Lula aplaza por una neumonía su visita oficial a China

Una neumonía ha arruinado la visita oficial más importante, en términos políticos y comerciales, del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de 77 años, en este inicio de su tercer mandato. El viaje a China, que iba a comenzar este domingo e incluía un encuentro con el presidente Xi Jinping, queda definitivamente aplazado “por recomendación médica”, según ha anunciado la Presidencia de la República en un comunicado. El mandatario ha sido diagnosticado con una “bronconeumonía bacteriana y viral por influenza A” y su estado mejora, añade la nota. Las autoridades chinas han sido informadas.

Su médico personal, Roberto Kalil, ha declarado tras el anuncio al diario O Globo: “No tenía sentido que tomara un vuelo de 36 horas sin estar curado. Podía empeorar”. El presidente brasileño iba a reunirse con Xi en busca de inversiones y promover una mediación en la guerra de Ucrania. El plan original era que Lula partiera rumbo a China este sábado para una estancia de cuatro días entre Pekín y Shanghái, pero el viernes por la mañana su portavoz anunció que el presidente estaba con neumonía leve y que la partida se aplazaba al domingo. Aunque en ese primer momento el doctor Kalil ya le recomendó reposo, recibió a una decena de ministros en su residencia el viernes por la tarde.

El viaje a China también le impidió participar en la Cumbre Iberoamericana, donde está representado por el canciller, Mauro Vieira. El mandatario tuvo una intensa agenda el miércoles y el jueves con viajes a tres estados y múltiples actos a lo largo del día. Esa gira empezó en la inauguración de una planta de energía renovable de la filial brasileña de Iberdrola donde se le vio visiblemente cansado y, para sorpresa de los presentes, no dio un discurso.

Atrasar un día el viaje a Pekín suponía perderse un encuentro de empresarios de ambos países, pero no afectaba a su reunión con Xi, prevista para el martes 28. También en la agenda, reuniones con el primer ministro, con otras autoridades y una visita a una fabrica de Huawei, una tecnológica china considerada por el Gobierno de EEUU una amenaza global.

El aplazamiento sin fecha del viaje, que incluía una parada en Emiratos Árabes Unidos a la vuelta, supone un varapalo considerable para Brasil porque las expectativas en torno a la visita a su primer socio comercial eran muchas. El sudamericano iba a viajar con una comitiva gigantesca, más de 200 empresarios, además de ministros y gobernadores. Parte de ellos están ya en China.

El intercambio comercial entre ambos países ascendió a 150.000 millones de dólares el año pasado, con unas exportaciones brasileñas que rondan los 90.000 millones (sobre todo de soja y mineral de hierro) y unas importaciones desde China de unos 60.000 millones.

Dentro de una semana se cumplen tres meses desde que el líder de la izquierda brasileña asumió el poder. Su mandato empezó con el ataque más grave a la democracia brasileña en décadas. A los siete días de su toma de posesión, las sedes de los tres poderes en Brasilia fueron violentamente asaltadas por una multitud de fanáticos bolsonaristas.

El anterior mandatario, Jair Bolsonaro, de 68 años, ha anunciado que regresa a Brasil el jueves 30, por lo que de cumplir el anuncio iba a coincidir con el presidente actual en el extranjero. Con la anulación de la visita a China, Lula estará en Brasilia si el líder de la derecha brasileña cumple esta vez su palabra. Ha anunciado que tiene el billete comprado para aterrizar en la capital brasileña ese día a primera hora. De todos modos, hasta ahora ha incumplido todos los plazos que él mismo ha ido dando. Bolsonaro está instalado en Florida (Estados Unidos) desde que su mandato terminó y perdió la inmunidad parlamentaria de la que ha disfrutado durante las tres últimas décadas.

Lula, que ganó las elecciones por la mínima, está sufriendo lo indecible para formar una mayoría parlamentaria. Esta semana aplazó hasta el regreso de China el anuncio del nuevo sistema de control del gasto público, que los mercados esperan con impaciencia. Tampoco es este el primer problema de salud que sufre desde que ganó las elecciones en octubre. En noviembre le operaron para extirparle un nódulo en la laringe.

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