Los sondeos a pie de urna dan la victoria a los conservadores en Grecia, pero sin mayoría para gobernar
A la espera de los resultados oficiales, las encuestas otorgan el primer puesto a Kyriakos Mitsotakis, seguido por el izquierdista Alexis Tsipras. Si ninguna formación consigue pactar un nuevo Ejecutivo, se convocarán comicios para julio
Grecia ha concurrido este domingo a unas elecciones generales marcadas por la economía y las denuncias sobre el deterioro del Estado de derecho. Un total de 9,9 millones de griegos, sobre un censo de 10,4 millones de habitantes, han sido llamados a las urnas para elegir la composición de un Parlamento de 300 escaños. Los primeros sondeos a pie de urna, difundidos a las siete de la tarde (una hora menos en la España peninsular) otorgaban a los conservadores de Nueva Democracia, liderados por el actual primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, entre el 36% y 40% de los votos, para un Parlamento con 300 diputados. Los conservadores no alcanzan en estos sondeos una mayoría absoluta, lo que aboca a los griegos a regresar a las urnas en julio si no se forma un gobierno de coalición.
Los izquierdistas de Syriza, obtenían entre el 25% y 29% de los votos, y los socialistas del Pasok, entre el 9% y el 12,5%. Le seguían los comunistas del KKE (entre el 6% y 8%) y los ultranacionalistas de Solución Griega (entre el 3,5% y 5,5%). El partido MeRA25, del exministro izquierdista Yanis Varoufakis (2,5%-4,5%) no tenía garantizada la representación parlamentaria, según los sondeos a pie de urna, ya que el mínimo exigible es del 3%. El partido Travesía a la Libertad, de la expresidenta del Parlamento durante el primer mandato de Syriza (2015), Zoi Konstantoupoulou, se situa entre el 2,2% y el 4,2%.
Por primera vez en más de una década, los tres rescates económicos que afrontaron los griegos tras la crisis de 2008 no ocuparon el centro de los debates. Ahora, el Gobierno del conservador Nueva Democracia presume de modernizar el país mediante la digitalización de la Administración y de reducir el desempleo a su nivel más bajo (10,9%) desde el inicio de la crisis. La izquierda, sin embargo, pone el acento en el coste de la vida, el estancamiento de los salarios y en el deterioro del Estado de derecho. Pesan graves acusaciones contra el Gobierno por haber espiado a líderes de la oposición, militares, periodistas y a sus propios ministros.
Margalidis Trapalis, jubilado de 67 años, fue uno de los más madrugadores en votar. Se presentó a las 9.00 (las 8.00 en la España peninsular) en la escuela 151 del céntrico barrio ateniense de Metaxourgeio: “Son todos unos desgraciados, menos Mitsotakis. Con él ha mejorado la defensa y la economía, lo más importante”. En la misma línea, Tasoula Panagiota, también pensionista, de 65 años, sonreía mientras afirmaba: “Mitsotakis necesita cuatro años más para acabar su labor”. Ese ha sido un argumento central de la campaña conservadora.
Han pasado menos de tres meses desde que Grecia sufrió un choque de trenes que terminó con la vida de 57 personas el 28 de febrero. El accidente ferroviario más mortífero del país provocó protestas masivas contra el deterioro de los servicios públicos y la mayor huelga general en una década. Pero el efecto electoral de aquellas movilizaciones, impulsadas por los jóvenes y seguidas por las formaciones de izquierda, ha sido relativo.
La joven pareja formada por Markos Veleta (31) años y Elesa Kagliakouda (28) se presentó también a las nueve de la mañana en el colegio 54 de Metaxourgeio. El resto del día trabajaron en una televisión privada, precisamente cubriendo la jornada electoral. Votaron a los izquierdistas de Syriza. Markos razonaba: “En cuatro años [2015 a 2019] Tsipras no tuvo tiempo a nada, necesitaríamos darle otra oportunidad”. Elesa añadió: “Ahora el sueldo se nos acaba el día 15. Nuestra generación necesita oportunidades que Mitsotakis no va a ofrecer”.
Otro joven, Lefteris Exarkos, de 22 años, estudiante de arquitectura, se mostraba ya convencido desde primera hora de que Mitsotakis iba a ganar, a pesar de que es lo último que él deseaba. Votó en el colegio público 54 de Metaxourgeio. Y optó por el partido MeRA25, la formación del exministro izquierdista Yanis Varoufakis, quien abandonó Syriza tras la firma del tercer rescate europeo a Grecia, en 2015.
