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El último mensaje de una joven desde el festival: “Mamá, hay una alerta, te contaré cuando llegue al coche”

Milicianos de Hamás irrumpieron el sábado en el recinto y abrieron fuego de forma indiscriminada, causando la muerte de al menos 260 asistentes a los conciertos

En el fotograma de la izquierda, decenas de jóvenes bailan durante uno de los conciertos. A la derecha, el antes y el después del ataque en el festival de música.Vídeo: EPV
Antonio Pita

Al menos 260 cuerpos han sido recuperados por los servicios de emergencia israelíes del área del desierto próxima a la franja de Gaza donde cientos de jóvenes celebraban un festival de música electrónica en la madrugada del sábado, cuando miembros del grupo islamista palestino Hamás irrumpieron disparando a la multitud. Esa es la cifra que ha ofrecido a medios israelíes un portavoz de ZAKA, un grupo de voluntarios que se ocupa de recuperar los restos humanos tras ataques y otros desastres.

El festival Tribe of Nova se celebraba cerca del kibutz (cooperativa agrícola) Reim, en el sur de Israel y próximo a Gaza. Cientos de padres esperan angustiados desde el sábado noticias de sus hijos desaparecidos en esta matanza que ha conmocionado a Israel. El domingo muchos se desplazaron a la comisaria de la ciudad de Lod, cerca del aeropuerto Ben Gurión, que fue habilitada como centro de denuncia de los desaparecidos, según informa la agencia Efe.

Arik Nani siente que su 26º cumpleaños, que iba a celebrar precisamente en el festival, se ha convertido en el “segundo día de una nueva vida”, tras escapar bajo el sonido de los disparos de armas automáticas y el olor a pólvora de los cohetes. Cuenta que la actuación del DJ estrella estaba pensada para coincidir con el alba. En un vídeo, se puede ver a la multitud bailando 15 minutos antes del momento en el que de repente, cuenta Nani, vieron decenas de proyectiles pasar por el cielo. “No sabía dónde estaba el norte ni el sur. A unos les dio un ataque de pánico, otros se echaron al suelo y otros se quedaron bloqueados. Y entonces pensábamos que solo eran cohetes”, relata el joven, con un tono de voz en el que se mezclan el agradecimiento culpable por seguir vivo con el trauma, que le hace parar la conversación: “Perdona, cada mínimo ruido me altera”.

Arik Nani, este año en Tel Aviv, en una imagen cedida.
Arik Nani, este año en Tel Aviv, en una imagen cedida.

Tras los cohetes, se detuvo la música y los organizadores anunciaron por los altavoces la cancelación del festival. Los asistentes fueron hacia sus coches. “Había como un obstáculo para salir y entonces empezamos a escuchar el tatatá de armas automáticas”, prosigue este joven. “Muy cerca y por todos los lados, así que no teníamos claro hacia dónde ir. Decidimos no ir hacia el kibutz. Cayeron más cohetes, salimos del coche y nos tumbamos. Empezamos a correr. Yo, como podía, iba en sandalias. Entonces vimos un grupo enorme de gente corriendo en pánico absoluto por un espacio abierto mientras seguían sonando los disparos. Fuimos en otra dirección”, recuerda. Luego se intentó guiar por el sol, se escondió en algún momento y ―para no gastar la poca batería que le quedaba del móvil― miraba de vez en cuando la herramienta de geolocalización Google Maps para entender dónde estaba. “Los disparos seguían sonando, a veces más cerca, a veces más lejos”. Cinco horas más tarde llegó a un refugio.

También estaba en la rave Dorin Atias, una joven de 23 años que trabaja de camarera en Tel Aviv. Al alba, envió un wasap a su madre, Tali Atias, nada más empezar los cohetes. “Mamá, hay una alerta, han cancelado el festival. No te preocupes. Te contaré cómo va la cosa en cuanto llegue el coche”, relata Tali. Desde allí, le mandó un mensaje de voz. “Y ahí se cortó la comunicación”, dice la madre, exasperada por la falta de respuestas sobre el paradero de su hija. Más o menos a esa misma hora, una amiga con la que fue al festival mandó también un mensaje a su madre: “Nos han cogido los árabes”. Se desconoce si estaban juntas en ese momento. Los israelíes secuestrados en Gaza se calculan en un centenar. “Han pasado 48 horas y no sabemos nada. Estamos intentando llegar a todos los ministros del Gobierno, pero seguimos sin respuestas”, lamenta.

Las fuerzas de seguridad israelíes impiden el acceso al lugar, que se encuentra en la zona cercana a Gaza donde llegaron los milicianos. Según ha admitido el ejército israelí este lunes, algunos siguen en territorio israelí. Israel se declaró el sábado en estado de guerra, después de que Hamás lanzara un ataque múltiple, por tierra, mar y aire, que cogió al país por sorpresa, de una escala sin precedentes, con el lanzamiento de miles de cohetes e incursiones terrestres en suelo israelí, donde han masacrado y secuestrado a decenas de ciudadanos.

Secuestrados

Una de las supervivientes del festival, Ortal, ha relatado al Canal 12 cómo 50 hombres armados aparecieron de repente en furgonetas, mientras la alerta de los cohetes competía con la música a todo volumen. “De repente, de la nada, entraron abriendo fuego en todas direcciones”, ha detallado. “Cogí las llaves del coche y comenzamos a avanzar para escapar de los disparos. En un momento nos alcanzaron, dispararon contra nuestros vehículos y nos bajamos [...]. Me subí a un árbol y empezaron a rociar a disparos a la gente. Puse el móvil en modo silencio y comencé a arrastrarme por un naranjal. Oía el silbido de los disparos. Vi a conocidos heridos. De repente, se acercó un tanque. Estaba segura de que me rescataría, pero el conductor me dijo: ‘No puedo dejarte entrar, tengo un muerto en el tanque’. Mucha gente se subió encima”.

El Canal 12 ha recogido también en las últimas horas el testimonio de Gal Ofir, otro de los supervivientes de la matanza: “Mientras hacíamos un giro [con el coche]”, ha dicho, “nos dispararon desde el otro lado, así que volvimos a dar otro giro. Y mientras pasábamos junto a los cadáveres, vimos literalmente a ambos lados de la carretera entre 10 y 15 terroristas juntos que simplemente comenzaron a disparar contra nuestro coche”. “Nos agachamos y condujimos a casi 150 kilómetros por hora”, ha continuado Ofir, “queríamos girar a la izquierda hacia Ofakim. Allí mismo, en la curva, había otros cuatro terroristas armados. En lugar de girar a la izquierda, seguimos recto. Vimos una fábrica con un guardia que nos abrió la puerta y simplemente entramos y escondimos el coche”.

Peor suerte corrieron algunos de los asistentes al festival, actualmente en paradero desconocido. “Vine para rescatar a mi hija, está secuestrada en Gaza. Vi un tiktok donde aparece rodeada de terroristas”, contó el domingo a Efe un padre israelí bajo la condición de anonimato. Este hombre contactó por última vez con su hija, de 30 años, mientras esta se encontraba en los conciertos.

En dos días, los muertos en Israel superan los 700 y más de 2.200 heridos, aunque las cifras pueden subir a medida que las tropas israelíes recuperen el control de áreas tomadas por Hamás. Los servicios de emergencia no han aclarado si algunos de los 260 cuerpos recuperados están o no incluidos en el recuento global de víctimas mortales. Al otro lado, los fuertes bombardeos israelíes de respuesta sobre Gaza han dejado más de 500 muertos y 2.300 heridos.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.

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