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Bernardo Arévalo, candidato a la presidencia de Guatemala: “Nuestra tarea es construir sobre toda la población harta de la corrupción”

En una entrevista con EL PAÍS, el aspirante del Movimiento Semilla afirma que para la segunda vuelta electoral en agosto se aliará “con quien tenga claro que hay que desmontar el sistema de cooptación política”

Bernardo Arévalo celebra en la Plaza de la Constitución de Guatemala
Bernardo Arévalo celebra con sus seguidores en la Plaza de la Constitución en Ciudad de Guatemala.Moises Castillo (AP)
Lorena Arroyo

Son días agitados para Bernardo Arévalo de León (Montevideo, 64 años). Este hombre tranquilo se ha visto desde el pasado domingo en medio de un huracán de comparecencias, entrevistas y reuniones para poner a punto una inesperada campaña política para la segunda vuelta de las elecciones de Guatemala, que le enfrentará el 20 de agosto a la ex primera dama Sandra Torres. La candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) fue la más votada (con casi el 16% de los votos), aunque detrás del voto nulo: optaron por él casi un millón de guatemaltecos en rechazo a un proceso en el que el órgano electoral eliminó a tres candidatos populares pero críticos con el sistema.

En segundo lugar se situó el fundador del Movimiento Semilla, un partido progresista surgido al calor de las protestas anticorrupción de 2015. Su lugar en la papeleta lo marcaron casi el 12% de los votantes desafiando a todas las encuestas, que no le daban más del 3%. Para Arévalo, lograr esa posición fue una “sorpresa sumamente agradable”. Pero también la reafirmación del apoyo que su equipo veía en las calles, y el resultado del esfuerzo de muchas personas convencidas de que, en un Estado plagado de corrupción, es posible un cambio dentro del sistema.

Para la segunda vuelta, el hijo del presidente Juan José Arévalo (1945-1951) quiere unir las fuerzas de todos los guatemaltecos indignados. De llegar a la presidencia, ahora ocupada por Alejandro Giammattei, dice que colocará la lucha anticorrupción como el punto más urgente de su agenda para, así, poder hacer lo importante: llevar el desarrollo a un país (de 17,6 millones de habitantes) sumamente desigual y donde cerca del 60% de la población vive bajo la línea de la pobreza. “Si no rescatamos las instituciones de la corrupción, no van a poder funcionar para llevar el desarrollo hasta donde se pueda”, apunta.

Para conseguirlo, tendrá que superar una dura campaña en la que su contrincante, Sandra Torres, ha olvidado sus raíces socialdemócratas para lanzarse a cautivar el voto de los más conservadores. “Están intentando levantar la bandera del comunismo y están diciendo te van a expropiar tu casa, te van a quitar esto [...], o por otro lado, las banderas de la guerra cultural”, afirma de sus rivales políticos. Y asegura que con ello tratan de distraer a la población de lo fundamental: si Guatemala es “un país viable con instituciones que respondan a los intereses colectivos o un Estado en manos de grupos criminales que lo único que van a buscar es el enriquecimiento personal”.

Bernardo Arovalo de Leon
Bernardo Arévalo, durante una conferencia de prensa. Sandra Sebastián

Preguntado por sus referentes en la izquierda latinoamericana, Arévalo menciona a Pepe Mujica y el Frente Amplio en Uruguay por sus “principios fuertemente establecidos de justicia social, en el marco del respeto y con una actitud de construcción”, unos valores que cree que necesita una Guatemala polarizada y sedienta de gobernabilidad. Para ganar el 20 de agosto, el Movimiento Semilla deberá atraer el voto de los guatemaltecos hartos de la corrupción, pero llegados de diferentes puntos del espectro político. La tarea de gobernar sobre la base de la esperanza y el cambio no es tan sencilla, como han mostrado recientemente los casos de Gabriel Boric en Chile o el de Gustavo Petro en Colombia. Para evitar una decepción, Arévalo asegura que las propuestas de su partido son “lo más realistas posibles”. “Hemos sido muy responsables en analizar el contexto, las posibilidades y los recursos para poder identificar qué es razonable poner sobre la mesa”, sostiene en entrevista por videollamada con EL PAÍS el miércoles, tres días después de las elecciones.