Las urnas abrieron a las 7.00, hora local, y cerraron a las 19.00. El Ministerio del Interior prevía contar con más del 80% de los resultados antes de la medianoche. Los comicios se han celebrado conforme al sistema proporcional aprobado por Syriza en 2016. En caso de que ninguna formación obtenga la mayoría absoluta, como vaticinan los sondeos, y no se logre formar una coalición de gobierno, habrá nuevas elecciones probablemente el 2 de julio. Y entonces, se aplicará la ley electoral aprobada en 2020 por la mayoría conservadora, que prevé recuperar la bonificación de hasta 50 escaños para la lista más votada, en un sistema conocido como “proporcional reforzado”.
Konstantinos Filipidis, ingeniero químico jubilado que añora los buenos tiempos del Pasok, de 87 años, explicó al salir de la cabina de votación por qué se decantó por el partido socialista: “Syriza no es la izquierda de verdad, los comunistas son unos carcas y MeRA25 es aún peor”. Filipidis está convencido de que si Andreas [Papandreu, el histórico líder socialista], estuviera vivo “arrasaría”.
Evgenia Evriki, de 70 años, celebraba el hecho de que hubiese tantas papeletas distintas. “Eso quiere decir que ya no vivimos en una dictadura”, afirmó. Acudió a la escuela 42 de Metaxourgeio. Y se decantó por la izquierda, aunque afirmaba que no decidiría su voto hasta el último minuto, frente a la urna. “Mis padres se murieron perteneciendo al mismo partido toda la vida. Pero a mí eso me parece una tontería”.
El voto es presencial y obligatorio y han participado en los comicios los jóvenes que cumplen de 17 años en 2023. En las últimas generales, de 2019, venció Nueva Democracia (158 diputados), seguido de Syriza (86), los socialistas del Pasok, que concurrieron con el nombre de Kinal (22), el Partido Comunista de Grecia (15), los ultranacionalistas de Solución Griega (10) y MeRA25, el partido del exministro de izquierdas Yanis Varoufakis (9 escaños). El umbral de porcentaje mínimo para acceder al Parlamento es el 3% de los votos.
Una señora de 85 años que prefería no ser citada por su nombre, se mostraba reticente a revelar su voto mientras se dirigía a su mesa electoral en el barrio de Metaxourgeio. De su cuello colgaba un crucifijo de oro. Pocos minutos más tarde, al salir del colegio, admitía en un susurro: “He votado por el Partido Comunista”.
La economía y el Estado de derecho, a debate
El Ejecutivo ha insistido durante la campaña en que ha superado con creces la gestión de los rescates, la pandemia de covid-19 y la crisis energética derivada de la invasión rusa de Ucrania. Hace 10 años la tasa de desempleo alcanzó su punto máximo, superando el 27%. Hoy es el más bajo de las últimas décadas, 10,9%. La oposición, sin embargo, se centró en el coste de la vida, en el escándalo de escuchas telefónicas y en el aumento de la represión policial a los estudiantes.
El escándalo de las escuchas ilegales estalló cuando el líder del partido socialista griego (Pasok), Nikos Andrulakis, reveló en el verano de 2021 que había recibido un SMS en su teléfono con un enlace que, de haberlo pinchado, le habría hecho caer en las redes del programa de espionaje Predator. A raíz de la denuncia de Andrulakis trascendió que los servicios secretos habían espiado a periodistas, políticos, militares de alto rango y hasta a sus propios ministros. Eso no impidió que Mitsotakis superase en enero, gracias a su mayoría absoluta, una moción de censura presentada en el Parlamento por Syriza.
A pesar de que la izquierda de Syriza ha incidido en el deterioro de la democracia, las políticas migratorias han pasado relativamente desapercibidas durante la campaña electoral, hasta la publicación de un vídeo por The New York Times el pasado viernes. En él se muestran imágenes de expulsiones en caliente de migrantes, incluidos niños y bebés. El Ejecutivo siempre negó que los emigrantes fueran expulsados sin procedimiento judicial. Mitsotakis optó durante la campaña por promover su política migratoria. Incluso viajó el viernes 12 de mayo a la isla de Lesbos, uno de los lugares con mayor afluencia de solicitantes de asilo. Allí comenzó su discurso reclamando “el aplauso más entusiasta” para la Guardia Costera griega, como una defensa explícita de su política migratoria.
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