Los soldados ucranios entran en Jersón mientras Rusia da por concluida su retirada
Las tropas rusas vuelan antes de replegarse el principal puente de acceso a esta ciudad clave en el curso de la guerra
La bandera ucrania ondea ya en la sede de la Administración regional de Jersón, una ciudad cuya recuperación por parte de las fuerzas de Kiev marca un hito en la guerra. La retirada de las tropas rusas se ha producido en apenas día y medio después de que fuera anunciada por su alto mando. “A las cinco de la mañana, hora de Moscú, fue completado el trasvase de tropas rusas a la orilla izquierda del río Dniéper”, ha anunciado el Ministerio de Defensa ruso. La salida, anticipada por Moscú, representa un importante revés para la estrategia de Rusia, que pierde la única capital regional que había ocupado desde el inicio de la invasión, el pasado 24 de febrero. Jersón, el punto más occidental al que habían llegado las fuerzas del Kremlin, se convierte así en un símbolo del avance de la contraofensiva ucrania.
El presidente ucranio, Volodimir Zelenski, celebró ese logro. “Hoy es un día histórico. Estamos regresando a Jersón. A partir de ahora, nuestros defensores están en los accesos a la ciudad, pero las unidades especiales ya están en la ciudad”, celebró en su mensaje diario. El dirigente matizó que la ciudad “aún no está completamente limpia de la presencia del enemigo” y ensalzó a los ciudadanos que “ya están eliminando los símbolos rusos de las calles y edificios y cualquier rastro de la estancia de los ocupantes en Jerson”. Imágenes difundidas en redes sociales muestran a ciudadanos retirando marcas institucionales rusas y sustituyéndolas por las ucranias.
Moscú asegura haber evacuado a unos 30.000 militares y unos 5.000 vehículos, además de otros armamentos, en la salida de la ciudad. “No quedó atrás ni una sola unidad ni pieza militar”, señaló el Ministerio de Defensa en un comunicado. Ucrania niega esa evacuación militar completa al sostener que la mitad del contingente ruso ha quedado atrapada en la ciudad. Se trata de unos 20.000 militares rusos, según el departamento de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucranio.
Pocas horas después de que los últimos soldados rusos cruzasen a pie hacia su nueva línea de defensa, en la orilla oriental del río Dniéper, la ciudad se llenaba de banderas ucranias y alguna de la Unión Europea, según las imágenes que empezaron a circular en las redes sociales. Los primeros soldados ucranios no tardaron en desfilar por las calles de la ciudad y fueron recibidos con vítores de sus habitantes, según diferentes imágenes de vídeo verificadas por la agencia Reuters. “Jersón vuelve al control ucraniano, unidades de las fuerzas armadas ucranianas están entrando en la ciudad”, confirmaba el Ministerio de Defensa ucranio, que llamó a los militares rusos que siguieran en la zona a “rendirse inmediatamente”, informó la agencia France Presse.
En paralelo, los canales rusos de Telegram mostraban la voladura de puentes sobre el río e imágenes del repliegue durante estos días, como el paso lento sobre un pontón de una columna que cruzaba el río Dniéper a través de la niebla de la mañana. El conteo de víctimas del repliegue, producido entre intensos intercambios de artillería por ambos lados, no está claro, aunque el alto mando ruso afirma que su planificación, que sembró de minas toda la zona, “impidió la pérdida de personal, armamento y suministros del grupo militar”.
El Ministerio de Defensa ruso anunció la retirada el miércoles por la tarde. En la grabación de la reunión donde los generales tomaron esta impopular decisión no aparecía el supremo comandante en jefe de las fuerzas armadas rusas y presidente del país, Vladímir Putin. Al ser preguntado si este repliegue ha sido humillante para el mandatario, su portavoz, Dmitri Peskov, se ha limitado a responder que “no” a la prensa rusa.
Desde hace semanas había indicios de una posible marcha de la ciudad. Las autoridades militares impuestas en la zona por el Kremlin insistieron en que los habitantes de la ciudad debían irse, y la bandera rusa dejó de ondear en varios edificios públicos hace días. No obstante, el ministro de Defensa ucranio, Oleksi Reznikov, estimó que un repliegue organizado de los rusos duraría como mínimo una semana.
