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Bernard-Henri Lévy: “El fascismo no ha muerto, y a veces está a punto de ganar”

El intelectual francés estrena ‘Slava Ukraini’, un documental sobre la resistencia de Ucrania a la invasión rusa

Bernard-Henri Lévy posa en la productora de su última película en París.
Bernard-Henri Lévy posa en la productora de su última película en París.Bruno Arbesú
Marc Bassets

Bernard-Henri Lévy (Béni Saf, Argelia, 74 años), tantos años después, sigue igual: la eterna camisa blanca, el verbo ágil, y un inagotable motor interno que le sigue llevando los lugares en conflicto para denunciar las injusticias y cambiar la realidad. Ahora el autor de La barbarie de rostro humano y decenas de ensayos prepara el estreno de Slava Ukraini, un documental sobre la invasión rusa de Ucrania, país en el que ha pasado buena parte del último año. El veterano nuevo filósofo, el más mediático de los intelectuales franceses, no cuelga la camisa.

Pregunta. ¿Qué le lleva, a su edad, a seguir yendo a las guerras? ¿No está cansado?

Respuesta. Ni cansado ni desanimado.

P. ¿Qué le mueve?

R. Creo que solo se piensa bien en aquello que se ha visto. Quizá también tengo accesos y posibilidades de hacer cosas que otros no tienen, y sería vergonzoso no aprovecharlo.

P. Escribió usted hace un tiempo que siente “el gusto por las lejanas aventuras”. ¿No lo ha perdido?

R. No. Me gustan las tierras desconocidas, salir de mi zona de confort, respirar de modo distinto.

P. ¿De dónde viene este gusto?

R. No lo sé.

P. ¿Nunca ha pensado en ello?

R. Quizá sea porque no me parece demasiado interesante ser quien uno es. Es más interesante ser otro. Una manera de serlo es leer libros que te transportan a otro lugar. Otra es transportarse uno mismo a otro lugar.

P. ¿Qué ha encontrado en Ucrania? ¿Qué le ha atrapado?

R. El increíble coraje de esta gente. En el frío, en la oscuridad, bajo las bombas. La dignidad de estas mujeres y estos hombres. Su capacidad de resistir.

P. ¿Esto lo había visto en otros países?

R. Lo había visto con los kurdos, en Bosnia y en Sarajevo. Lo que no es frecuente es tener enfrente al segundo ejército del mundo y ser más fuerte que él. Esto no es habitual. Supone cualidades militares y morales excepcionales y admirables.

P. ¿Qué nos dice este coraje a los europeos de Barcelona, París o Madrid?

R. Que nos equivocamos al estar cansados de Europa. Ellos no lo están. Demuestran que Europa es una idea todavía viva y que se puede vivir por ella y arriesgarse a morir por ella. Para nosotros, con frecuencia, Europa es una idea abstracta, casi muerta. Ellos nos dicen lo contrario, porque luchan por Europa. Por su patria y por Europa.

P. ¿Se ha preguntado qué haríamos nosotros, europeos occidentales, si estuviésemos ante el segundo ejército del mundo?

R. Los españoles lucharon en 1936, 1937, 1938. Los franceses... fue más complicado, como sabe. Pero me hago esta pregunta cada día. No lo sé.

P. Conoce a los franceses y su estado de ánimo, ¿qué harían?

R. Me parece que Francia más bien ha aprendido las lecciones de 1940. La debacle, la cobardía, el colaboracionismo han sido pensados por Francia, finalmente, así que espero que nos comportaríamos bien. También veo que hay un partido putiniano en Francia, en la extrema derecha y la extrema izquierda, que es muy fuerte.

P. Usted ha escrito: “Ucrania ganará”. ¿Está convencido?

R. Desde el primer día. Hay una ley en la Historia: cuando, de un lado, hay un ejército y un pueblo que sabe por qué lucha, y del otro lado un ejército y un pueblo que no entiende por qué lucha, el primero gana. Cuando uno combate por una causa noble, por una idea, uno tiene más valor que cuando sabe que es carne de cañón para un tirano que le envía a que le maten por su capricho.

