Una huelga de médicos y seis recursos judiciales tratan de frenar la ley que debilita al Supremo en Israel
Una agencia de calificación crediticia advierte de “riesgos significativos” para los inversores en Israel. Cinco diarios llevan la primera página en negro, pagada por el sector de la alta tecnología
La oposición a la reforma judicial del Gobierno de Benjamín Netanyahu trata este martes de recuperar la iniciativa con acciones en distintos frentes, tras la aprobación parlamentaria de la primera ley que debilita al Tribunal Supremo. Los médicos iniciaron una huelga de 24 horas, convocada por el sindicato que los representa, aunque un tribunal la anuló a mediodía a petición de la Administración. Además, el sector de la alta tecnología, muy activo en las protestas, ha pagado una primera página de publicidad de color negro en cinco diarios impresos. Y ya son seis las demandas presentadas al Supremo para revisar la nueva y controvertida norma ―que quita a la Corte la capacidad de anular aquellas decisiones del Gobierno, ministros o cargos públicos electos que considere irrazonables― mientras la agencia de calificación crediticia Moody´s advierte de un horizonte de “riesgos significativos” para los inversores.
En todo el país, salvo Jerusalén, los hospitales operaron durante horas en modo shabat, es decir, al mínimo. Sus servicios de emergencia no variaron el funcionamiento. Sí cerraron los centros de salud de las cuatro cajas, como se denomina a los organismos que proveen servicios sanitarios a la gran mayoría de israelíes.
Un tribunal laboral de Tel Aviv ordenó detener la huelga, al aceptar los argumentos de la Administración, que no la veía como un medio legítimo de protesta, sino como “un fin en sí mismo”, por lo que resultaba “necesario examinar el asunto de la buena fe”, según la radio pública israelí. Los técnicos del Ministerio de Sanidad habían elaborado el requerimiento a petición del titular, Moshe Arbel.
Los convocantes argumentaban, por el contrario, que la anulación de la revisión de la razonabilidad de las decisiones gubernamentales les puede afectar, por ejemplo, en los nombramientos de cargos. La central sindical nacional, la Histadrut, valora convocar una huelga general, presionada desde hace días por los manifestantes.
La votación del lunes en el Kneset no solo agrava la crisis política que desencadenó en enero la presentación de la reforma judicial (una semana después de que Netanyahu regresase el poder) y que se ha convertido en una de las más graves en las siete décadas de vida del país. También vuelve a encender las alarmas económicas. En un informe extraordinario, la agencia de calificación crediticia Moody´s ha mantenido en estable el horizonte económico del país, pero ha advertido de “riesgos significativos” de que aumenten las tensiones políticas y sociales, lo que tendría “consecuencias negativas para la economía y la situación de seguridad”. Ya en marzo, en uno de los puntos álgidos de la crisis, advirtió de una posible “presión a la baja en estas puntuaciones” si avanzaba la reforma.
Asimismo, Morgan Stanley ve “probable” que “los mercados extrapolen el futuro camino político” y Citibank considera que el cambio legislativo ha vuelto más “peligrosa y complicada” la situación económica del Estado judío.
“Es una reacción momentánea”, han respondido Netanyahu y su ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, en un comunicado conjunto. “Cuando se calmen las aguas, se verá con claridad que la economía de Israel es muy fuerte”, han agregado.
Peticiones de reservistas
El Ejército ha reconocido un aumento de las peticiones de reservistas para dejar de vestir el uniforme, algo con lo que habían amenazado hasta 10.000 en los días previos, según la organización que los representa. Las Fuerzas Armadas han adoptado este martes sus primeras acciones disciplinarias por hacerlo. Uno de ellos ha sido castigado con 15 días de cárcel, que no tendrá que cumplir; y otro, multado con 1.000 séqueles (243 euros o 270 dólares). El líder de la oposición y del partido Yesh Atid, Yair Lapid, ha pedido a los reservistas rebeldes que esperen a que el Supremo examine las peticiones.
Además, cinco importantes periódicos israelíes han llegado a los quioscos con una primera página negra con un único y pequeño mensaje en letras blancas ―“Un día negro para la democracia israelí”― y la fecha de este martes. En el reverso se puede leer: “La locomotora de Israel nunca se rendirá”, en referencia al sector de la alta tecnología, que financia los anuncios en los tres diarios generalistas de mayor circulación (Yediot Aharonot, Israel Hayom y Haaretz) y dos económicos (Calcalist y The Marker). Lo llaman la locomotora porque aporta más del 10% del empleo y un 15% del PIB de Israel. Sus empresarios y trabajadores son una de las puntas de lanza de la protesta, tanto por extracción social y lugar de residencia como por su dependencia de que el exterior siga viendo al país como una democracia con una economía abierta y con seguridad jurídica.
Batalla judicial
La batalla también se libra en el ámbito judicial. El Supremo ha recibido seis peticiones de revisión de la ley, entre ellas la del jefe de la oposición, Yair Lapid, la del colegio de abogados y la del Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel, un grupo de la sociedad civil. La presidenta, Esther Hayut, y otros jueces de la Corte se han visto obligados a acortar la visita oficial a Alemania que comenzaron el domingo para regresar a Israel a examinarlas. Es una paradoja ―la capacidad del Supremo para tumbar una norma que le afecta― sobre la que los expertos están divididos.
La norma que revisarán fue aprobada el lunes por 64 votos a favor (toda la coalición que forma el partido de Netanyahu, el Likud, con ultraortodoxos y ultranacionalistas) y cero en contra, al abandonar el pleno los otros 56 diputados entre gritos de: “¡Vergüenza!”. La ley retira al Supremo uno de los filtros jurídicos que ostentaba en un país sin Constitución (se guía por una serie de leyes básicas desarrolladas a lo largo de los años) y en el que el Parlamento elige al primer ministro. La Corte lleva años en el punto de mira de la derecha, particularmente la más extrema.
Antes, durante y tras su aprobación, hubo protestas en distintas ciudades, principalmente Jerusalén y Tel Aviv, aunque no llegaron a ser multitudinarias. Treinta y dos manifestantes y 12 policías han resultado heridos, ninguno de gravedad. Tres de los primeros lo fueron por un atropello intencionado cuyo autor sigue bajo arresto.
Además, decenas de artistas han colgado esta madrugada en un lateral de Ayalón pancartas de ocho metros de alto con un puño cerrado y mensajes contra la reforma, según han reivindicado en un comunicado. Es una concurrida autopista de Tel Aviv que los manifestantes más jóvenes suelen cortar cada sábado, desde que comenzó la movilización hace 30 semanas.
Al término del lunes, mientras miles de personas protestaban en las calles, Netanyahu se dirigió a la nación para defender la nueva ley como “necesaria para restaurar el equilibrio entre los poderes”, de forma que el Ejecutivo pueda “liderar las políticas de acuerdo con la voluntad de la mayoría de los ciudadanos del Estado”. “No es ‘el fin de la democracia’, es la esencia de la democracia”, subrayó.
Lapid lo acusó de haberse “convertido en una marioneta de extremistas mesiánicos”. Otro líder político opositor, Benny Gantz, que fue ministro de Defensa con Netanyahu y jefe del Estado Mayor, ha tratado de elevar los ánimos con un símil militar: “Soy un hombre que conoce la batalla, y hoy os digo: Puede que hayamos perdido una batalla, pero ganaremos la guerra”.
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