en las afueras de San Francisco, Estados Unidos y China se han lanzado de inmediato este jueves a competir en su cortejo a los países asiáticos y latinoamericanos que participan esta semana en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC).
El presidente estadounidense, Joe Biden, anfitrión de la cumbre, comenzaba la jornada con una alocución ante la cumbre de empresarios del foro, para promover el papel de su país como inversor en Asia Pacífico y presentarlo como un socio comercial más deseable que China. “No vamos a dejar de estar presentes” en la región, prometió, menos de 24 horas de su encuentro con el presidente Xi Jinping en la mansión Filoli. Aunque insistió en que su país no busca “desacoplarse” económicamente de China, sino simplemente “reducir los riesgos y diversificar” sus opciones, subrayó que “tenemos verdaderas diferencias con Pekín en lo que se refiere a mantener unas condiciones justas e imparciales en el terreno de juego económico y en la protección de la propiedad intelectual de ustedes”.
Biden recordó que las empresas estadounidenses han invertido cerca de 50.000 millones de dólares en las economías de la APEC en lo que va de año, en áreas como la aviación o las energías limpias.
Horas más tarde, el inquilino de la Casa Blanca se reunía al término de las sesiones oficiales de trabajo del jueves con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, y con el presidente surcoreano, Yoon Seuk-yol, sin hacer declaraciones a la prensa. Con el nipón abordó la asistencia humanitaria en Gaza y la guerra en Ucrania, según informó la oficina presidencial estadounidense. Biden ya había celebrado una cumbre trilateral para estrechar relaciones con sus dos grandes aliados frente a China en el norte de Asia Pacífico en agosto. Este viernes tiene previsto encontrarse con el jefe de Estado mexicano, Manuel Andrés López Obrador, y saludará a la líder peruana, Dina Boluarte, al darle el relevo como presidenta de turno de la APEC.
Por su parte, el jefe de Estado chino, Xi Jinping, hacía gala de atención a América Latina, en particular a aquellos países que se lamentan de que la región ha desaparecido del radar de la atención de Estados Unidos, centrada ahora en Asia Pacífico, la guerra en Ucrania y el conflicto entre Israel y Hamás. En sus primeras actividades del jueves, antes de asistir a la cumbre, Xi se reunía con López Obrador, primero, e inmediatamente después con Boluarte.
En su encuentro, según el comunicado del Ministerio de Exteriores chino, Xi prometió su apoyo a Perú como anfitrión de la próxima cumbre de la APEC, y subrayó que los dos países deben fortalecer sus lazos económicos y comerciales, con la compra de más productos agrícolas del país andino y más participación de empresas chinas en proyectos peruanos.
Previamente, en su reunión con el líder mexicano -la primera entre ambos-, el presidente chino prometió lanzar las relaciones bilaterales a un nuevo nivel. Ambos acordaron profundizar su colaboración en la lucha contra el tráfico de fentanilo, y dar pasos para reducir el flujo de precursores procedentes del país asiático hacia México, donde los cárteles fabrican el opiáceo y lo envían a Estados Unidos. Precisamente, este tipo de medidas para luchar contra una lacra que mata a cerca de 100.000 personas al año en EE UU había sido uno de los principales acuerdos adoptados el miércoles durante la reunión que Xi y Biden mantuvieron en la lujosa mansión Filoli, a 40 kilómetros de San Francisco. Ambos líderes también trataron sobre la colaboración de sus países en materia de infraestructura, finanzas o vehículos eléctricos, según informó el Ministerio chino de Exteriores.
Además, Xi se reunía a última hora del jueves también con el primer ministro japonés, líder de otro de los países -además de EE UU- con los que Pekín ha mantenido unas relaciones más que tirantes en la última década y con los que busca sosegar los lazos. Ambos líderes no se habían visto frente a frente en el último año, en el que los vínculos bilaterales se han visto debilitados por acontecimientos como la prohibición china del pescado nipón, después de que en agosto Tokio comenzara a lanzar al mar agua tratada de su planta nuclear de Fukushima. El Gobierno japonés también denuncia la presencia de patrullas chinas en las cercanías de las islas que ambos países se disputan en el mar del Este de China, conocidas como Senkaku en japonés y como Diaoyu en mandarín.
Xi, que llegaba a la reunión con una economía alicaída, buscaba un aumento de los lazos comerciales e inversiones con Japón, su vecino y tercera economía del mundo; Kishida, por su parte, aspiraba al levantamiento del veto chino al pescado y la liberación de ciudadanos nipones detenidos en la República Popular acusados de espionaje. “Japón y China coexisten y prosperan como vecinos, y comparten la responsabilidad de contribuir a la paz mundial y la estabilidad”, subrayaba el primer ministro nipón al comienzo de su encuentro.
El mandatario chino también dedicará su último día en San Francisco a tratar una relación bilateral delicada: la que mantiene con Filipinas, con la que Pekín se disputa la soberanía en parte de las aguas del mar del Sur de China. Según ha denunciado Manila, patrullas chinas han hostigado en las últimas semanas maniobras de reavituallamiento de sus infantes de Marina destacados en el banco de arena Second Thomas, parte de las islas Spratly donde Filipinas mantiene un pecio de un barco militar para reforzar su reclamación de control de las aguas de la zona.
“Recabaremos opiniones del presidente chino sobre lo que podemos hacer para rebajar la temperatura y no escalar la situación en el mar Occidental de Filipinas” (como Manila denomina el área), declaraba el presidente Ferdinand Marcos este jueves en San Francisco. Marcos, que ha impulsado un estrechamiento de las relaciones militares con Washington desde su llegada al poder en junio del año pasado, se reunió este jueves con la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris.
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