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La UE propone elevar hasta 2.000 millones de euros el plan para acelerar la entrega de munición a Ucrania

Borrell quiere incentivar que los socios den obuses a Kiev con ventajosos planes de reembolso y lanzar una compra mancomunada para el país invadido y los Estados miembros

Josep Borrell y el ministro de Defensa sueco, Pal Jonsson, este miércoles en Estocolmo. Foto: CHRISTINE OLSSON (EFE) | Vídeo: EPV

Más munición y más rápido. La Comisión Europea quiere acelerar las entregas de obuses a Kiev, el reto más urgente que afronta la UE en la guerra de Ucrania, para que se defienda de la agresión rusa. Con ese fin, el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha presentado este miércoles un ambicioso plan que fomenta que los Estados miembros entreguen munición de sus propios arsenales y de pedidos pendientes en cuanto los reciban y que se haga un encargo conjunto de obuses de 155 milímetros para Kiev en un momento en que las necesidades en el frente son acuciantes.

La UE dedicará 1.000 millones de euros para esto y otros 1.000 millones más adelante para compras mancomunadas tanto para Ucrania como para que los socios de la UE rellenen sus mermados arsenales. El proyecto, que han discutido los ministros de Defensa de la UE en una reunión en Estocolmo, aún debe recibir el visto bueno final de los Veintisiete.

Además de esas dos fases, el plan —que adelantó EL PAÍS y que prevé utilizar el Fondo Europeo para la Paz—, tiene un tercer pilar, que persigue ampliar de forma permanente la capacidad de producción de la industria armamentística europea. Ucrania asegura que necesita en los frentes de batalla más munición de la que se fabrica en la Unión: unos 400.000 obuses al mes, según una carta que su ministro de Defensa, Oleksii Reznikov, ha enviado a los socios de la UE.

“Para que Ucrania gane la paz, tiene que ganar la guerra, y sus Fuerzas Armadas necesitan nuestro apoyo continuado, en particular con la entrega de munición de artillería”, ha afirmado Borrell al término de la reunión en Estocolmo, a la que seguirá un consejo formal de ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa el 20 de marzo en Bruselas, justo antes del Consejo Europeo —con los jefes de Estado y de gobierno de la UE— esa misma semana. En esa cita se espera que se tomen las decisiones definitivas para actuar. Porque la urgencia es de “semanas”, más que de meses, en palabras del jefe de la diplomacia europea, que insta a entregar más municiones y “más rápido”.

Por eso, lo más urgente es que los Estados miembros saquen de sus propias reservas nacionales o de sus pedidos ya en marcha el máximo posible de obuses de 155 (los estándares de la OTAN) y de 152 milímetros (acordes con el armamento soviético que se emplea en Ucrania) para entregar de inmediato a Kiev. La UE gastará en ello 1.000 millones de euros del Fondo Europeo para la Paz, un instrumento extrapresupuestario que, desde el comienzo de la ofensiva rusa, cubre sobre todo las donaciones de armas de los Estados miembros a Ucrania.

Lucha de artillería

No se trata de una cifra descabellada. La guerra de Rusia en Ucrania, que ha entrado en su segundo año, se ha convertido en una lucha de artillería. Un conflicto de posiciones, de desgaste, ha recordado Borrell, que consume mucha más artillería que en fases anteriores. La situación del frente, con la guerra enquistada en Donbás, la épica batalla de Bajmut y la preparación de una contraofensiva en el decisivo flanco sur, ha hecho evidente la creciente necesidad de obuses de Kiev: Rusia dispara al día una media de entre 40.000 y 50.000 proyectiles, frente a los entre 5.000 y 6.000 que lanza Ucrania, según datos que maneja la Comisión Europea y a los que ha tenido acceso EL PAÍS.

En las últimas semanas, tanto Ucrania como Rusia, no obstante, han reducido algo la intensidad por problemas de suministro. Como alternativa, el Kremlin se ha embarcado en una estrategia de lanzar grupos de asalto o brigadas de infantería para forzar a Kiev a gastar munición. Ahora se habla de obuses de gran calibre, pero los analistas y distintas fuentes de inteligencia consideran que debido a ese cambio, el próximo gran pedido será de munición algo más pequeña, para mortero.

Desde el principio del conflicto, la UE ha echado mano del Fondo para la Paz para reembolsar a los Estados miembros la munición entregada, por un valor que Borrell ha cifrado en 450 millones de euros. Hablar ahora de 1.000 millones, ha dicho el responsable de Defensa y Exteriores de la UE, es “duplicar” lo que ya se ha hecho. “No es una cifra estratosférica, es algo bastante factible”, ha defendido. Aun así, el plan de Borrell se queda corto para algunos. Estonia, uno de los países más comprometidos con Ucrania (ha desembolsado armamento valorado en un 1% de su PIB) y que más han estudiado las necesidades concretas de Kiev, afirma que se necesitarían como mínimo 4.000 millones de euros para munición.

A este paquete inmediato debe acompañarlo un plan de compra “coordinada ante la industria” a través de la Agencia Europea de Defensa (AED), en la que se haría un pedido que uniera la demanda de los países tanto para reponer sus reservas como para entregar más obuses a Ucrania. A algunos países les inquieta mucho ver sus arsenales mermados, aunque hace meses, cuando se puso el foco en la munición, la OTAN remarcó a sus aliados que pueden olvidar de momento el mandato de cumplir con los estándares de la Alianza Atlántica en cuanto a reservas.

“Mentalidad de guerra”

Según Borrell, la AED, que se encarga de promover al máximo la colaboración en materia de defensa de los Veintisiete, tiene ya un proyecto listo para usar un “procedimiento rápido” que no solo permitiría reducir el precio de las unidades, sino también el tiempo de entrega, asevera el español.

“Estamos en tiempos de guerra y tenemos que tener una mentalidad de guerra; siento decirlo, preferiría hablar de negociaciones de paz, pero por desgracia tenemos que seguir hablando de municiones, porque la guerra sigue creciendo y es lo que tenemos que hacer hoy”, ha recalcado Borrell. Ello no quiere decir, ha acotado, que no se mantenga la “puerta abierta en cualquier momento” a unas futuras negociaciones de paz. “Pero hoy hemos estado hablando de reducir tiempo y costos de entrega de munición”.

Para Bruselas, la inmediatez y el largo plazo tienen que combinarse, porque sin garantías de que podrán recomponer sus arsenales nacionales, los Estados no estarán tan dispuestos a entregar rápidamente lo que pide Ucrania. De ahí que la Comisión esté trabajando también en formas de financiar ese aumento de capacidad de la industria de armamento. Según había adelantado la víspera el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, que acompañó a Borrell a Estocolmo, es necesario promover los préstamos bancarios a estas empresas —hay 15 compañías en 11 Estados miembros capaces de producir los demandados obuses de 155 milímetros— y, también, que el propio instrumento prestatario europeo, el Banco Europeo de Inversiones (BEI), deje de lado sus tabúes para financiar material bélico y se disponga asimismo a realizar préstamos a esta industria que, subraya Bruselas, necesita garantías de que los pedidos se prolongarán en el tiempo.

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