Las lluvias dejan 15.077 damnificados en cuatro ciudades de Ecuador
Ninguna autoridad del Gobierno ha llegado a las zonas del desastre, el presidente vio la situación desde un helicóptero y los ministros informan desde los despachos en Quito
“Lo perdimos todo, no he podido rescatar ni una blusa”, dice Grace Aranda, una de las 15.077 personas damnificadas por las inundaciones de Esmeraldas, al norte de Ecuador. La lluvia empezó la noche del sábado y continuó hasta la mañana del domingo sin parar. Al amanecer, siete ríos se desbordaron y dejaron bajo el agua a cuatro ciudades: Muisne, Esmeraldas, Atacames y Quinindé. “El agua llegó hasta dos metros dentro de la casa”, describe Grace, que pasa el día limpiando el lodo y cuidando de que no le roben las láminas de zinc del techo. “Es lo único que me queda en buen estado de la casa y lamentablemente aquí los delincuentes aprovechan las desgracias”, añade la mujer de 57 años, que pasa la noche en casa de una amiga y a sus dos hijos los envió con familiares a una zona rural.
A los habitantes de Esmeraldas los desastres los golpean una y otra vez, Grace vive en el barrio 50 Casas, que está en la capital de la provincia y se levantó en medio de la emergencia del último fenómeno de El Niño, que golpeó a Ecuador en el año 1998. Las autoridades de ese entonces reubicaron a cincuenta familias de otras zonas que perdieron sus casas por las inundaciones en este sector que se suponía no vulnerable.
“Ahora nos dicen que es culpa nuestra por estar ahí; sin embargo, construyeron una enorme central térmica también a orillas del río Teaone, ¿no está en riesgo también ese monstruo que nos contamina?, ¿por qué debemos irnos nosotros?”, protesta la mujer, que es una de las fundadoras del barrio y asegura que ninguna autoridad del Gobierno ha ido al sector a evaluar los daños ni brindar ayuda.
Un grupo de mujeres que lavan ropa y colchones en la calle, también se quejan de la ausencia gubernamental. Aprovechan que les han dado agua potable, que es un lujo en Esmeraldas, la provincia más olvidada por el Estado ecuatoriano, donde la pobreza alcanza a más del 50% de su población y el poco comercio que se mueve se apaga por la grave crisis de inseguridad que está enraizada en esta provincia, la puerta de entrada de la cocaína que proviene de Colombia.
Ninguna autoridad del Gobierno ha llegado a las zonas del desastre, el presidente vio la situación desde un helicóptero y los ministros informan desde los despachos en Quito, donde se anunció que “se destinarán 100 millones de dólares para atender a la población y que se entregarán bonos de contingencia”, dijo Esteban Bernal, ministro de Inclusión Económica y Social en una entrevista a un medio local.
La alcaldesa de Muisne, Yuri Colorado, denuncia que han tenido que autogestionar la ayuda con empresas privadas para las 1.229 familias afectadas, de las cuales, 14 han perdido su casa por la corriente de los ríos. “Hemos hablado con el ministro de Transporte, César Rohón, y dijo que iba a llegar un puente para recuperar el acceso al cantón, para que pueda entrar ayuda humanitaria”, asegura Colorado, pero el puente aún no ha llegado, mientras el Instituto de Meteorología, Inamhi, pronostica lluvias intensas en Esmeraldas.
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