Pregunta. Teniendo en cuenta cómo se configura el sistema político en Guatemala, la segunda vuelta no será solo contra Sandra Torres, sino probablemente contra los partidos que quieren mantener el statu quo. Ustedes tienen muy claro con quién no hacer alianzas: ¿cuáles son sus límites?

Respuesta. Lo que nosotros tenemos muy claro es que nuestro voto fue un voto de protesta contra el sistema y el voto nulo fue un voto de protesta contra el sistema. Nosotros lo que estamos haciendo es representando a los y las guatemaltecas que en la primera vuelta decidieron plantarle cara al sistema, escogiendo una de las alternativas antisistema. El voto nulo era el voto de la gente que no creía que eso se podía hacer desde adentro del sistema y que prefirieron el voto nulo como estrategia para generar la ruptura. Ahora esa gente también tiene la opción adentro del sistema. Entonces, para nosotros es clarísimo. Nuestra tarea es capitalizar, construir sobre toda esa población que está harta del sistema, de la corrupción, que está cansada, que hasta ahora lo que había hecho era que se había replegado de la política. Había rumiado este cansancio, ese hartazgo a nivel personal, sin hacerlo de una manera política, pero que ahora decidió dar un paso al frente. Nuestras alianzas van a ser con todas las personas que tengan claro que lo que tenemos que hacer es desmontar el sistema de cooptación política corrupta para empezar a poner a las instituciones a funcionar y lograr el desarrollo del país.

P. Para cautivar ese millón y pico de votos de gente que decidió participar pero en contra del sistema con el voto nulo y blanco, ¿han establecido algún contacto ya? ¿Han hablado con [la líder indígena] Thelma Cabrera, por ejemplo?

R. Nosotros hemos tenido siempre conductos de comunicación con ella y con otras agrupaciones en todo sentido. Pero tenemos claro que la movilización va a ser una movilización de ciudadanos que no necesariamente están identificados y afiliados políticamente. Y lo voy a decir de una manera que suena retórica y banal, pero realmente la alianza que tenemos que buscar es la alianza con el pueblo, la alianza con la gente y no necesariamente la alianza con sistemas, con partidos.

P. Ustedes son un partido principalmente urbano, de gente que ha tenido acceso a educación y más blanco que indígena. ¿Cómo van a hacer para llegar a la diversidad del país, para que gente que se ha sentido abandonada durante tanto tiempo se identifique con ustedes? En esos lugares, Sandra Torres tiene mucho apoyo porque se acuerdan de los planes de ayuda de hace diez años. Eso da una idea del abandono ...

R. De hecho, aunque no salieron electos y aunque nuestra votación fue limitada, en la mayoría de lugares indígenas, nosotros lo que teníamos es un liderazgo indígena encabezando nuestro listados en Quetzaltenango, en Totonicapán, en Quiché, en Chimaltenango. El compañero de Chimaltenango, Raúl Cuá, sí ganó su curul. En Sololá, en Alta Verapaz... han sido todos compañeros y compañeras indígenas que están involucrados en las luchas de sus comunidades. Es decir, nosotros no vamos a llegar con nuestra cara urbana y mestiza a esas ciudades si no tenemos la construcción con estos compañeros y compañeras que ahora van a venir con otro escenario y con otra posibilidad detrás a hacer esta interlocución. Y, además, tenemos contacto con una serie de organizaciones sociales indígenas con las que siempre habíamos tenido contacto y ahora evidentemente esto se renueva en términos del nuevo contexto político.

