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Dos periodistas que informaron de la muerte de Mahsa Amini por llevar mal el velo afrontan décadas de cárcel en Irán

Nilofar Hamedi reveló el fallecimiento de la joven detenida y Elahe Mohammadi cubrió su entierro. Los cargos pueden acarrear incluso la pena capital, según el medio iraní en el exilio ‘IranWire’

Niloofar Hamedi
Niloofar Hamedi, la periodista que informó de la muerte de Mahsa Amini, en una imagen sin datar en un estadio de fútbol en Irán.

La última oleada de protestas contra el régimen en Irán empezó con una fotografía. En ella, un hombre y una mujer de mediana edad lloraban abrazados en un pasillo del hospital Kasra de Teherán el pasado 16 de septiembre: su hija de 22 años acababa de fallecer tras pasar tres días en coma después de ser detenida por no llevar bien colocado el velo. Esa joven era Mahsa Amini, y la imagen de sus padres fue uno de los detonantes de las manifestaciones que pidieron la caída del régimen islámico durante meses. La periodista que tomó y difundió esa foto en su cuenta de Twitter, Nilofar Hamedi, fue detenida seis días después. El 29 de septiembre, otra reportera, Elahe Mohammadi, corrió la misma suerte por cubrir el entierro de la joven. Ambas han sido acusadas de “cooperación con el Gobierno estadounidense hostil, colusión contra la seguridad nacional y propaganda contra el régimen”, cargos por los que podrían pasar décadas en prisión, informó este miércoles el diario en el que trabajaba Hamedi, el semirreformista Sharg Daily, que cita al portavoz del poder judicial iraní, Massoud Sataishi.

Según la web iraní en el exilio IranWire, las tres graves acusaciones contra las periodistas podrían incluso valerles la pena capital.

Sataishi añadió que ya se han notificado estos graves cargos a las dos periodistas y que su caso ha sido enviado a la Sala 15 del Tribunal Revolucionario de Teherán, que será el encargado de dictar sentencia, después de unas audiencias que deberían empezar en mayo. El Código Penal iraní define de forma ambigua el delito de espionaje y no está aún claro si la acusación de “cooperar con el Gobierno estadounidense hostil” que pesa sobre las dos periodistas es una acusación formal de ese delito, en cuyo caso podrían afrontar incluso la pena capital, como sostiene IranWire, y ya alertó en septiembre el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ en sus siglas en inglés).

El tribunal elegido para decidir en los casos de Hamedi y Mohammadi, de 30 y 29 años, respectivamente, no augura un trato benévolo a las dos periodistas. Los tribunales revolucionarios fueron creados con el propósito de juzgar a los opositores al régimen y mantienen una estrecha vinculación con la inteligencia de la Guardia Revolucionaria, el ejército paralelo al regular fundado a su vez con el objetivo de defender la república islámica. La sala o sección 15 de ese tribunal tiene además un nefasto historial de condenas a muerte, especialmente hasta 2019, mientras estuvo presidido por el conocido como “el juez de la horca”, Abdolqasem Salavati.

Las acusaciones ahora confirmadas reproducen además lo afirmado en una declaración conjunta del Ministerio de Inteligencia iraní y la inteligencia de la Guardia Revolucionaria, difundida el pasado 28 de octubre por los medios oficialistas iraníes. En ese comunicado se describía a ambas periodistas, identificadas por sus iniciales, como colaboradoras de la CIA estadounidense y el Mossad israelí, en particular a Hamedi. Sin aportar pruebas, el comunicado aseguraba: “Usando la tapadera de periodista, [Hamedi] fue una de las primeras personas que llegó al hospital y provocó a los familiares de la fallecida [Mahsa Amini] para publicar noticias con un fin predeterminado”.

Sobre Mohammadi, reportera de la web semirreformista Ham Mihan, el comunicado afirmaba que “asistió de forma instantánea a la ceremonia fúnebre de Mahsa Amini en su localidad natal, Saqqez [en el oeste del país] para provocar a sus familiares haciendo circular las noticias e imágenes de ese funeral y del entierro”. El texto sostenía que esta periodista “había sido entrenada por el régimen mafioso norteamericano en países extranjeros”. Ambas, Hamedi y Mohammadi, sostenía el comunicado, “eran una fuente de información para la prensa extranjera”.

Cargos “grotescos”

Nilofar Hamedi cubre habitualmente noticias de sociedad, con especial foco en los derechos humanos. Tras saber que Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años, estaba en coma después de haber sido detenida por la policía de la moralidad por llevar mal colocado el velo obligatorio, se acercó al hospital Kasra de Teherán con la intención de informar del suceso. Tras el fallecimiento de la joven, Hamedi tomó la foto de sus padres rotos de dolor y escribió un reportaje sobre lo sucedido. Texto y foto se volvieron virales en internet y prendieron la mecha de las manifestaciones contra el régimen bajo el lema “Mujer, vida, libertad”. El 22 de septiembre, su abogado, Mohammad Ali Kamfirouzi, tuiteó que las fuerzas de seguridad habían allanado la casa de Hamedi a primera hora de la mañana y confiscado su ordenador y su teléfono móvil antes de llevársela a un lugar desconocido sin haber presentado una orden de detención.

Tres días después, el letrado explicó que la periodista había llamado a su marido para informarle de que se encontraba en régimen de aislamiento en la prisión de Evin de la capital iraní, una cárcel conocida por albergar presos políticos. La otra reportera ahora acusada, Elahe Mohammedi, fue detenida el 29 de septiembre, después de cubrir el entierro de Amini en Saqqez, denunció en un tuit Kamfirouzi. Este letrado, que representaba a ambas periodistas, fue detenido a su vez el pasado diciembre, indicó el diario Ham Miham.

Según datos del CPJ, Irán ha detenido al menos a otros 95 periodistas desde el estallido de las protestas contra el régimen desatadas por la muerte de Mahsa Amini. Otra organización de defensa de los periodistas, Reporteros sin Fronteras, ha instado a Teherán a liberar a Hamedi y Mohammadi y definido los cargos contra ellas como “grotescos”.

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