La UE podrá castigar por primera vez a los países que ayudan a Rusia a eludir sanciones
Estados Unidos, Reino Unido y los Veintisiete se reúnen con empresas en un foro de apoyo a Ucrania. Kiev pide a sus aliados una ayuda inmediata de 5.500 millones de euros para los próximos 12 meses
La Unión Europea ha dado un salto cualitativo en su nuevo paquete de sanciones impuesto a Rusia por la invasión de Ucrania. Esa ronda de sanciones, la 11ª, persigue principalmente castigar a quien ayude al régimen autocrático de Vladímir Putin a eludir las sanciones que le han impuesto los Veintisiete y los países del G-7 desde que agredió a su vecino. Ha pasado un mes y medio desde que la Comisión Europea presentó esta nueva iniciativa hasta que se ha cerrado el acuerdo entre todos los Estados miembros para adoptarla. Por el camino se ha reducido la lista de empresas chinas a las que se iba a sancionar por su colaboración con Moscú, de ocho a cinco, según apuntan fuentes comunitarias.
Es la primera vez que se aplican este tipo de sanciones desde que comenzó la invasión el 24 de febrero de 2022. Su diseño pretende evitar la venta a Rusia de material civil que pueda tener una aplicación militar, lo que suele conocerse como material de doble uso, y se aplicaría a países “cuya jurisdicción se demuestra que tiene un riesgo continuo y particularmente alto de ser usado para la elusión”, señalan fuentes de la UE. No obstante, la sanción será el último recurso. Antes de llegar a este punto, primero tendrá que demostrarse con claridad la acusación y después se empleará la vía diplomática para buscar una solución. Todas estas cautelas se aplican porque hay Estados miembros, como Alemania, que tenían serias dudas jurídicas sobre este nuevo mecanismo sancionador.
El paso se ha dado después de que la UE haya comprobado que países como Armenia, Kazajistán y otros Estados de Asia central han incrementado considerablemente sus intercambios comerciales con los Veintisiete desde que comenzó la guerra. Esto ha levantado sospechas de que pueda haber ciudadanos rusos que hayan instalado allí sus empresas.
Además de esta nueva herramienta y de otros castigos dirigidos directamente contra Rusia, la Comisión Europea también se había propuesto en esta ronda castigar a ocho empresas chinas por enviar material de doble uso a Rusia. La lista se ha reducido a tres compañías con sede en Hong Kong, después de intensas negociaciones entre Bruselas y Pekín, que se habría comprometido a actuar para evitarlo.
Mientras los embajadores de los Estados miembros pactaban la 11ª ronda de sanciones, en Londres comenzaba este miércoles la Conferencia para la Recuperación de Ucrania, que durará dos días. La Unión Europea, Estados Unidos, el Reino Unido o el Banco Mundial han anunciado nuevas ayudas multimillonarias para la reconstrucción del país devastado por la agresión rusa. Pero el propósito de este encuentro internacional, continuidad del que se celebró hace un año en Lugano (Suiza), es sobre todo el de activar cuanto antes la inversión privada en Ucrania.
Cerca de 400 grandes empresas de al menos 38 países se han comprometido ya, según ha anunciado al inicio de la conferencia el primer ministro británico, Rishi Sunak, a invertir en Ucrania. La UE proponía este martes un paquete de ayuda de hasta 50.000 millones de euros ente 2024 y 2027. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, uno de los principales invitados en Londres, ponía sobre la mesa una aportación extraordinaria de 1.300 millones de dólares (unos 1.200 millones de euros) para la reconstrucción y modernización de la red eléctrica y las infraestructuras de transporte ucranias. Downing Street se comprometía, por su parte, a avalar hasta 3.500 millones de euros en préstamos del Banco Mundial (BM).
Según el último informe realizado conjuntamente por el BM, Naciones Unidas y la Unión Europea, la reconstrucción de Ucrania supondrá una inversión, a largo plazo, de al menos 411.000 millones de dólares. El Plan Marshall para la reconstrucción de Europa después de la II Guerra Mundial supuso, añadiendo la inflación acumulada hasta hoy, el equivalente a unos 150.000 millones de dólares.
“No hay lugar en el mundo donde exista mayor necesidad de reconstruir tantos objetos como Ucrania. Cada día añadido de agresión rusa trae consigo nuevas ruinas. Miles y miles de casas destrozadas, industrias devastadas, vidas incineradas”, ha dicho el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que ha participado a través de videoconferencia en la sesión inaugural del encuentro de Londres. El Gobierno ucranio sabe que Europa mira a ese país como una fuente fundamental de recursos en el centro del continente, y defiende un Plan Marshall Verde que potencie las energías renovables en la necesaria reconstrucción. “Es la energía verde la que garantiza la estabilidad energética. Ucrania puede ser y será uno de los principales suministradores de energía limpia y de hidrógeno verde. El potencial de este único proyecto es de cerca de 400.000 millones de dólares”, ha asegurado Zelenski.
El objetivo inmediato de Kiev para la conferencia de Londres, sin embargo, es más reducido: 6.000 millones de dólares (unos 5.500 millones de euros) para los próximos 12 meses, que ayuden a financiar los primeros proyectos de reconstrucción. “Nuestra ambición es asegurar compromisos por esa cantidad al final de este encuentro”, ha dicho el primer ministro ucranio, Denis Shmihal.
Invertir mientras aún hay guerra
Las principales potencias y países que respaldan a Ucrania han querido realzar de nuevo el mensaje a Rusia y a Putin de que mantendrán esa ayuda hasta el final, y de que su voluntad de integrar a Kiev en su espacio de intereses no cesa. “Hoy nos reunimos aquí para decir a los ucranios que su sueño también es el nuestro”, ha dicho en Londres la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “Nos dicen que, cuando imaginan su futuro, ven la bandera de Europa ondeando en sus ciudades. No tengo la menor duda de que Ucrania será parte de nuestra Unión”, ha asegurado.
Pero los mensajes de esperanza vienen acompañados de dosis considerables de pragmatismo. Para reclamar a Kiev, por ejemplo, que siga impulsando todas las reformas necesarias para erradicar la corrupción y asegurar que las ayudas prometidas se canalizan y usan como es debido. Y para asegurar el modo de mitigar los temores de muchas compañías y fondos, a la hora de invertir su dinero en un país que sigue en guerra. Las principales aseguradoras privadas cesaron sus operaciones en Ucrania nada más comenzar la invasión rusa, y las que se quedaron han ido reduciendo la escala de sus operaciones. Las compañías que siguen funcionando en el país solo cubren riesgos de salud u otros siniestros ajenos a la guerra o la inestabilidad política.
“No se me ocurre mejor lugar [en la Conferencia de Recuperación de Ucrania] para anunciar el Nuevo Marco de Cobertura de Riesgo de la Conferencia de Londres”, decía Sunak. “Un enorme avance para ayudar a que las aseguradoras cubran las inversiones en Ucrania, para eliminar de ese modo una de las mayores barreras actuales, y otorgar a los inversores la confianza que necesitan para actuar”. Los aliados permitían al Gobierno británico colocarse la medalla diplomática de una idea que, sin embargo, había sido ya avanzada por la Comisión Europea y por países como Polonia o Francia. “Hoy anuncio el establecimiento de un mecanismo asegurador para cubrir las inversiones en Ucrania frente a riesgos relacionados con la guerra, a través del Banco Público de Inversiones”, decía la ministra francesa de Asuntos Exteriores, Catherine Colonna, durante la primera jornada de la conferencia.
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