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Netanyahu asegura que Israel controlará indefinidamente la seguridad en Gaza tras la guerra

El ministro de Defensa asegura que el ejército está ya “en el corazón” de la capital mientras familias enteras escapan a pie, con banderas blancas y los brazos en alto, de la zona más castigada por los bombardeos

Evacuating residents pass a destroyed building following Israeli air strikes in the northern Gaza Strip, 07 November 2023
Refugiados palestinos pasan junto a varios edificios destruidos tras los ataques aéreos israelíes, este martes.MOHAMMED SABER (EFE)
Antonio Pita

Cuando acabe la guerra, Israel controlará “indefinidamente” la seguridad en Gaza. Lo ha dicho el primer ministro, Benjamín Netanyahu, en sus primeras declaraciones sobre cómo será el famoso día después de la “destrucción” de Hamás, el objetivo que se ha marcado Israel en su campaña militar, en la que ya ha llegado “al corazón” de la capital, según ha asegurado a última hora del día el ministro de Defensa, Yoav Gallant. Los bombardeos y la invasión terrestre han causado en un mes más de 10.000 muertos ―en su mayoría menores y mujeres― y un “desplazamiento forzoso y una tragedia humanitaria de proporciones colosales”, como las ha definido este martes la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la UNRWA.

“Creo que Israel tendrá, durante un periodo indefinido, la responsabilidad general de la seguridad, porque hemos visto lo que sucede cuando no la tenemos”, ha asegurado Netanyahu en una entrevista con la cadena estadounidense ABC. La frase deja la puerta abierta a varias opciones. Para empezar, habla de “responsabilidad general”, lo que sería compatible con la presencia en la Franja de otras tropas, como la fuerza multinacional que Estados Unidos baraja en las conversaciones con sus aliados.

Más aún cuando Israel ha dejado claro que no pretende reocupar permanentemente, gestionar el día a día ni volver a levantar asentamientos en el enclave palestino. Es decir, reeditar el régimen que mantuvo entre 1967, cuando la capturó en la Guerra de los Seis Días, y 2005, el año en el que el Gobierno de Ariel Sharon evacuó unilateralmente de allí a todos los soldados y colonos. Israel considera que, a partir de ese momento, carece de responsabilidad alguna sobre Gaza, aunque según el derecho internacional sigue teniendo obligaciones legales respecto a su población civil, en tanto que sigue siendo potencia ocupante.

En este contexto, Netanyahu reiteró su oposición a un “alto al fuego general” sin la liberación previa de rehenes, al considerarlo oxígeno para Hamás. Sí aceptaría, matizó, “pequeñas pausas tácticas”: “Una hora aquí, una hora allá… las hemos tenido antes. Comprobaremos las circunstancias para permitir que entren bienes, bienes humanitarios, o que puedan salir rehenes, rehenes individuales”.

Líderes políticos y militares israelíes hablan estos días de que, una vez liquidados el Gobierno y la milicia de Hamás, el ejército deberá mantener la capacidad de entrar en Gaza a placer para hacer redadas, asesinatos selectivos y arrestos. El último, este martes, fue Gallant, que señaló en el Parlamento que las Fuerzas Armadas “conservarán plena libertad para actuar en cualquier situación en la que haya algún tipo de amenaza desde Gaza”.

Incursiones en Cisjordania

Las declaraciones perfilan una situación similar a la que existe en el 18% del territorio ocupado de Cisjordania, en el que están las principales localidades y, por tanto, la mayoría de la población. Es la llamada zona A, según la terminología de los Acuerdos de Oslo de 1993. Allí, las fuerzas de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) controlan la seguridad y se coordinan con las israelíes, pero estas últimas hacen incursiones cuando lo estiman necesario. A diario, en el último mes ―a raíz del ataque de Hamás que mató a unas 1.400 personas― en el que han practicado cientos de arrestos y matado a más de 130 palestinos, incluido con bombardeos aéreos, como en la época de la Segunda Intifada (2000-2005).

