De origen turco pero dura con la inmigración: así es Dilan Yeşilgöz-Zegerius, la aspirante a suceder a Rutte en Países Bajos
La ministra de Justicia, nacida en Ankara, es hija de refugiados y se benefició de la reunificación familiar, una posibilidad que ahora defiende limitar
Pertenece a una familia de refugiados y es hija de la mujer que coordina una de las organizaciones que representa los intereses de estos en Países Bajos. Sin embargo, es firme defensora de limitar la reunificación de estos grupos, pese a que llegó a su Estado de acogida gracias a las políticas de reagrupación familiar que ahora quiere recortar. Es Dilan Yeşilgöz-Zegerius, actual ministra de Justicia holandesa y aspirante a liderar su partido, los liberales de derecha (VVD). La formación ha encabezado desde 2010 cuatro coaliciones consecutivas en el poder con Mark Rutte como primer ministro y ahora ha quedado descabezada por su decisión de dejar la política al caer el Gobierno, precisamente, por las discrepancias sobre las leyes de asilo. Con su postura dura ante la inmigración, Yeşilgöz-Zegerius, de 46 años, aspira a ocupar ese puesto tras las elecciones de noviembre. Si lo consigue, será la primera mujer en acceder al más alto cargo político electivo del país.
Nacida en Ankara, la capital turca, en 1977, sus padres se conocieron en la universidad. “Ambos lucharon por la igualdad de derechos de las minorías, desde las religiosas a los kurdos, armenios y homosexuales, y mi padre tuvo que huir”, dijo en un perfil publicado por su partido para darla a conocer cuando fue elegida concejal en Ámsterdam en 2014. El progenitor recaló en Países Bajos y tres años después, cuando ella tenía siete, viajó con su madre y hermana pequeña a su encuentro como familia de un refugiado político. La organización de su madre es interlocutora frecuente del Gobierno para hablar de asilo, pero, pese a haber formado parte de ese colectivo, la ministra Yeşilgöz-Zegerius es conocida por su firmeza con las normas de inmigración y dirigió las largas negociaciones sobre los límites a la llegada de familiares de refugiados de guerra. Fue muy estricta. “Es una tontería que me llamen la inmigrante mejor situada. Vaya título”, sostuvo en la misma publicación del partido.
El 13 de agosto cierra el plazo de presentación de candidaturas para dirigir el VVD. Aún pueden surgir otros candidatos, pero la actual ministra de Justicia es ya la favorita de la dirección y de las distintas ramas regionales de la agrupación. Casada y sin hijos, la precandidata del VVD estudió Ciencias Sociales y Culturales en la Universidad de Ámsterdam. Empezó su andadura política en el Partido Socialista (SP), considerado más radical que el socialdemócrata (PvdA). Antes de recalar en los liberales de derecha, estuvo con el PvdA y con los verdes de GroenLinks. En 2014, explicó así su llegada al VVD: “Creo en el poder del individuo y en su responsabilidad personal, algo que no encontré en los grupos de izquierda”, dijo. Y a continuación: “Hay una necesidad de etiquetar a la gente como víctimas para que luego puedan ser rescatadas por esos mismos partidos de izquierda. Mis padres lucharon por las libertades y los derechos humanos, y por las posibilidades que tiene cada persona de hacer algo. Eso es el liberalismo para mí”. En 2017 obtuvo su escaño de diputada.
“Es una ministra dura con la inmigración, como muchos de los votantes del VVD y de otros partidos, aunque haya reconocido que la labor de sus padres en Turquía puede considerarse de izquierda y ella misma lo fue al principio”, explica al teléfono la columnista holandesa Petra de Koning. La periodista recuerda que se mostró especialmente estricta en las negociaciones sobre el asilo, “en particular, con la posibilidad de facilitar los reagrupamientos [familiares] esgrimiendo en contra la actual escasez de viviendas”. Sin embargo, en varias entrevistas, Yeşilgöz-Zegerius ha asegurado que los refugiados de guerra son bienvenidos a Países Bajos. No así los que migran en busca de una vida mejor “porque el país no puede asumir ese flujo”, ha concretado. “Es difícil saber, hoy, si es una liberal a la derecha del propio Mark Rutte. Habrá que esperar a las elecciones para ver hacia dónde se inclina el VVD”, añade la columnista.
Su colega Roel Bolsius, comentarista político de la televisión pública (NOS), considera que la imagen de la candidata es “de una derecha vigorosa y muy dura con el crimen y la seguridad”. Sobre los refugiados de guerra y la inmigración en general, “ella dice lo que el votante de VVD quiere oír: que vengan menos al país porque si hay demasiados es difícil garantizar el bienestar que necesitan y ello tensiona a la sociedad”. De este modo, añade, “espera ganar sufragios a la derecha del centro, e incluso arañar entre la extrema derecha y tal vez en el entorno del Movimiento Campesino-Ciudadano BBB”, apunta.
De Koning, que publica sus artículos en el rotativo NRC Handelsblad, añade que la candidata a suceder a Rutte “no ha cometido grandes errores al frente de la cartera de Justicia, pese a no tener experiencia jurídica”. Un sondeo publicado el 20 de julio por la firma I&O Research presenta a tres partidos a la cabeza de la pugna electoral: la nueva combinación entre socialdemócratas (PvdA) y GroenLinks, que acudirán juntos, los liberales del VVD, y el BBB, de corte populista agrario. Para la alianza rojiverde se ha postulado como cabeza de cartel Frans Timmermans, de 62 años y vicepresidente de la Comisión Europea. En su caso, el proceso interno para la elección de candidatos finaliza el 22 de agosto. La extrema derecha de Geert Wilders también sube en esta encuesta, pero lo más llamativo es el tirón de Pieter Omtzigt, un diputado democristiano muy popular que sopesa crear un grupo propio. “Van a ser los comicios más imprevisibles en mucho tiempo”, asegura De Koning.
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