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Ehud Barak, ex primer ministro israelí: “Hay que lograr que Hamás no tenga ninguna capacidad de hacer daño”

El expolítico laborista propone que el ejército ocupe Gaza unos meses y otorgue el mando a una fuerza árabe multinacional que transfiera el control de la Franja a la Autoridad Nacional Palestina

El ex primer ministro de Israel, Ehud Barak, posa para un retrato en su despacho, el pasado 18 de julio en Tel Aviv (Israel).
El ex primer ministro de Israel, Ehud Barak, posa para un retrato en su despacho, el pasado 18 de julio en Tel Aviv (Israel).Noam Galai (Getty Images)
Antonio Pita

Ehud Barak (Kibutz Mishmar Hasharón, 81 años) piensa ya a largo plazo, porque ha ocupado todos los cargos que hoy analizan cómo responder al ataque de Hamás del pasado sábado, el más letal en una jornada en territorio israelí en sus 75 años de historia. Es muchos ex: primer ministro laborista (1999-2001), titular de Defensa, jefe del Estado Mayor, comando de élite y uno de los militares más condecorados. También el dirigente que más cerca estuvo de firmar la paz con los palestinos, hace dos décadas, y el que puso fin a la ocupación del sur del Líbano. La entrevista, solicitada hace meses, iba a centrarse en la polémica reforma judicial de Benjamín Netanyahu, porque Barak se ha convertido en cabeza visible del sector más duro de la protesta (hasta el punto de que un ministro ha pedido su arresto). Pero Israel es, desde el sábado, otro Israel. Las preocupaciones han cambiado y la entrevista, que iba a ser presencial, tiene que celebrarse ahora por videoconferencia.

Barak considera que, tras la dimensión del ataque sufrido, Israel está obligado a lanzar una ofensiva terrestre para “generar una situación en la que Hamás no tenga capacidad alguna de hacer daño”. “Aquel día fracasamos, así que al menos tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que no pueda volver a suceder de ninguna manera”, añade. El ejército puede acabar reocupando militarmente la Franja, que evacuó unilateralmente de colonos y soldados en 2005, antes de que Hamás ganase las elecciones palestinas y tomase por la fuerza el control de la Franja a la facción rival Al Fatah. Y, en ese caso, insiste, lo “ideal” es permanecer solo unos meses, para dejarla en manos de una fuerza árabe multinacional que se cree ex profeso y que garantice su devolución gradual a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que preside Mahmud Abbas. “Es una idea bonita, aunque no sé si factible”, admite.

Aunque quiere poner el foco en el ataque de Hamás, no puede evitar cargar contra Netanyahu (de quien fue ministro de Defensa) por haber ignorado las advertencias del impacto en la seguridad nacional de su controvertida reforma. “No se puede decir que sea culpable, pero tiene una cierta responsabilidad […] Ha perdido la confianza de la gente, de los combatientes y de los mandos en su capacidad de juicio”, sentencia.

Pregunta. Israel reclama la evacuación de casi la mitad de la población de Gaza. ¿Es necesario?

Respuesta. Este ataque bárbaro y asesino define a Hamás como una organización similar a ISIS o Al Qaeda, que no dejaron alternativa a otros países que remover medio mundo para destruirlos por ser una amenaza para la humanidad, incluido para los pueblos de los que salieron los asesinos. Israel se ha puesto un objetivo que no se había puesto en el pasado: esterilizar este sistema de todas sus posibilidades militares y a las personas que han participado en ese ataque asesino. Y eso no se puede hacer solo desde el aire. Tienes que estar en el terreno. Hace falta la entrada terrestre de una fuerza. Y hay riesgo de que vaya acompañada de daños a civiles. Que son palestinos inocentes, no conectados con Hamás. Es por esto que llega este preaviso. Ya dijimos al principio de la guerra que cualquiera que sepa en Gaza que Hamás está cerca, en el edificio donde vive o trabaja, tiene que irse de esa casa. Porque es un objetivo. E Israel, que actúa de acuerdo con el derecho internacional, necesita advertir antes de golpear. Dado que todo parece indicar que se pretende, en una fase no muy lejana, golpear de forma mucho más masiva todos los objetivos en esa zona, me parece obligatorio que Israel pida a la población que evacúe.

P. La ONU y las ONG sobre el terreno aseguran que es casi imposible y que puede tener graves consecuencias humanitarias. ¿Qué opina?

R. La situación es difícil. No puedo traer a entrevistar a los que fueron asesinados el pasado sábado para que se vea lo difícil que fue. La ONU y las ONG no estaban allí para ayudarlos. Y, desagraciadamente, nosotros tampoco. Israel no lo vio con antelación y fracasó a la hora de proteger a sus residentes. Pero una vez que ha tenido lugar este ataque bárbaro, a Israel no le queda más alternativa que actuar. Y supongo que si no les ha dado tiempo a salir esta noche, habrá forma de dar otras 24 o 48 horas. Pero no puede ser que la valoración de la ONU o de las ONG sea un obstáculo del que salga de hecho que la ONU provea protección a los asesinos porque están entre civiles. Están entre civiles a propósito.