Toda Gaza es técnicamente zona A, solo que la ANP no ejerce ahí su papel desde 2007, cuando los hombres de Hamás se impusieron en una semana de enfrentamientos callejeros con Al Fatah (la facción rival que lidera Abbas), un año después de ganar las elecciones.

Israeli prime minister Benjamin Netanyahu
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, durante una conferencia de prensa el pasado 28 de octubre, en Tel Aviv. POOL (via REUTERS)

Netanyahu aseguró de forma críptica que el Gobierno de Gaza quedará en manos de “aquellos que no quieren seguir el camino de Hamás”, sin aclarar si se refiere a la ANP. El pasado domingo, su presidente, Mahmud Abbas, se mostró abierto a esa posibilidad, siempre que vaya acompañada de un horizonte de acuerdo de paz que implique la creación de un Estado palestino. “Asumiremos plenamente nuestras responsabilidades en el marco de una solución política integral que incluya toda Cisjordania, incluida Jerusalén Este, y la franja de Gaza”, dijo, según informó la agencia oficial palestina Wafa.

Largas distancias a pie

Mientras tanto, los bombardeos no cesan: ni en el norte, ni en el sur de Gaza, la zona a la que Israel ordena a los habitantes y la única a la que entra ayuda humanitaria desde Egipto. “No hay marcha atrás, no hay descanso. Solo avanzamos”, ha señalado Gallant en una rueda de prensa en Tel Aviv. Un mensaje en el que ha abundado Netanyahu poco después, en un discurso ante la nación. “En Gaza avanzamos con una fuerza que Hamás no conocía [...] Ciudad de Gaza está rodeada. Operamos dentro de ella y aumentamos la presión sobre Hamás. Hemos eliminado miles de terroristas, sobre la tierra y bajo ella”, ha dicho en referencia a la red subterránea de túneles que emplean los milicianos. El ejército ha difundido además imágenes de soldados en Gaza. En una de ellas se puede distinguir una noria que se encuentra justo al sur de la capital.

Se estiman en torno a 300.000 los gazatíes que siguen en el norte, la zona más castigada por los bombardeos que están reduciendo Gaza a escombros. Netanyahu les ha lanzado un mensaje este martes: “Seguid yendo hacia el sur [de la Franja] porque no vamos a parar”. Y otro a Hezbolá, la milicia libanesa con la que se han recrudecido las escaramuzas en los últimos días: “Si decide entrar en guerra, cometerá el error de su vida”.

Los caminos que llevan a Saladino, la carretera que recorre Gaza en vertical, están tan dañados que familias enteras (con niños, ancianos y personas con discapacidades) se ven obligadas a recorrer grandes distancias a pie cargando sus enseres, según destaca en su último informe la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, en sus siglas en inglés) y muestran las imágenes que llegan del interior de Gaza. Este martes se podían ver a cientos de palestinos caminando juntos, algunos con banderas blancas y las manos en alto. La OCHA calcula que otras 5.000 personas se dirigieron hacia el sur un día antes, durante las seis horas en las que Israel abrió un “corredor humanitario” que pocos se atreven a tomar porque se han registrado bombardeos en el camino y porque el ejército israelí actúa en ambas mitades de la Franja. Un día antes fueron 2.000. El ejército israelí afirma que Hamás impide a la población escapar.

Según datos de Naciones Unidas, casi el 45% de los edificios de toda Gaza han resultado afectados por estos ataques sin precedentes: más de 40.000 están directamente destruidos o inhabitables y otros 220.000, dañados en mayor o menor medida. Las imágenes aéreas muestran la destrucción de barrios enteros; y otras, grabadas desde vehículos o a pie, hileras de edificios venidos abajo o que han perdido los muros exteriores.

Las milicias palestinas capturaron a más de 240 personas en su ataque del pasado día 7. Según Abu Obeida, el portavoz del brazo armado de Hamás, las Brigadas de Ezedín Al Qasam, que retienen a la mayoría de ellas, los intensos y constantes bombardeos israelíes ya han matado a más de 60. Netanyahu, cada vez más presionado en la calle para lograr su regreso en el marco de un acuerdo, ha subrayado este martes que la “operación militar es parte del esfuerzo por devolver a casa a los rehenes”.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.

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