La retirada no fue fácil. El Ministerio de Defensa ruso declaró: “El enemigo intentó interrumpir durante la noche el transporte de civiles y tropas. Los cruces del río Dniéper fueron alcanzados cinco veces por misiles del sistema estadounidense de lanzamiento múltiple Himars”. Las autoridades militares rusas añadieron que su fuego de artillería, los ataques aéreos y las minas lograron “detener a las unidades de las Fuerzas Armadas de Ucrania a una distancia de entre 30 y 40 kilómetros del cruce sobre el río”.
El repliegue se completó con la detonación del puente Antonov y de su puente auxiliar, de los únicos pasos que quedaban en pie en el río Dniéper a su paso por la provincia de Jersón. El otro, que se mantiene funcional, es el puente de la ciudad de Nova Kajovka, donde las tropas invasoras también están retirándose. En su retirada, los rusos también han causado importantes daños a la presa de Nova Kajovka, según informó la empresa estadounidense de imágenes por satélite Maxar. Varias secciones de la parte norte y las compuertas de la presa, a unos 70 kilómetros al noreste de Jersón, han sido “destruidas deliberadamente”, afirmó.
Tres militares de unidades de élite rusa, Alexánder Jarchenko, Serguéi Shilov y Evgueni Malésnikov, relataron en Telegram sus últimos momentos en Jersón. Según sus testimonios, una brigada paracaidista aseguró el perímetro bajo un constante fuego de artillería y misiles ucranios, sobre todo de munición de precisión Himars, según sus palabras, que habría sido repelida por los sistemas antiaéreos.
Siete muertos en Mikolaiv
Las avanzadillas de infantería táctica ucrania liberaron en 24 horas los últimos pueblos de la provincia de Mikolaiv y se situaron a 10 kilómetros de Jersón ante la retirada rusa; al mediodía de este viernes, algunos habitantes del centro de la ciudad ya empezaron a compartir imágenes de la llegada de los primeros soldados ucranios.
Serhi Bratchuk, portavoz del Gobierno militar de Odesa, aseguraba que las tropas ucranias habían liberado Jersón y tomado el control de la ciudad. En un mensaje emitido por Telegram, Bratchuk ofreció imágenes de la avanzadilla de infantería ucrania desfilando por el centro del municipio entre gritos de alegría de la población. El vídeo muestra una avenida cercana al río Dniéper. En la otra orilla, a poco más de un kilómetro, se han reforzado las defensas rusas en lo que ya es el nuevo frente de guerra.
Fuentes del alto mando de Kiev para el frente sur aseguraron la víspera que esperaban que Rusia golpeara Jersón con un bombardeo intenso en el mismo momento en el que entraran las tropas ucranias. En cualquier caso, los ataques rusos no han cesado en la región: la noche del jueves, un misil ruso destruyó un edificio de viviendas en Mikolaiv y acabó con la vida de siete civiles. El armamento usado fue un misil S-300, munición de defensa aérea que Rusia ha reconvertido para golpear objetivos terrestres. Los servicios de inteligencia ucranios aseguran que el nuevo uso de estos cohetes demuestra que el arsenal de misiles de Moscú está al límite.
El abandono de Jersón también ha provocado preocupación en la administración militar rusa impuesta en la provincia de Zaporiyia, al noreste de Jersón. “La evacuación de los civiles no se contempla en estos momentos, pero en caso de riesgo la población puede ser reubicada”, ha advertido el gobernador impuesto por el Kremlin en la zona, Yevgueni Balitski. “Si hay bombardeos en la línea del frente y se asocia con una mayor amenaza para las vidas humanas, se tomarán medidas”, ha indicado como señal para el desalojo de la población ucrania.
En cualquier caso, el Kremlin recalca que no renunciará a la región de Jersón pese a su retirada. El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, ha subrayado este viernes: “La provincia es un sujeto de la Federación de Rusia. Esto está fijado y definido por la ley y no hay ni puede haber ningún cambio”.
No obstante, tanto Peskov como el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, volvieron a insistir en que Moscú quiere sentarse en la mesa de negociaciones. “Puedo confirmar nuestra posición: estamos abiertos al diálogo, sin condiciones previas”, afirmó el diplomático.
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