Zelenski visita el núcleo duro del frente en Ucrania mientras Putin admite que la situación es “extremadamente difícil”
El presidente ucranio desafía a Moscú en la ciudad de Bajmut, baluarte de la resistencia de su país frente a la ofensiva rusa en Donetsk
En el que probablemente sea su viaje más arriesgado en los 300 días de guerra, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha viajado a Bajmut, una ciudad en la región de Donetsk, en Donbás, donde se libran los combates más duros de todo el país. En una visita no anunciada a lo que se ha convertido en el principal y más sangriento frente de batalla y donde se combate ya en algunas calles, el líder ucranio ha desafiado a las tropas del Kremlin con su visita a puestos avanzados del Ejército, donde ha entregado condecoraciones a varios soldados. Bajmut, que, según Zelenski se ha convertido en “ruinas quemadas”, no tiene sobre el papel gran importancia geoestratégica, pero se ha convertido en una simbólica pieza tanto para Rusia —que pese a sus gravísimas pérdidas no deja de enviar equipos de asalto y que está utilizando su técnica de arrasar para conquistar— como para Ucrania, que está aguantando de manera férrea. Kiev ha informado de la visita este martes. Aunque en un primer momento no ha especificado el día exacto del desplazamiento, más tarde Zelenski ha confirmado que ocurrió este martes, según publicó en Telegram.
“Fortaleza de Bajmut. Nuestro pueblo invicto por el enemigo demuestra que aguantaremos”, ha dicho Zelenski en comentarios publicados en su canal de Telegram junto a las fotografías de la entrega de condecoraciones en puestos avanzados del ejército en la ciudad asediada, durante su visita. “No renunciaremos a lo que es nuestro”, ha añadido el líder ucranio. Las imágenes muestran a Zelenski en el interior de los puestos avanzados. Una gran diferencia con otras de sus visitas a puntos como Jersón o Izium, en las que se ha paseado por las calles tras la liberación y ha izado la bandera ucrania. “El este [de Ucrania] resiste porque Bajmut está luchando”, apuntó el presidente.
La visita de Zelenski, otro intento más de subir la moral de unas tropas que en las últimas semanas han sufrido allí importantes pérdidas, se produce cuando su Gobierno ha alertado de que Rusia podría estar preparándose para otra ofensiva a principios de 2023 y solo un día después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, visitase Bielorrusia ayer. Allí habló de “un espacio de defensa común”, junto al líder autoritario Aleksandr Lukashenko.
Este martes, en un raro reconocimiento de la realidad de la contienda, Putin, que acumula importantes reveses en el campo de batalla, ha asegurado que la situación en las regiones ucranias que se ha anexionado ilegalmente —partes de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón— es “extremadamente difícil”. Sus palabras pueden ser un adelanto de lo que puede llegar a los territorios ocupados, donde el jefe del Kremlin dijo que reforzaría el control.
En un mensaje en vídeo, Putin pidió a sus servicios de seguridad que se esfuercen para acabar con las “actividades de los servicios especiales extranjeros” y para identificar a “traidores, espías y agitadores” y aseguró que enviaría más equipos a las que llamó “nuevas regiones rusas”. En las últimas semanas, mientras el ejército ucranio trata de seguir empujando hacia abajo su contraofensiva en el sureste del país, Moscú ha trasladado más equipos de antidisturbios a la ciudad de Mariúpol, en el mar de Azov.
Rusia ha experimentado en su territorio también algunos ataques e incidentes. Este martes, coincidiendo con el día dedicado a los empleados de las agencias de inteligencia, Putin ha insistido en que las agencias de espionaje rusas, especialmente el FSB (servicio heredero del KGB soviético) deben mantener bajo “control constante” los lugares públicos y de reunión del país y también las instalaciones estratégicas, la infraestructura de transporte y energía.
En Bajmut, asolada por los constantes bombardeos rusos, más intensos si cabe en las últimas semanas, Zelenski ha visitado posiciones avanzadas y ha condecorado a varios soldados, según ha informado su portavoz, Serguéi Nikiforov, que no ha especificado cuándo ha sido la visita y de la que solo se ha informado cuando el líder ucranio ya había abandonado la ciudad. En Bajmut —en la que antes de la invasión a gran escala vivían entre 70.000 y 80.000 personas en sus barrios de estilo soviético, cuajados de parques— quedan ahora solo unos 10.000 habitantes, según datos de la Administración regional. La ciudad se ha convertido ahora, ha dicho Zelenski, en “ruinas quemadas”.
Atacada constantemente desde el pasado agosto, la ciudad está ahora ribeteada en algunos puntos de trincheras y barricadas dispuestas por el ejército ucranio para resistir a la ofensiva rusa. Kiev ha tratado de convertir Bajmut en una suerte de fortaleza. Pero a las tropas del Kremlin y el concierto constante de los misiles y drones, se han sumado en las últimas semanas pequeños grupos de mercenarios de la compañía rusa Wagner.
Con los primeros compases de la invasión y los ataques a Kramatorsk, en primavera, Bajmut se convirtió en la capital militar oficiosa de Donbás. Sobre el mapa no tiene gran valor estratégico, pero su captura, dicen los analistas, podría suponer un trampolín para Rusia, que busca una lanzadera para avanzar hacia Sloviansk y Kramatorsk. Su captura privaría, además, al ejército ucranio de una importante vía logística.
Mientras sus tropas asedian Bajmut y otros puntos del este y atacan sin tregua la infraestructura civil y energética de Ucrania con un rosario de misiles y enjambres de drones bomba, Putin ha emprendido una campaña de apariciones públicas muy alejadas de las que realiza Zelenski, en las que transmite cercanía a sus tropas. La semana pasada, el presidente ruso visitó un puesto avanzado de su ejército sin especificar, según el Kremin. El lunes viajó a Minsk, y este martes ha entregado condecoraciones a los jefes que ha impuesto en las regiones ucranias que se ha anexionado por decreto.
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