P. Ustedes hablan en contra de esa corrupción tan permeada en las estructuras guatemaltecas. ¿No tienen miedo de que se pueda usar la justicia para inhabilitarle como se vio en la primera vuelta con algunos partidos?

R. Estamos claros de que es un recurso que tienen a la mano y que no han dudado en usar en veces anteriores. De hecho, hay un caso espurio que sabemos que están montando [...]. Nosotros sabemos que el sistema no se va a quedar tranquilo y va a aceptar mansamente que venga un partido al que sencillamente no habían visto venir y que ahora estén a punto de perder el control del organismo Ejecutivo, que es clave central para poder viabilizar toda la economía de la corrupción alrededor de la cual se tejen esas lealtades espurias. Sabemos que van a intentar todo y estamos listos para resolverlo.

P. Si ustedes llegaran a ganar el 20 de agosto, tendrán un Gobierno muy difícil, con 23 diputados [de 180] y con las Cortes que, según denuncian, están cooptadas. ¿Cómo se puede gobernar con el sistema en contra y hasta qué punto podrán mantener sus principios para hacer alianzas?

R. Nosotros vamos a hacer alianzas simplemente con todas las personas que tengan una actitud constructiva y que estén en contra de la corrupción. Nosotros lo que hemos dicho es que no vamos a hacer alianzas con corruptos, con criminales y con violentos autoritarios. De ahí, la construcción vamos hacerla con todo el mundo. Ahora, evidentemente va a ser una situación sumamente difícil porque la cooptación del Estado ha alcanzado niveles profundos [...].

Pero parte central de esa economía de la corrupción está alrededor del organismo Ejecutivo y, al nosotros sustraer ese elemento central, los incentivos de la corrupción van a bajar, ya va a empezar a desmoronarse esa lógica, porque muchísimo de lo que pasa en términos de la utilización de las instituciones del Estado, desde la aprobación de leyes corruptas hasta la persecución de críticos, disidentes molestos, viene desde el Ejecutivo. Es desde ahí y desde el presupuesto de obras de infraestructura del Estado, desde donde se articula todo el funcionamiento central. Esa pieza, que es central al funcionamiento de esa mecánica, va a desaparecer y a partir de ahí vamos a empezar una lucha que sabemos que va a ser muy difícil, pero en donde genuinamente vamos a tener que contar con el apoyo de la población y hacer ver que estamos haciendo una lucha que responde a las aspiraciones del conjunto de una población que está harta de este sistema.

P. El domingo dijo que abriría la puerta a jueces, fiscales, operadores de justicia exiliados para que regresen y puedan trabajar por su país. ¿Pero cómo se aseguraría desde el Ejecutivo de que ellos tengan garantías de que no les persigan desde las Cortes?

R. Sí, nosotros desde el Ejecutivo no podemos intervenir, no podemos tener injerencia en los asuntos de los otros organismos del Estado. Es una República con separación de poderes. De manera que nosotros vamos a abrirles las puertas, pero por supuesto existen situaciones de índole legal que son las que van a determinar cuándo y cómo ellos van a poder regresar al país. Ahora, nuevamente hay que recordar que la razón por la cual esta gente está siendo perseguida es fundamentalmente por las presiones que hay desde el Ejecutivo, porque son molestos a la investigación de toda esta trama de corrupción. Cuando esa presión desaparezca, entonces es muy probable que los incentivos empiecen a cambiar y que se puedan pedir revisiones de causas, de procesos y, a lo largo de todo eso, lograr por la forma legal establecida que algunos de estos procesos vayan cayendo porque ya no va a estar un Gobierno colocado detrás de esta intención de acoso, de persecución, de criminalización.

P. En el caso del periodista y director del diario elPeriódico, José Rubén Zamora, que ha sido condenado a seis años, se han visto muchos fallos en el proceso y que no ha tenido derecho a una defensa justa. Pero ya hay una sentencia. ¿Qué opina de este caso y qué posibilidades habría dentro de un Gobierno suyo de que Zamora tenga acceso a una revisión justa de su caso?

