Kevin McCarthy, el republicano que no pudo unir a su partido
El político, el primero desde 1923 que pierde una votación para liderar la Cámara de Representantes, ansiaba desde hace años hacerse con el cargo, uno de los más importantes en la política de EE UU
Kevin McCarthy contaba hace unas semanas que Roberta, su madre, le mandaba cada semana fotografías del alto precio de la gasolina en California. La mujer, de 81 años, tardaba varios días en agotar el tanque, así que las imágenes llegaban cada miércoles a quien ha sido desde 2019 el líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes. Estas venían acompañadas de una pregunta: “¿Qué has hecho hoy para mejorar esto?”. A finales de noviembre, el legislador le respondió: “Ya casi, mamá. Solo hay que esperar al 3 de enero. Ya falta poco”.
Pero ese día no transcurrió con la gloria esperada por McCarthy, de 57 años. Entró al Capitolio sabiendo que iba a protagonizar una dura batalla. Unas horas después, el legislador por Bakersfield, un bastión republicano de 400.000 habitantes a 180 kilómetros al norte de Los Ángeles, hizo historia al convertirse en el protagonista de la primera vez desde 1923 que la mayoría de la Cámara baja de Estados Unidos no logra elegir en primera votación a su presidente. McCarthy no alcanzó la mayoría de 218 votos necesarios después de tres rondas. El motín dentro de las filas republicanas obligó a suspender la primera sesión del Congreso y postergar la votación al miércoles. Favorecidos (y sorprendidos) por el espectáculo de las guerras intestinas de sus oponentes, los demócratas llegaron a repartir palomitas de maíz entre sus legisladores.
El fiasco de McCarthy ha confirmado ante los ojos de todos la desunión que reina en el partido de Donald Trump. El expresidente fue uno de los primeros en respaldar a McCarthy, quien llegó a Washington en 2007. Lo hizo desde la noche electoral en la que no llegó la esperada ola roja republicana (el color del partido), pero bastó para dar a los conservadores el control para los próximos dos años de la Cámara baja. Si es que se ponen de acuerdo para liderarla.
La recaudación de fondos es uno de los fuertes de McCarthy. Entre agosto y octubre, visitó la mitad de Estados del país para celebrar actos en busca de dinero para políticos de perfil moderado que no secundaran las falsas acusaciones de fraude electoral que Trump esparce desde que perdió ante Joe Biden en 2020. En esos meses, el político californiano mostró que nadie como él logra que las chequeras se abran. En una sola noche de enero de 2022, obtuvo nueve millones de dólares en el hotel Trump de Washington. De acuerdo con Open Secrets, una organización independiente que sigue el dinero privado que entra a las campañas, McCarthy ha recaudado casi 118 millones de dólares desde 2016 para un centenar de candidatos. “Nadie ha trabajado más fuerte por esta mayoría que Kevin McCarthy”, aseguraba este martes Elise Stefanik, una de las congresistas republicanas de Nueva York y la encargada de presentar la candidatura de McCarthy a liderar la Cámara de Representantes.
El respaldo de Trump es uno de los activos políticos más valiosos para McCarthy. El apoyo no ha sido fácil. El legislador se vio obligado a desdecirse para seguir entre los favoritos de Trump. El 13 de enero, McCarthy afirmó en un debate que el inquilino de la Casa Blanca había sido responsable de la violencia desatada el 6 de enero de 2021, durante el asalto al Capitolio. “Debió haber denunciado inmediatamente a la turba cuando vio lo que sucedió. Se necesitaba la acción inmediata del presidente”, dijo entonces. Las grabaciones y documentos de ese día dejaron claro que McCarthy entró en pánico y estaba muy molesto con la conducta de Trump.
Debilidades
Ocho días después cambió de opinión. “No creo que haya provocado a nadie si escuchan bien lo que [Trump] dijo en el mitin”, afirmó en una conferencia de prensa. Los analistas políticos consideraron que la corrección era necesaria para mantener vivas sus esperanzas en la elección de líder de la mayoría. Para sus detractores, el giro de 180 grados refleja una de las principales debilidades del político conservador, quien es visto como blando por algunos del ala dura republicana. Desde noviembre, McCarthy ha maniobrado para hacerse con las simpatías de los integrantes del Caucus de la Libertad, un bloque de extrema derecha del partido al que pertenece Jim Jordan, quien recibió este martes 19 votos a pesar de que él mismo llamó a apoyar a McCarthy.
No es la primera vez que McCarthy intenta convertirse en presidente de la Cámara de Representantes. En 2015, el republicano John Boehner abandonó el cargo después de perder el apoyo de los herederos del Tea Party. McCarthy, entonces número dos del partido en la Cámara, levantó la mano para relevarlo. La minoría ultralibertaria lo vio con malos ojos, forzándole a retirar su candidatura y dar paso a Paul Ryan, quien había sido el candidato a vicepresidente en la candidatura presidencial de Mitt Romney.
Si McCarthy sale bien librado de esta aventura, se convertirá en el segundo en la línea sucesoria rumbo a la Casa Blanca, después de la vicepresidenta, Kamala Harris. Será también el californiano más poderoso entre los republicanos, siguiendo los pasos de Ronald Reagan, uno de sus grandes referentes. “Era un gran comunicador, pero fue elegido gracias a sus políticas”, dijo en noviembre en una reunión de votantes republicanos en Las Vegas, donde comparó a Biden con Jimmy Carter, un presidente demócrata de un solo mandato.
Antes de saltar a la política, McCarthy vivió la vida de un joven estadounidense promedio. Su padre era el subjefe de bomberos en Bakersfield, una localidad petrolera y agrícola que depende de la mano de obra de inmigrantes latinos. Su madre es ama de casa. Creció en un barrio de clase media de la ciudad y jugaba al fútbol americano en el instituto público al que asistía. Compraba coches usados en Los Ángeles que después tuneaba y volvía a vender en su ciudad. A mediados de los años ochenta ganó un premio de 5.000 dólares en la lotería estatal. Con el dinero abrió su único negocio, una tienda de sándwiches, Kevin O’s Delicatessen. El premio también le hizo más fácil su paso por Cal State, la universidad pública donde estudió.
A pesar de crecer en una familia de tendencia demócrata, McCarthy conoció hacia el final de su carrera al legislador republicano Bill Thomas, quien lo contrató como becario y después lo integró en su equipo. Thomas fue una de las figuras políticas más importantes para McCarthy, quien trabajó con él durante 15 años. De él aprendió los credos básicos que seducen a la base de votantes conservadora: un Estado pequeño, pocos impuestos y, ante todo, el libre mercado. “Dios ha bendecido a nuestro país con independencia energética, pero debemos expandirnos. No solo debemos vender a nuestros aliados, debemos vender también a nuestros adversarios para que ellos dependan de nosotros en lugar de nosotros de ellos”, afirmó McCarthy en Las Vegas ante un auditorio que lo ovacionó.
Este tipo de ideas han despertado las críticas de sus oponentes políticos. “No hay nada de sustancia en él”, dijo sobre McCarhy en octubre Nancy Pelosi, la expresidenta demócrata de la Cámara de Representantes a la que él ahora aspira a suceder. El diario Los Ángeles Times asegura que Kevin Spacey preparó su papel como Frank Underwood, protagonista de House of Cards, inspirándose en McCarthy. De fácil sonrisa y cercano con la gente, el político llegó al Congreso de California en 2002, donde se convirtió en una estrella en ascenso. Cinco años después, acudió a Washington a defender el mismo distrito electoral que ocupó su mentor, Thomas, durante 28 años. McCarthy lleva 16. Este será su año decisivo.
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