Los combates entre el Ejército y los paramilitares continúan en Sudán pese al anuncio de un alto el fuego
El enfrentamiento entre ambos bandos prosigue tras la entrada en vigor de la tregua y en medio de denuncias cruzadas de haberla violado
Los enfrentamientos armados entre el Ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido prosiguieron este martes por cuarta jornada consecutiva, a pesar de haberse declarado un alto el fuego de 24 horas, que entró en vigor por la tarde, pero que no evitó que los dos bandos continuaran enzarzados a lo largo de todo el día. Los combates —en los que ya han muerto cerca de 200 civiles, mientras que varios centenares están heridos— están provocando una alarmante crisis humana en medio de acusaciones cruzadas de falta de voluntad para poner fin a las hostilidades.
A medida que se acercaba la hora del inicio de la tregua, prevista para las 18.00 hora local (la misma hora que en la España peninsular), las dudas sobre si llegaría a respetarse no dejaban de aumentar. El comandante de las Fuerzas de Apoyo Rápido, Mohamed Hamdan Dagalo, declaró durante el día que los bombardeos del Ejército hacían presagiar que este no estaba dispuesto a mantener un alto el fuego. En un comunicado posterior, su grupo declaró que temía que los militares incumplieran la tregua. A última hora de la tarde, las fuerzas paramilitares acusaron al Ejército de haber violado el alto el fuego en un segundo comunicado en el que también denunciaba que los militares les habían atacado en varios frentes.
Las Fuerzas Armadas, por su parte, dijeron que durante la jornada los paramilitares habían “movilizado una gran fuerza” cerca de una base aérea al norte de Jartum y que estaban enviando efectivos desde Darfur, en el oeste del país, hacia la capital, lo que, a su juicio, indicaba su falta de voluntad para cumplir con el alto el fuego. También manifestaron que dos países vecinos, que no detallaron, están intentando suministrar ayuda a las Fuerzas de Apoyo Rápido. El domingo ambos bandos ya acordaron otro alto el fuego más breve que no llegó tampoco a respetarse.
Dagalo había sido el primero en asegurar, en la mañana del martes, que había aceptado una propuesta de alto el fuego de un día para permitir el desplazamiento seguro de civiles y la evacuación de heridos. Un alto cargo de las Fuerzas Armadas y miembro de la junta militar que gobierna Sudán, Shams Eldin Kabashi, dijo luego a la cadena de televisión Al Arabiya que los militares se adherirían al alto el fuego, después de que, horas antes, el ejército afirmara en un comunicado que no tenían constancia de ninguna iniciativa para adoptar una tregua.
En el momento de su anuncio no estaba claro quién había promovido el alto el fuego, pero el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, declaró haber hablado el martes con Dagalo y con el comandante del Ejército, Abdelfatá Al Burhan. Blinken informó de que les había subrayado la urgencia de alcanzar un alto el fuego que permita la entrega de ayuda humanitaria y la reunificación de familias, y que dé margen a la comunidad internacional en Jartum para evaluar su presencia en el país.
Una cincuentena de grupos del movimiento civil prodemocrático de Sudán, por su parte, emitió este martes un comunicado conjunto en el que afirmaron estar “completamente unidos en su posición contra la guerra” a pesar de sus diferencias políticas. Los signatarios exigieron el cese inmediato de la guerra y afirmaron que no aceptarán sus resultados, sean cuales sean. También reiteraron su oposición al regreso de grupos vinculados al régimen del exdictador islamista Omar Al Bashir, y llamaron a la unidad de la oposición.
Desde el inicio de los combates, el sábado, se ha documentado la muerte de 185 personas y cerca de 2.000 han resultado heridas, según la ONU, mientras que un comité de médicos local había registrado hasta la mañana del martes 144 muertes civiles, la mayoría en Jartum. La dificultad de elaborar un recuento en medio de las hostilidades, sobre todo fuera de la capital, hace temer, sin embargo, que la cifra sea muy superior.
Atrapados en medio de las hostilidades
Los combates vividos en Jartum son los más feroces que han tenido lugar en la ciudad en décadas, en medio de ataques aéreos del ejército y del despliegue de las Fuerzas de Apoyo Rápido en muchos barrios residenciales, según explican habitantes en la capital. Además de un alto número de víctimas, los choques están provocando graves daños a edificios, incluidos hospitales, e infraestructuras. Organizaciones médicas, humanitarias y vecinos alertan asimismo de la escasez de alimentos y de cortes generalizados de electricidad y de agua. El control de algunos puntos estratégicos de la ciudad, como el aeropuerto, siguen siendo en gran medida inciertos en medio de informaciones contradictorias.
Miembros de delegaciones extranjeras y organizaciones de ayuda humanitaria están atrapados en estas hostilidades. Blinken declaró el martes que un convoy diplomático estadounidense fue tiroteado, aparentemente por miembros de las Fuerzas de Apoyo Rápido. El lunes, el embajador de la Unión Europea en Jartum fue asaltado en su domicilio, y tres trabajadores del Programa Mundial de Alimentos murieron el domingo en la región de Darfur a causa de los combates en la zona.
La comunidad internacional ha intensificado desde el domingo sus esfuerzos para tratar de poner fin a la violencia. Los ministros de Exteriores del G-7 emitieron el martes una declaración conjunta tras reunirse en Japón en la que pedían a los bandos cesar las hostilidades “sin condiciones previas”. La Unión Africana, la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo, una organización regional, y países vecinos e influyentes en Sudán como Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos también han tratado de mediar entre las partes.
Los combates en el país son parte de una larga lucha entre Al Burhan y Dagalo por el poder en Sudán, que se ha visto sumido en una situación de gran inestabilidad desde que en octubre de 2021 ambos generales, ahora enfrentados, ejecutaron un golpe de Estado que acabó con la transición democrática iniciada en 2019.
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