R. Nosotros pensamos que es precisamente un ejemplo de la medida en que este sistema político corrupto está dispuesto a utilizar cada vez más cualquier herramienta para eliminar los problemas que tiene para su funcionamiento. Y muy claramente, el caso de José Rubén, que ha sido un crítico constante de la corrupción gubernamental desde hace mucho tiempo, convierte la sentencia no únicamente en un castigo a su osadía por mantener esa actitud de denuncia a lo largo de tanto tiempo, sino además en una advertencia del sistema a todas aquellas personas que, ya sea desde el periodismo o desde otros espacios de expresión y de denuncia, están amenazando los intereses de estas élites político-criminales.

Nosotros lo vemos como grave, pero, nuevamente, eso funciona fundamentalmente a partir de la participación del Ejecutivo dentro de toda esta trama. Eso es lo que va a desaparecer. Nosotros tenemos un posicionamiento absolutamente diferente. Ahora, nosotros desde el Ejecutivo no lo podemos tocar. Claro que lo que vamos a hacer es llamar a que haya una revisión, a que, cambiado el escenario, pueda verse el tema y entender desde dentro de los márgenes que la ley permite, cómo se puede hacer para corregir una condena que es claramente el producto de la cooptación política del aparato de justicia.

P. ¿Cómo sería la relación de su Gobierno con los empresarios?

R. Nosotros no tenemos problemas con los empresarios. Al contrario, creemos que Guatemala necesita muchos más. Queremos que, sobre todo, haya una multiplicación de pequeños y medianos empresarios, que son los que ahorita están generando el 80% del empleo. Tenemos claramente identificado dentro de nuestro plan de Gobierno las medidas mediante las cuales vamos a fomentar el emprendedurismo, vamos a trabajar con distintos sectores económicos, vamos a crear capital de riesgo para que los sectores económicos empiecen a incorporar tecnología dentro de los procesos productivos. De lo que nosotros estamos en contra es de la economía de los privilegios, la economía en donde las posiciones económicas se desarrollan o se mantienen a partir del nivel de influencia y control político que se tiene desde un lado empresarial, sobre un sistema político que genera ese tráfico de influencias o tráfico de dinero [...].

Nosotros estamos contra un Cacif [la principal Cámara empresarial] que lo que ha hecho es posicionarse precisamente como el puntal de esta economía de los privilegios. Pero nosotros siempre hemos dicho que Cacif es simplemente una de muchas organizaciones empresariales [...]. Nosotros queremos más productividad en el país porque de la productividad van a salir los impuestos que nos van a permitir atacar la pobreza en todos los niveles. ¿Y quienes van a generar la productividad? Los empresarios. Nuestra labor es generar condiciones para que haya un desarrollo empresarial, porque ese desarrollo económico es el que nos va a dar los fondos para poder invertir en pagar esas enormes deudas sociales que el Estado tiene con su población.

P. ¿Qué pasaría si el 20 de agosto gana Sandra Torres?

R. Tendríamos una continuación de este proceso de deterioro gradual y continuo de las instituciones democráticas, de profundización de la corrupción. Esta elección es una encrucijada en donde claramente está planteada la posibilidad de empezar, de dar un giro de timón y salir de esta lógica de deterioro de reautoritarismo, de pérdida de la democracia, de pérdida de las libertades, de continuidad y continuación del empobrecimiento de la población, de profundización de la corrupción. Lo que está en la mesa en esta elección es si podemos salir de ahí o podemos continuar en ese pantano.

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Sobre la firma

Lorena Arroyo
Editora y jefa de la edición América de EL PAÍS. Cubre Centroamérica, el Caribe e inmigración. Antes trabajó en Univision Noticias en Washington y Miami, en BBC Mundo y en la agencia EFE en Brasil, Bolivia y Madrid. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Periodismo de Investigación, Datos y Visualización.

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