El ejército ruso obliga a Wagner a firmar un contrato que arrebata a su dueño el control de los mercenarios
El empresario Yevgueni Prigozhin asegura que no cederá en su pulso con el ministro de Defensa. Moscú le ordena que rubrique el documento antes de julio
El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, guarda un perfil bajo frente a las amenazas e insultos de su rival, el dueño del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, pero su venganza se sirve fría. El departamento que dirige el general ha publicado una orden que obliga a la compañía de mercenarios a firmar un contrato que la atará a las fuerzas armadas. Prigozhin, conocido como el cocinero de Putin, ha advertido de que no cederá ante su rival. “El Grupo Wagner no firmará ningún contrato con Shoigú. El Grupo Wagner está integrado orgánicamente en el sistema militar general y coordina sus acciones con los generales a su izquierda y derecha”, ha avisado el empresario.
Las disputas entre Shoigú y Prigozhin se remontan a antes de la invasión de Ucrania, pero la ofensiva de los mercenarios sobre Bajmut, sus limitaciones de munición y el supuesto minado de su ruta de repliegue por el ejército han llevado a ambas figuras del Kremlin a entrar en una espiral de ataques mutuos cuyo último capítulo ha sido el apresamiento de un oficial del ejército por los paramilitares de Wagner al que supuestamente torturaron en un sótano.
La orden del Ministerio de Defensa establece que los “destacamentos de voluntarios”, eufemismo que incluye las compañías de mercenarios —prohibidas por ley en Rusia—, y sus miembros están obligados a vincularse por contrato con el ejército como el resto de soldados profesionales antes del 1 de julio. “Esta medida aumentará la capacidad de combate y la efectividad de las fuerzas armadas al tener en su estructura los destacamentos de voluntarios”, ha señalado este domingo el viceministro de Defensa Nikolái Pankov a través de un comunicado. “Esto dará a las formaciones de voluntarios el estatus legal que necesitan y proporcionará un enfoque común para el cumplimiento de sus tareas y el apoyo que necesitan”, agregó.
La sangrienta conquista de Bajmut, una obsesión del propio Prigozhin, le costó a Wagner las vidas de miles de reclutas, según el propio empresario, y un enorme coste de munición a las fuerzas armadas rusas que podría haberse reservado para la contraofensiva ucrania. La tensión de aquel asalto, que comenzó en el verano de 2022 y no se dio por concluido hasta este mes de mayo, llevó al dueño de la compañía de mercenarios a grabar varios vídeos delante de decenas de cadáveres de los suyos donde insultaba y gritaba a Shoigú y al jefe del Estado Mayor, Valeri Gerásimov: “¿Dónde están mis municiones?”.
Salida de Bajmut
La nueva orden del Ministerio y su rechazo por Prigozhin amenazan con abrir un nuevo frente dentro del ejército ruso en los primeros compases de la gran contraofensiva ucrania en la zona de Zaporiyia. El empresario teme que sus fuerzas, retiradas de Bajmut debido a sus enormes bajas, no reciban proyectiles si no firma el contrato. “Ya lo arreglaremos cuando suene la tormenta y vengan corriendo a nosotros con armas y municiones para pedirnos ayuda”, ha afirmado Prigozhin este domingo. “Wagner solo está subordinado a los intereses de la Federación de Rusia y a su comandante en jefe supremo, Vladímir Putin”.
Prigozhin presumió de que sus fuerzas están mejor preparadas que las profesionales del ejército. “La mayoría de las unidades militares no tienen esa eficiencia porque Shoigú no puede dirigir adecuadamente las formaciones militares”, afirmó el empresario. Sin embargo, en su disputa con el ministro de Defensa, este último goza del favor del presidente ruso: Shoigú forma parte de su círculo íntimo desde los noventa, cuando apoyó la irrupción política de Putin siendo ministro de Emergencias, y ha mostrado su fidelidad total al Kremlin en crisis pasadas.
La cesión de Bajmut a las fuerzas armadas rusas ha dejado a Wagner un papel testimonial en el frente. La compañía, sin embargo, aún podría readaptar su negocio si no cede ante Shoigú. Por un lado, ha extendido sus operaciones en varios países de África, donde la bandera rusa está cada vez más presente en el Sahel. Por otro, sus servicios podrían ser demandados por las regiones rusas limítrofes con Ucrania, donde la presencia de tropas rusas es testimonial y la popularidad de Prigozhin ha sido un activo político para sus autoridades. Tanto, que los gobernadores de las provincias de Kursk y Bélgorod entrenaron el pasado invierno en los campamentos de la empresa de mercenarios.
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