“Libera los Leopard”: los aliados aumentan la presión para que Alemania envíe a Ucrania sus poderosos carros de combate
Scholz teme que Rusia perciba los tanques alemanes como una agresión y resiste al apremio internacional apelando a que Berlín no debe actuar solo
Polonia, el Reino Unido, Francia… El canciller alemán, Olaf Scholz, se ve cada vez más acorralado por sus socios para tomar una decisión que no quiere tomar: permitir que los modernos carros de combate Leopard 2, de fabricación alemana, pisen suelo de Ucrania y se enfrenten a las tropas rusas en combate. Es la última línea roja del líder socialdemócrata, que con el paso de los meses ha ido cediendo a las sucesivas demandas de ayuda militar, cada vez con armamento más pesado. Berlín de momento resiste. El miedo a que el Kremlin perciba los Leopard como una agresión pesa más que las voces, cada vez más persuasivas, que le exigen que libere los Leopard (free the Leopards), la expresión que últimamente ha hecho fortuna en redes sociales.
Polonia está siendo la más tajante. Su presidente, Andrzej Duda, ha anunciado durante una visita a Ucrania esta semana que mandará “una compañía” de sus tanques alemanes (14, según la agencia Ukrinform). Eso sí, precisó que formarán parte de un paquete más amplio de ayuda militar en el marco de una coalición internacional. Esto en principio excluye que vaya a enviarlos unilateralmente o inmediatamente, pero la casi coacción a Berlín que supone el anuncio es evidente. Varsovia no podría enviar los Leopard sin permiso de Scholz, puesto que son de fabricación alemana. Como ocurre con la mayoría de productores, terceros países solo pueden reexportar armamento con su permiso explícito. Al movimiento polaco se ha sumado el británico. Londres ha anunciado que quiere enviar “tanques que cambian las reglas del juego”, en clara alusión a sus modernos carros de combate Challenger 2.
El principal argumento —o excusa, según sus críticos— de Scholz queda desactivado tras estos anuncios. El canciller siempre ha mantenido que Alemania no debe enviar carros de combate de fabricación occidental a Ucrania en solitario. Ahora, con Polonia y el Reino Unido dispuestos a hacerlo, se le acaban las coartadas. Estados Unidos además, lo vería con buenos ojos, según han publicado varios medios.
El de los tanques es un debate de alto voltaje en Alemania, especialmente espinoso porque los dos socios de Gobierno de Scholz, verdes y liberales, están a favor de enviarlos. La situación tras el órdago de Polonia es confusa. La muy criticada ministra de Defensa, Christine Lambrecht, se quitó de encima la cuestión este jueves al decir que no han recibido ninguna petición oficial de Varsovia. El portavoz del canciller parecía excluir un cambio de opinión el miércoles: “No creo que eso sea muy probable en este momento”.
Pero el vicecanciller y ministro de Economía, el verde Robert Habeck, terció el jueves para añadir desconcierto: “Alemania no debería interponerse en las decisiones de otros países para apoyar a Ucrania, independientemente de la decisión que tome Alemania”. ¿Está Habeck adelantando un futuro sí del Gobierno a la reexportación de Leopards desde Polonia? ¿O es su forma de añadir presión a Scholz dentro de la coalición? “Ambas cosas. Y con ello intenta salvar al menos un mínimo de confianza de los socios europeos en Alemania”, opina Rafael Loss, analista del think tank alemán Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR). Habeck ya abogaba por entregar armas a Ucrania en verano de 2021, cuando visitó la región de Ucrania oriental de Donbás.
“Hay diferencia entre tomar una decisión por uno mismo y evitar que otros tomen las suyas”, añadió el líder de Los Verdes. Su ministerio (Economía y Clima) es precisamente el que emite este tipo de autorizaciones. Que los Leopard lleguen a Ucrania, pero a través de terceros países, se perfilaría como una buena solución para sacudirse la responsabilidad que Rusia podría atribuir a Alemania.
Armas ofensivas
Aunque se ha hablado mucho de tanques occidentales, de momento lo único que ha llegado ―o se ha prometido enviar― al ejército ucranio son blindados más ligeros y con menor coraza, vehículos de infantería que se utilizan, por ejemplo, para transportar a las tropas. Los carros de combate son más pesados, tienen mayor potencia de fuego y ―aquí es donde radica la enorme diferencia cualitativa que supondrían― ya no se consideran armas defensivas, sino claramente ofensivas, como explica Félix Arteaga, investigador principal de seguridad y defensa del Real Instituto Elcano.
Por tanto, Berlín tiene razón cuando afirma que nadie está enviando este tipo de material a Kiev. Los equivalentes del Leopard alemán —el Abrams estadounidense, el Challenger británico o el Leclerc francés— tampoco han cruzado la frontera ucrania. Los carros de los que dispone Ucrania son de fabricación soviética, sobre todo el T-72, que proceden de los arsenales de los antiguos miembros del Pacto de Varsovia.
Scholz rompió la semana pasada su enésimo tabú al anunciar el envío de vehículos blindados de infantería alemanes, los Marder. Lo hizo, tal y como repitió su portavoz, “en estrecha coordinación con los socios internacionales”. El giro de Berlín se produjo tras una conversación telefónica con el presidente estadounidense, Joe Biden. Washington proporcionará su equivalente, el Bradley. Un día antes, el presidente francés, Emmanuel Macron, había anunciado también la entrega de sus AMX-10 RC. Han hecho falta más de 10 meses de guerra para que lleguen los primeros vehículos de infantería de fabricación occidental.
Ucrania lleva meses pidiendo desesperadamente los blindados occidentales, especialmente los Leopard 2, que podrían ayudarle a reconquistar terreno ocupado por el ejército ruso. El ministro de Exteriores ucranio, Dmitro Kuleba, está convencido de que Berlín acabará sucumbiendo a la presión. “Aunque Alemania tenga sus argumentos racionales para no hacerlo, acabará haciéndolo”, dijo a la televisión pública. La teoría de Kuleba se basa en la experiencia de lo que ha venido ocurriendo hasta ahora. De no querer enviar armas —es muy recordada, con chufla, la sorprendente contribución alemana de 5.000 cascos al inicio de la invasión—, Scholz ha ido cediendo: primero los obuses autopropulsados, después el sistema de defensa aérea IRIS-T y, más recientemente, los Marder y un sistema Patriot.
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha dado las gracias a Polonia por su oferta, pero ha destacado que los Leopard de un solo país no serán suficientes. “Estamos luchando contra miles de tanques de la Federación Rusa”, recordó. Según datos del ECFR, una docena de países cercanos a Ucrania disponen de Leopard en sus inventarios, pero no todos están operativos.
España cuenta con un centenar de Leopard que compró de segunda mano en los años noventa, pero se encuentran en un estado “lamentable”, según dijo la ministra de Defensa, Margarita Robles, el pasado verano, después de ser el primer país en ofrecérselos a Ucrania. Para el ECFR, la mejor solución consistiría en “crear una alianza y enviar de forma conjunta los tanques a Ucrania”, explica Loss.
La propuesta polaca se produce solo unos días antes de una reunión del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, el llamado formato Ramstein. Los ministros de Defensa de decenas de países occidentales acudirán a la base militar estadounidense de Ramstein, en Alemania, para hablar de las necesidades militares de Kiev. Si alguna capital anuncia el envío de los Leopard o sus homólogos, seguramente será en este escenario.
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