Grecia se prepara para entregar el poder a la derecha
El conservador Kyriakos Mitsotakis aspira a lograr la mayoría absoluta en las elecciones de este domingo tras la repetición de los comicios del mes pasado. En la anterior legislatura consiguió cuatro años de estabilidad económica e impuso una política firme contra la inmigración
Hay ambiente de fiesta el viernes por la noche en el mitin de cierre de campaña de Nueva Democracia, el principal partido de la derecha en Grecia. Abundan las bocinas, las bengalas, las banderas nacionales y, sobre todo, las sonrisas. El líder del partido y primer ministro saliente, Kyriakos Mitsotakis, de 55 años, lleva varias semanas advirtiendo de que las urnas todavía están vacías y hay que llenarlas este domingo. Pretende que nadie se confíe. Un total de 9,9 millones de griegos, sobre un censo de 10,4 millones de habitantes, han sido llamados a las urnas. La votación comenzó este domingo a las siete de la mañana, una hora menos en la España peninsular, y tiene previsto terminar a las siete de la tarde. Estas son las segundas elecciones legislativas que celebra el país en un plazo de cinco semanas.
Nueva Democracia ganó los comicios generales del pasado 21 de mayo con el 40,79% de los votos, la mayor diferencia desde 1974 respecto al segundo partido, el izquierdista Syriza, de Alexis Tsipras. Nadie esperaba una victoria tan abultada, pero ese resultado no bastaba para gobernar en solitario cuatro años más. Así que, en vez de formar un Ejecutivo de coalición, Mitsotakis convocó nuevas elecciones. Esta vez, en los comicios rige la ley electoral aprobada por Nueva Democracia en 2020, que contempla la bonificación de hasta 50 escaños para el partido más votado. El líder conservador ve al alcance de la mano obtener la mitad más uno de los 300 diputados del Parlamento. Está a solo un paso. Por eso emplaza a sus seguidores este viernes, en la plaza ateniense de Sintagma: “Necesitamos fuerza para concluir lo que hemos empezado”.
Atrás quedaron los tiempos en que gobernó Tsipras (2015-2019), cuando la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI) le imponía estrictas políticas de autoridad. Ahora, Mitsotakis se perfila como claro favorito.
El asesor de la campaña de Syriza y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Macedonia, Nikos Marantzidis, sostiene desde Tesalónica, mediante correo electrónico, que en Grecia hay tres tipos de derecha. “Primero, la demócrata tradicional, conservadora y cristiana, ligeramente antioccidental”, la más fuerte en las zonas rurales. Segundo, la derecha neoliberal, cosmopolita y proamericana que rinde culto al mercado, que representa a las clases medias y altas, que es la de Mitsotakis. Y por último, una extrema derecha racista y profundamente antioccidental, cuyo epítome fue el partido neonazi Amanecer Dorado”, ahora desarticulado por ser una organización criminal.
Varias formaciones pugnan por cubrir un espacio a la derecha de Nueva Democracia. Y lo hacen con fuertes dosis de nacionalismo y religión, muy presente en el país. En las escuelas públicas la jornada comienza con un rezo común en el patio antes de entrar en clase. Eso es lo que pretende Niki, un nuevo partido ultraconservador que, con el 2,92% de los votos, estuvo a punto de irrumpir en el Parlamento el pasado mayo. La ley electoral fija el corte en el 3%.
Niki presenta un programa que combina fundamentalismo cristiano, antiinmigración, anticomunismo y posiciones pro-Putin. Está liderado por el teólogo Dimitris Natsios, que en su cierre de campaña se rodeó de varios popes ultraortodoxos. Pero la mayoría de la jerarquía ortodoxa no está cómoda con la presencia de curas en los mítines y se ha desvinculado explícitamente del nuevo partido.
El profesor Marantzidis explica que el acierto de Mitsotakis consiste en explotar “la incapacidad de la izquierda para convencer de que puede gobernar de forma coherente y eficaz”. El profesor cree que, “al presentarse como un primer ministro tecnócrata que dirige el país como un gestor”, Mitsotakis consigue influir en un electorado de derechas más amplio que el tradicional.
