Japón empieza a verter al Pacífico el agua contaminada por el accidente nuclear de Fukushima
El vertido, que se extenderá durante décadas y cuenta con el aval del OIEA, irrita a China, que lo considera “egoísta e irresponsable”
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Japón ha comenzado este jueves a verter al océano Pacífico más de un millón de toneladas de agua radiactiva depurada procedente de la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi. El proceso, que tardará décadas en completarse, forma parte del plan que el Gobierno japonés aprobó hace dos años para desmantelar la central nuclear que quedó devastada por el terremoto y posterior tsunami de 2011. La decisión ha provocado protestas en el país y ha despertado las críticas de China, que lo considera “irresponsable y egoísta”, pese a contar con el respaldo del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
El vertido, aprobado hace dos años por el Gobierno japonés y que obtuvo el visto bueno del OIEA —dependiente de la ONU— el mes pasado, es un paso clave para el complicado proceso de desmantelamiento de la central nuclear, que también incluye la retirada del combustible fundido. Según la empresa propietaria de la central, Tokyo Electric Power (Tepco), el vertido del agua tratada ha comenzado a la 1.03 local (6.03 en la España peninsular) y por el momento se desarrolla según lo previsto, sin que se hayan identificado irregularidades ni con la bomba de agua de mar ni en las instalaciones aledañas, informa Reuters.
No obstante, el vertido cuenta con la oposición de China, que en un comunicado del Ministerio de Exteriores ha afirmado que se opone y condena firmemente la decisión de Tokio, considerando que el vertido de agua contaminada es un asunto importante de seguridad nuclear con implicaciones más allá de las fronteras japonesas y de ninguna manera un asunto interno de Japón. Antes, un portavoz de la administración de seguridad nuclear ha calificado el movimiento del Gobierno de Japón como “extremadamente egoísta e irresponsable”, que pone “sus propios intereses por encima del bienestar de la humanidad”. Pekín anuncia que tomará las medidas necesarias para proteger el medioambiente marino, la seguridad alimentaria y la salud pública y que monitorizará de cerca el nivel de radiación en las aguas tras el vertido.
Tokio, por su parte, ha criticado a China por difundir “protestas sin base científica”, asegura que el vertido es seguro y destaca que el OIEA ya ha garantizado que el impacto sobre el medioambiente o las personas es “insignificante”. No obstante, también hay oposición interna, como la de la industria pesquera japonesa, que teme una caída de ventas o vetos a la exportación de sus productos. Por ejemplo, Hong Kong y Macao ya han advertido de que dejarán de comprar pescado procedente de varias regiones japonesas, incluyendo Fukushima y Tokio.
El agua va a ser vertida al mar en partes, comenzando con cantidades pequeñas y con un mayor nivel de control. La primera descarga, de 7.800 metros cúbicos (7,8 millones de litros), el equivalente a tres piscinas olímpicas, se llevará a cabo en un periodo de 17 días. En total, Tepco prevé que el proceso completo lleve unos 30 años.
Pero, ¿es peligroso el vertido?
Según los resultados de las pruebas de Tepco publicados el jueves, esa agua contenía alrededor de 63 becquereles de tritio (unidad que mide la actividad radiactiva) por litro, por debajo del límite de agua potable de la Organización Mundial de la Salud de 10.000 becquereles por litro. El tritio es un isótopo radiactivo del hidrógeno que se considera inofensivo porque, según la compañía, emite niveles muy débiles de radiación y no se acumula o concentra dentro del cuerpo humano. Por otro lado, la OIEA también ha emitido un comunicado diciendo que su análisis independiente in situ había confirmado que la concentración de tritio estaba muy por debajo del límite. “No habrá ningún efecto sobre la salud. No hay ninguna base científica. No hay ningún motivo para prohibir las importaciones de comida japonesa”, ha añadido Geraldine Thomas, ex profesora de patología molecular en el Imperial College de Londres.
Además, algunos expertos han señalado a The Guardian que las centrales nucleares de otros países, incluido China, han liberado tritio diluido al mar durante décadas sin incidentes. “Las plantas de energía nuclear en todo el mundo han vertido rutinariamente agua que contiene tritio durante más de 60 años sin dañar a las personas ni al medio ambiente, la mayoría en niveles más altos que los previstos para Fukushima”, ha dicho Tony Irwin, profesor asociado honorario de la Universidad Nacional de Australia.
Por su parte, los críticos de la descarga dicen que la falta de datos a largo plazo significa que es imposible decir con certeza que el tritio no representa una amenaza para la salud humana o el medio ambiente marino. Greenpeace ha dicho que los riesgos radiológicos no habían sido evaluados completamente y que los impactos biológicos del tritio, el carbono-14, el estroncio-90 y el yodo-129, que se liberarán como parte de la descarga, “han sido ignorados”.
Grupos civiles han llevado a cabo protestas en Japón y Corea del Sur, pese a que el Gobierno de Seúl también ha asegurado que la descarga de agua es segura. Poco antes del comienzo de los vertidos, varias decenas de personas se han concentrado frente a la sede de Tepco en Tokio, enarbolando pancartas con lemas como “No viertan agua contaminada al mar”. La protesta ha durado alrededor de una hora.
Más importante ha sido una protesta en Seúl, donde se han concentrado unas 50 personas y la policía ha detenido a 14 por irrumpir en el edificio que alberga la embajada japonesa. El grupo, de jóvenes en su mayor parte, llegó a alcanzar el octavo piso, donde se encuentra la legación diplomática, y colgó pancartas contra el vertido, con lemas como “el mar no es el cubo de basura de Japón” o “dejen de verter agua contaminada de una vez”.
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