Un ministro ultra israelí visita la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, reservada al culto musulmán
El extremista Itamar Ben Gvir desafía las advertencias del movimiento palestino Hamás contra su presencia en el recinto. La Yihad Islámica avisa de la posibilidad de una nueva “intifada”
El nuevo ministro israelí de Seguridad Nacional, el extremista Itamar Ben Gvir, visitó este martes por sorpresa la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, un acto que amenaza con aumentar la tensión con la población musulmana. Su presencia en el lugar santo ha sido condenada por la Autoridad Palestina, que la ha considerado “una grave amenaza”, y por los movimientos de Hamás y de la Yihad Islámica, que han declarado estar preparados para defender la explanada y han acusado al flamante Gobierno israelí de estar contribuyendo a empeorar la situación. Estados Unidos, Francia y varios países de la región, entre los que destacan Jordania y Egipto, han criticado con dureza la acción del ministro ultra. Washington ha calificado de “inaceptable” la visita de Ben Gvir y exigido al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que respete “la preservación del statu quo de los lugares sagrados de Jerusalén”.
La Explanada de las Mezquitas, que alberga el templo de Al Aqsa, es el tercer lugar más sagrado del islam y al mismo tiempo el punto donde la tradición hebrea sitúa el antiguo templo de Jerusalén ―el Muro de las Lamentaciones está situado al pie del recinto―. Se encuentra en la Ciudad Vieja, ocupada por los israelíes en la guerra de 1967. Aunque Israel accedió a que Jordania mantuviera la autoridad religiosa sobre el recinto, desde entonces ha permitido que judíos visiten el lugar sin rezar, y la policía deja cada vez con más frecuencia que algunos grupos, sobre todo radicales, lo hagan en una esquina.
La visita a la Explanada de las Mezquitas a finales de 2000 del general y político israelí Ariel Sharon, que por entonces era líder de la oposición, se considera el desencadenante de la Segunda Intifada palestina, por lo que cualquier visita de un líder político de Israel se interpreta como una amenaza a la estabilidad y al statu quo del lugar.
Sin embargo, Ben Gvir, líder de una formación ultranacionalista integrada en la coalición que obtuvo el tercer mayor número de votos en las elecciones legislativas de Israel en septiembre, ha reiterado públicamente su voluntad de modificar la situación actual en la Explanada de las Mezquitas y permitir una mayor presencia judía, un cambio al que el primer ministro Netanyahu se niega por ahora, según la prensa israelí.
En un mensaje difundido en las redes sociales posterior a su polémica visita, Ben Gvir ha afirmado que el Monte del Templo, que es como se refieren a la Explanada de las Mezquitas los judíos, “está abierto a todo el mundo”. También ha aprovechado para lanzar un dardo a Hamás y ha asegurado que, si cree que sus amenazas le disuadirán, “que entiendan que los tiempos han cambiado” y que “hay un Gobierno en Jerusalén”.
La visita de Ben Gvir ha durado alrededor de un cuarto de hora, según ha informado la prensa israelí, y se ha producido después de que el lunes el ministro mantuviera una reunión para evaluar la situación con la policía, que le dio el visto bueno en coordinación con “escalones políticos”, tal y como ha confirmado a este medio un portavoz del cuerpo.
Ben Gvir, cuyo ministerio supervisa a la policía, ha sido condenado en el pasado por apoyo a un grupo terrorista y por incitación al racismo, se le acusa de ser un provocador. El dirigente ha protagonizado múltiples episodios similares, como liderar marchas ultras por el barrio musulmán de la Ciudad Vieja de Jerusalén y abrir una oficina en el icónico barrio palestino de Sheij Jarrah, en Jerusalén Este.
El Ministerio de Exteriores de la Autoridad Palestina ha condenado en un comunicado “el asalto” del “ministro extremista”, lo ha considerado “una provocación sin precedentes y una grave amenaza”, y ha responsabilizado a Netanyahu “de este flagrante ataque”. Hamás, por su parte, ha considerado en otro comunicado de retórica más agresiva que “los planes y amenazas” de Ben Gvir son “un presagio de la ignición de la región” y “echan leña al fuego”; ha llamado al pueblo palestino “a la movilización general” y a defender Al Aqsa “de las incursiones de los colonos [israelíes] y de su líder extremista”.
Según el statu quo vigente desde 1967 ―cuando Israel ocupó la parte este de Jerusalén―, el recinto está reservado exclusivamente al culto musulmán, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes. Por eso, el rezo judío se practica en el Muro de las Lamentaciones, y así lo aconseja el Gran Rabinato de Israel, aunque en los últimos años algunos rabinos alineados con el movimiento sionista han cambiado esa recomendación y abogan por el rezo donde se levantó el Segundo Templo, informa la agencia Efe.
Condenas internacionales
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Jordania, país que formalmente tiene la autoridad sobre el recinto, ha condenado “en los términos más enérgicos” el “asalto” a Al Aqsa, después de que la semana pasada el rey Abdalá advirtiera durante una entrevista con la cadena CNN que los lugares santos de Jerusalén constituyen una línea roja en la relación con Israel.
Egipto, que en los últimos años se ha erigido como uno de los principales mediadores entre israelíes y palestinos, sobre todo en Gaza, ha lamentado “el asalto” y ha alertado de las repercusiones negativas para la seguridad y la estabilidad en la región. El domingo, el presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, llamó a Netanyahu y subrayó la necesidad de “abstenerse de cualquier medida unilateral que pueda provocar tensiones y complicar” la situación.
Otros países de la región, como Emiratos Árabes Unidos, que normalizaron relaciones con Israel en 2020 en el marco de los Acuerdos de Abraham, así como Arabia Saudí, con quien Netanyahu espera establecer vínculos, también han condenado los hechos.
El embajador de Estados Unidos en Israel, Thomas Nides, ha declarado al sitio de noticias israelí Walla que cualquier modificación del statu quo de la Explanada de las Mezquitas es inaceptable, en una posición similar a la expresada por Francia en un breve mensaje en las redes. El ex premier israelí Yair Lapid ha afirmado en Twitter: “Esto es lo que ocurre cuando un primer ministro débil se ve obligado a confiar al hombre más irresponsable de Oriente Próximo el lugar más explosivo de Oriente Próximo”.
Más allá de la preocupación por el futuro de la Explanada de las Mezquitas que ha generado dentro y fuera de Israel el nuevo Gobierno de Netanyahu, el más derechista de la historia del país, sus socios ultras también suscitan un fuerte recelo por sus posiciones acerca de la ocupación palestina, la separación de poderes, los derechos del colectivo LGTBIQ+, y el control de facciones ultraortodoxas de instituciones estatales clave.
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