Bernard-Henri Lévy, durante la entrevista en Paris.
Bernard-Henri Lévy, durante la entrevista en Paris.Bruno Arbesú

P. ¿Hay que hacer más por Ucrania?

R. No solo por Ucrania, sino para que la guerra termine rápido. Por ahora hay una equivalencia de las armas, pero no basta. Si queremos que la guerra termine, uno de los dos campos tiene que ser claramente más fuerte que el otro. Por tanto, hay que suministrar más armas para que esta guerra termine cuanto antes, porque esta guerra es abominable.

P. ¿Hasta dónde ir en el suministro de armas a Ucrania? Es el debate.

R. No, no hay debate. Este tipo de guerra, guerra de agresión, guerra total, la única manera de pararla es con la capitulación del agresor. Las guerras de Napoleón, la guerra de 1914, la guerra de 1939-1945, la única manera de pararlas no era un compromiso en una mesa, sino la capitulación. Sin esto, dejaremos las condiciones para un reinicio de la guerra muy rápido. La conclusión es que hacen falta tanques Leopard, Abrams y Leclerc. Y si Zelenski pide aviones, hay que suministrarle aviones.

P. ¿Qué responde cuando se le reprochan que se crea el escritor André Malraux en la guerra de España?

R. Admiro a Malraux en la guerra de España. No diré lo contrario porque nuestra época sea pequeña y cínica. Todavía soy lo bastante juvenil como para ser capaz de admirar. Pero no significa que me crea Malraux ni que lo imite.

P. Es consciente de las críticas que le hacen, cuando, por ejemplo, se habla de la egolatría de Bernard-Henri Lévy. Va a Ucrania y hay quien se pregunta: “¿La película es sobre Ucrania o sobre Bernard-Henri Lévy?”.

R. Miren la película y el público verá que, cuando voy a Ucrania, muestro a los ucranios.

P. Pero también se le ve a usted en Ucrania: se pone en escena.

R. Muestro las condiciones del rodaje. Y, en efecto, estoy ahí. Y suscito situaciones. La honestidad impone que lo diga y lo muestre. Pero este no es el foco. Haga el cálculo de las escenas o minutos en las que se me ve. No es gran cosa. Es lo mínimo necesario para que las cartas estén encima de la mesa, para que se sepa quién está ahí, por qué, con qué compromiso, con qué subjetividad. Y soy yo. No soy un espejo objetivo. No soy periodista. Es formidable el periodismo, pero no soy yo. Yo soy un escritor, un intelectual, un filósofo.

P. ¿Lamenta haber mediado en Libia en 2011 en favor de la intervención occidental, visto el resultado?

R. No, claro que no. Visto el resultado de la no mediación en Siria, es decir el “viva la muerte” triunfante, no lo lamento. Si nosotros, los occidentales, y los árabes, no hubiésemos hecho en Libia lo que hicimos, habría dos Sirias. El resultado de la no intervención es Siria. El resultado de la intervención es Libia hoy. Compare ambas situaciones. Siria hoy y Libia hoy, y sea honesto. Aunque no sea el paraíso, es mejor ser libio que sirio, ¿eh?

P. ¿Valió la pena convencer al presidente francés Nicolas Sarkozy de intervenir?

R. Sin duda. Aunque se habría podido hacer mejor y, además, continuar, pero esto es otra cosa.

P. Usted escribió, cuando no tenía ni 30 años: “Hitler no murió en Berlín. Ganó la guerra”. ¿Lo cree aún?

R. Era un poco provocador, pero en todo caso el fascismo no ha muerto, esto es seguro, y a veces está a punto de ganar. En Francia fue por poco. Quizá era un poco enfática la frase, pero el fascismo sigue ahí. Es increíble. Tras aquella derrota histórica, esta gente debería estar cubierta de vergüenza y deshacerse en excusas hasta el fin de los tiempos. Pero no: desfilan, triunfan.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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