P. Se habla de acabar con Hamás. ¿Qué significa exactamente?

R. Tenemos que generar una situación en la que Hamás no tenga ninguna capacidad operativa militar. Ninguna capacidad de hacer daño. Y eso significa llegar al lugar y encontrar todos sus morteros, todos los arsenales de misiles, todas las armas, todos los centros de entrenamiento y todas las personas que participaron en esta masacre. Israel fue sorprendida y recibió un golpe como no habíamos recibido desde la creación del Estado [1948]. Creo que desde la II Guerra Mundial no ha habido un día en el que murieran tantos judíos en un solo sitio por una acción hostil. Y, en cierto modo, es un golpe al compromiso primordial de un Gobierno hacia sus ciudadanos: la protección física. Y en eso fracasamos, así que por lo menos tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que no pueda volver a suceder de ninguna manera.

La primera fase, parece, será una operación terrestre porque [Hamás] no se va a desmontar por su cuenta. Hay unos 150 secuestrados. Y eso complica la operación. No quiero entrar demasiado en lo técnico porque también Hamás puede leer este artículo. Si, supongamos, entramos y por fases conquistamos toda Gaza. Y nos quedamos unos meses a limpiar cada esquina en la que haya una célula operativa terrorista de Hamás. Israel no tiene interés en quedarse otros 10 o 20 años allí. Y tampoco creo que los civiles inocentes que viven allá quieran estar bajo nuestro control. Por tanto, la pregunta es a quién le pasamos eso. Es una pregunta abierta e importante. Hay una respuesta ideal, y quizás utópica, pero que puede ir condicionada. Hace 15 años, cuando era ministro de Defensa, pensamos en la posibilidad de tomar Gaza, limpiarla de terrorismo y pasarla a una fuerza árabe multinacional, con soldados egipcios, bareiníes, marroquíes, quizás saudíes, que garanticen la seguridad ciudadana y que no florezca el terrorismo. Durante medio año, en el que se le devuelva a la Autoridad Palestina. Es una idea bonita. No sé si es factible. En mi época, no era posible.

Israel no está bajo peligro existencial. Israel es muy fuerte. Requerirá más tiempo y más víctimas, de las dos partes, pero venceremos. Luego está el tema del tiempo. Su paso, por lo general, reduce el apoyo en Israel. Hoy, Israel tiene un apoyo pleno en todo el mundo que emociona ver. Pero no puedes prometer que no mueran civiles y eso reduce el apoyo del mundo.

Estamos en una situación muy diferente a la del sábado. Al principio fue el shock. Luego descubrimos cosas que no veíamos desde los años cuarenta en Europa. Ahora estamos en otra situación, Israel ha movilizado 300.000 reservistas. Hay suficientes fuerzas tanto en el norte como en el sur y para operaciones terrestres. Y hay un apoyo extraordinario de Estados Unidos. Por supuesto, ese apoyo también es una advertencia a Hezbolá y una disuasión hacia Irán. Tenemos además un Gobierno de guerra, con [Benny] Gantz y [Avi] Dijter. Es una aportación importante, porque son exjefes del Estado mayor, equilibrados, pero también sin miedo a ejercer la fuerza para conseguir los objetivos.

P. Pongamos que Israel conquista Gaza y los países árabes rechazan su propuesta, que es lo previsible. Entonces, ¿qué? ¿Volver a ocupar Gaza? Alegraría a algunos en el Gobierno.

R. Puede ser. En los últimos años, el Gobierno ha hecho una política cuya esencia es la frase de [el ministro de Finanzas, el ultraderechista Bezalel] Smotrich de que Hamás es un activo y la ANP, un lastre. Para quien quiere evitar la solución de dos Estados, es muy importante que no se le pueda pedir a Israel iniciar un diálogo. Mantener Hamás a baja intensidad. Fortalecer a Hamás y debilitar a la ANP, porque Israel siempre puede argumentar que no hay con quien hablar. Y cuando la ANP pida hablar, decirle que solo representa a la mitad de la población. En cierto modo, sin haber dialogado, hay una correlación problemática y vergonzante entre los objetivos de Hamás, debilitar la ANP, y los objetivos del Gobierno de Israel, que no quiere hablar con la ANP y por eso quiere que sea débil. Sé que hoy arde la sangre. Y no es una buena guía para las decisiones estratégicas correctas, para las que hace falta distancia, perspectiva y [pensar en el] largo plazo. Por eso subrayé la importancia de que hay ahora gente en el Gobierno cuyas consideraciones se ven como limpias. No hay confianza en las valoraciones de Netanyahu porque en el último año todas estaban influidas por una sola cosa: cómo librarse de sus juicios, no el bien del país. En los últimos ocho meses hubo advertencias sin fin. Y las ignoró.

P. ¿Es Netanyahu un cadáver político cuando acabe la guerra?

R. Está claro que le ha hecho mucho daño. No creo que los jefes de inteligencia puedan salir de esto sin rendir cuentas, pero hoy te miran a los ojos y dicen: ‘Somos responsables, ha sido un fracaso. Ahora haremos lo necesario primero para vencer, pero que no haya malentendidos: sabemos que fracasamos, somos responsables’. Tienen integridad. Si Bibi [Netanyahu] dijese: ‘Sé que he fracasado y soy responsable de esta cosa, pero ahora dejadme seguir liderando…’ Pero no lo dice. No se puede decir que sea culpable, pero tiene una cierta responsabilidad, por definición, porque está al frente del Gobierno.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.

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