¿Quiere decir esto que Grecia se ha vuelto un país claramente de derechas? Un colaborador de la máxima confianza de Mitsotakis, que solicita el anonimato, explica que contestar con un sí a esa pregunta no sería acertado. Explica que Mitsotakis ha asumido el liderazgo en cuestiones que no se consideran tradicionalmente de centro-derecha, como “la agenda verde y los derechos de los más vulnerables”. También destaca que ha reforzado el orgullo nacional mediante sus “logros económicos, después de una década ruinosa” y la firma de varios acuerdos internacionales. Entre ellos, destaca la definición de fronteras marítimas con Italia y Egipto y acuerdos de defensa con Francia y Estados Unidos.
Respecto a una de las crisis más grave que padeció el Gobierno, el accidente de tren en el municipio de Tempe, donde murieron 57 personas el pasado 28 de febrero, el consejero de Mitsotakis, señala: “Las causas que provocaron esta tragedia vienen de lejos, aunque el primer ministro asumió su parte de responsabilidad. Pero a la hora de resolver los problemas de nuestra red ferroviaria, los griegos saben que Mitsotakis es la persona más capaz que hay en Grecia, al margen de razones ideológicas”.
Las claves de una posible victoria
Mitsotakis llega este domingo a las urnas con la promesa de terminar el trabajo de modernización del país y sin renunciar a su firmeza contra la inmigración. Cuando se pregunta a varios asistentes al mitin cuáles son las claves de la posible victoria de Mitsotakis, todos coinciden: “Estabilidad y crecimiento económico”. Dimitris, ejecutivo de banca que prefiere aportar solo el nombre de pila, añade un par de razones: la política exterior y ser “estrictos contra la inmigración ilegal”. Asegura que “con Syriza había campos de refugiados con 20.000 migrantes en algunas islas pequeñas” y que Mitsotakis ha “solucionado el problema”.
El diputado Konstantinos Kyranakis, de 36 años, añade en perfecto inglés otra clave: “El primer ministro ha cumplido sus promesas”. Varios conocidos le solicitan que pose junto a ellos en una foto. Visten camisas en tonos pastel con tres botones desabrochados y zapatillas de marca o mocasines.
Anna Ligouri es una emprendedora que dirige una empresa informática con 200 empleados. Asegura que sus trabajadores “respiran tranquilos al saber que va a ganar Mitsotakis”. Elpidoforos Papanikolopulos, también ejecutivo de banca, de 41 años, cree que “Mitsotakis ha ocupado todo el centro y no solo ha cambiado el escenario político, sino la mentalidad de este país. Por eso le vota gente de izquierda”. ¿En qué lugar deja esa estrategia al ala más derechista del partido, personificada en los exministros Adonis Georgiadis o Thanos Plevris? Papanikolopulos se encoge de hombros y responde con sarcasmo: “¿Y qué pueden hacer más que aceptarlo?”.
La economía helena creció el 8,4% en 2021 y un 5,9% en 2022, muy por encima de la media de la Unión Europea. La deuda pública descendió 35 puntos respecto al producto interior bruto en dos años; durante la pandemia estuvo en el 206% y actualmente supone el 171% del PIB, según la agencia Efe.
Mitsotakis sitúa la economía en el centro de su mensaje electoral. Theodoros Skylakakis ha sido uno de los máximos responsables en ese campo. Es el número dos por Nueva Democracia en la lista al Parlamento. Ejerció como ministro alterno de Política Fiscal, un cargo que no tiene equivalente en España y que estaría situado entre ministro y secretario de Estado. Skylakakis define así la política económica del Gobierno: “Somos fiscalmente conservadores, cumplimos los objetivos fiscales, al tiempo que los incentivos económicos son muy liberales y la política social es bastante socialdemócrata”.
También hay quienes creen que Mitsotakis ha sido el gran beneficiario en Grecia de lo que se conoce como “la maldición de Juncker”, en referencia a la frase sobre la austeridad que pronunció hace una década el expresidente de la Comisión Europea, el conservador luxemburgués Jean-Claude Juncker: “Sabemos lo que hay que hacer, pero no sabemos cómo ser reelegidos después de hacerlo”. Los defensores de esa tesis esgrimen que Tsipras aplicó las exigencias impuestas por la troika... y Mitsotakis viene recogiendo los frutos desde 2019.
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